El coqueto refugio de verano de los mallorquines se llama Colònia de Sant Jordi

En este antiguo puerto de pescadores esperan inmejorables playas como Es Trenc, una buena y variada oferta de restaurantes y alojamientos y la esencia de la vida pausada

Vista de la Colònia de Sant Jordi, perteneciente al municipios de Ses Salines (Mallorca).Ayuntamiento Ses Salines

Con la llegada del verano, muchos mallorquines deciden quedarse en la isla disfrutando de sus casas de veraneo en aquellos lugares que no están demasiado lejos de su residencia principal, pero donde hay playa y se respira un ambiente más pausado. La Colònia de Sant Jordi es uno de los sitios más elegidos para ello. Esta localidad sureña de no más de 2.600 habitantes pertenece al municipios de Ses Salines, uno de los puntos más remotos y con más encanto de la isla...

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Con la llegada del verano, muchos mallorquines deciden quedarse en la isla disfrutando de sus casas de veraneo en aquellos lugares que no están demasiado lejos de su residencia principal, pero donde hay playa y se respira un ambiente más pausado. La Colònia de Sant Jordi es uno de los sitios más elegidos para ello. Esta localidad sureña de no más de 2.600 habitantes pertenece al municipios de Ses Salines, uno de los puntos más remotos y con más encanto de la isla balear, cuyo nombre proviene de las salinas que se encuentran aquí.

La Colònia de Sant Jordi nació como un pequeño puerto de pescadores y actualmente es una de las zonas más conocidas por los mallorquines, quienes bien saben que aquí están las mejores playas de suave arena blanca rodeadas de vegetación, como Es Trenc, de las más largas de la isla (tiene siete kilómetros), y que nada tiene que envidiar a las aguas azules del Caribe.

En este enclave hay un sin fin de actividades que hacer. Aquí se encuentra un puerto deportivo desde donde todos los días parten excursiones a Cabrera para visitar el parque nacional marítimo de esta isla, prácticamente desierta, que está a poco más de media hora de la costa mallorquina y que sorprende en cada incursión. La compañía Excursions a Cabrera realiza este recorrido desde hace más de 50 años, permitiendo conocer sus 450 especies botánicas y unos 200 tipos de peces que componen el archipiélago. Aquí se puede disfrutar de pequeñas playas prácticamente vacías y visitar al castillo que permite contemplar el entorno desde las alturas. Uno de los momentos más especiales es la parada en la cueva Azul, una pequeña gruta excavada por el mar en la roca calcárea, de seis metros de altura en la entrada y hasta 20 metros en el interior. Durante la tarde, los rayos del sol la iluminan produciendo un espectáculo de efectos de luz y color de tonalidades azul intenso que son difíciles de olvidar.

Una barca frente a la isla de Cabrera.

Ses Salines y la Colònia de Sant Jordi permiten practicar numerosas actividades acuáticas, como el esnórkel y el buceo, o la navegación por sus calas y playas más conocidas: cala Marmols, Es Carbó o la mencionada Es Trenc. Además, cada miércoles se celebra en la localidad, de 16.00 a 22.00, un mercado en la céntrica avenida Primavera, donde muchos residentes y visitantes se acercan a los diferentes puestos para adquirir productos textiles, pulseras y regalos a la caída del sol.

Vista de la playa mallorquina de Es Trenc.

Como la Colònia es un lugar frecuentado por muchos mallorquines, el lugar ofrece restaurantes de gran calidad donde encontrar muchas propuestas de la gastronomía local, como pescados, arroces y carnes frescas. Los puntos más conocidos se encuentran en la misma avenida Primavera, el Carrer Gabriel Roca, junto al puerto, o cercanos a las playas. En sus refrescantes terrazas se disfruta de los mágicos atardeceres mallorquines.

