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Por Paco Nadal

Vídeo | Las cinco recomendaciones de Paco Nadal: los enclaves naturales más brutales

La Patagonia, la Antártida, el desierto de Namibia, Groenlandia y la Isla Sur de Nueva Zelanda son los lugares de la Tierra que más fascinan por sus paisajes

Un barco recorre el Milford Sound, un fiordo situado en el suroeste de la Isla Sur de Nueva Zelanda.Foto: Taras Vyshnya (Alamy Stock Photo) | Vídeo: Paco Nadal / Ida Plaza

A pesar de que los humanos han alcanzado, dominado y dejado su impronta en la mayoría de los lugares más salvajes y recónditos del planeta, aún quedan algunos rincones que podrían calificarse como tierras vírgenes. Enclaves en los que la esencia de la naturaleza sigue prácticamente intacta, y la presencia de personas es prácticamente anecdótica. La Patagonia, la Antártida, el desierto de Namibia, Groenlandia y la Isla Sur de Nueva Zelanda, poseen, de momento, una magia salvaje. Los cinco son cinco lugares que despliegan una naturaleza tan brutal que es imposible que no enamoren a cualquiera que ponga un pie en ellas.

  • La Patagonia, el más austral de los rincones vírgenes del continente americano. Distribuida entre Chile y Argentina, este lugar, sin límites, aislado e interminable, es pura naturaleza misteriosa para extraviarse. Casi un millón de kilómetros cuadrados entre glaciares, bosques y ríos que son un obstáculo formidable para cualquier intento de expansión humana.
  • La Antártida, el continente más salvaje. Con millones de kilómetros cuadrados de nieve, hielo y roca, este lugar es la única porción del planeta Tierra que no pertenece a nadie. De una belleza infinita, el llamado continente helado, rodeado por el océano Antártico y al sur del Círculo Polar Antártico, ofrece posibilidades de viaje especialmente en primavera gracias a los exploradores que se han atrevido a adentrarse en este universo. Es el viaje de los viajes.
  • Namibia, el país africano más atípico. Los desiertos más bellos y más antiguos de la Tierra (se calcula que existían hace 65 millones de años) se encuentran en este país que ofrece paisajes desnudos sacados de otro planeta. Destacan sus dunas gigantes —de unos 300 metros de altitud y de un intenso color rojo—, una sabana por la que se mueven tribus singulares como los himba, y los grandes mamíferos de la fauna africana. En Namibia también se encuentran los petroglifos de Twyfelfontein, tallados hace más de 6.000 años.
  • Groenlandia, un desierto blanco en peligro de desaparición. La segunda mayor extensión de hielo de la Tierra, después de la Antártida —2.400 kilómetros de largo, unos 1.100 de ancho y más de dos de espesor—, cuya mención evoca imágenes de aventura, lejanía y frío, no es ni tan lejano ni tan extremo como la mayoría de la gente piensa. “Un gigantesco cubito de hielo que se mantiene a sí mismo”, así definió Ramón Larramendi, el mejor explorador ártico español, este lugar donde solo viven 56.000 personas y que, por desgracia, se está derritiendo a marchas forzadas por el calentamiento del planeta.
  • La Isla Sur de Nueva Zelanda, una joya natural. En la más meridional de las islas del país oceánico, la naturaleza es la gran protagonista. Cimas nevadas de los llamados “Alpes neozelandeses”, fiordos como el Milford Sound, glaciares como el Franz Josef, bosques húmedos con aire escocés, las playas de Otago, pingüinos, albatros reales y el parque nacional de Fiordland. Este lugar enamora a cualquier amante de los viajes entre naturaleza.

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