El chef Pablo Tomás, del restaurante Salicornia, en la Colònia de Sant Jordi.Alejandro Moneo (Moneo Moneo)

El restaurante Salicornia (Carrer Gabriel Roca, s/n) es una de las mejores opciones de la zona. Ubicado en la planta baja del hotel Honucai, de Gallery Hoteles, con entrada desde el paseo marítimo, es un local referente en pescado, enlazando el producto de la isla. Aquí se degustan recetas autóctonas reversionadas por el chef Pablo Tomás, quien ha pasado por los fogones de restaurantes de renombre como El Drolma o ElBulli. El restaurante debe su nombre a la planta salicornia, que crece en las salinas de la isla de Mallorca y se utiliza como aderezo. En la sexta planta del mismo alojamiento encontramos The Top, una terraza con piscina y bar donde dejarse llevar por una propuesta más fresca: una gastronomía de contraste que reinventa la parrilla japonesa y la trabaja con productos locales. A su vez, ofrece un Raw Bar con cocina sin fuego, para maridar con un buen cóctel, con vistas al Mediterráneo y música en directo los fines de semana.

El restaurante Cassai Beach House (Carrer Major, 21) es un lugar perfecto para cualquier día de verano, ya sea de día o de noche. Es una casa antigua de pescadores a pie de playa convertida en un local moderno, de techos altos, accesorios marineros y telas mallorquinas azules. El espacio ha sido diseñado por su propietaria, Catalina Socias, y tiene una pequeña tienda donde comprar productos de decoración, ropa y complementos. Su amplia carta incluye tapas, ensaladas, carnes, pescados frescos, arroces y pastas. Socias es dueña de otro restaurante en el pueblo de Ses Salines, también diseñado al detalle, con otra línea de color. Si su restaurante beach sigue las tonalidades azules, en Cassai Grand Café & Restaurant reina el verde.

El restaurante 5 Illes Beach & Sunset, junto a la playa dels Estanys (Mallorca).

A pie de la playa dels Estanys encontramos el restaurante 5 Illes Beach & Sunset, donde disfrutar de las aguas azul turquesa, la arena, el salitre y una amplia propuesta gastronómica en uno de los mejores arenales, en pleno parque natural d’Es Trenc. Ofrecen una amplia selección de paellas, fideuá o arroz meloso elaborados con producto local. Bajo encargo, se puede elegir también caldereta de bogavante, gamba roja y langosta; o el gallo de San Pedro, uno de los principales pescados de Mallorca.

Otro de los lugares que no se puede dejar de conocer en la Colònia de Sant Jordi es el Restaurant Sal de Cocó (Moll de, Carrer Pescadors, s/n). Su local tiene vistas al puerto, y se puede comer tanto en la terraza como en un agradable comedor interior, decorado de manera muy cálida, con mobiliario blanco de madera y detalles de colores vivos. La carta es de lo más variada: hay diferentes opciones de cocas, croquetas, ensaladas, tartares, huevos, arroces, carnes y productos del mar.

Terraza del hotel Honucai, con vistas al puerto de la Colònia de Sant Jordi.ALEJANDRO MONEO (MoneoMoneo)

Igual de importante que el lugar donde comer, es elegir alojamiento. La Colònia de Sant Jordi y Ses Salines ofrecen todo tipo de alojamientos donde sentir el veraneo mallorquín. El hotel Honucai es uno de los que tienen una mejor ubicación, ya que ofrece el privilegio de dormir en primera línea de mar, en el puerto, que tiene actividad por la noche, y cerca de la playa, para pasar el día. Su nombre proviene del hawaiano honukai (tortuga de mar), cuyo nombre rinde homenaje a la tortuga autóctona que está recuperando la isla.

El hotel rural es Turó es propiedad del Grupo Cassai. Una finca de piedra de estilo mallorquín, diseñado por Socias, con una piscina infinita y spa. Está situada a 2,5 kilómetros del pueblo de Ses Salines y a pocos minutos en coche de las mejores playas. Sus habitaciones son acogedoras y espaciosas, todas ellas con vistas exteriores. Más recientemente, el mismo grupo abrió el apartahotel Villa Piccola, un alojamiento con jardín, piscina y bonitas camas balinesas que añaden frescura gracias a su estampado a rayas blancas y rojas. Se encuentra cerca de las playas D’es Molí de S’estany y D’es Coti, en este bonito y refrescante rincón mallorquín.

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