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20 muelles que merecen un paseo

Los puertos son lugares de encuentro, despedidas e intercambio. Y la seña de identidad de esta veintena de ciudades

Nueva York ha sido el puerto deseado por millones de emigrantes europeos durante varios siglos, que ansiaban establecer un nuevo hogar donde poder vivir el sueño americano. Hoy muchos de estos muelles se han reconvertido en parques y espacios públicos, en ventanas y miradores sobre el río Hudson. Por ejemplo, el Muelle 25, el más largo de la zona oeste de Manhattan, ha sido transformado en un parque público desde el que se puede ver el atardecer más espectacular con los rascacielos de Nueva Jersey de fondo. Aquí se puede encontrar desde campos de minigolf hasta áreas de juego para niños y también realizar paseos muy agradables. Pero lo mejor, sin duda, son las vistas inolvidables.Cavan Images (GETTY IMAGES)
Uno de los encantos que tiene Boston es su situación geográfica, junto al mar y en la desembocadura de los ríos Charles y Mystic. Y su antiguo puerto, el Seaport, es una de sus mejores zonas para comer, cenar o incluso bailar con vistas al océano. Los antiguos muelles, abandonados durante años, han sido completamente remodelados y se han convertido en un gran atractivo turístico, con tiendas restaurantes e incluso un interesante museo de arte contemporáneo, todo rodeado de rascacielos donde se instalan las startups tecnológicas y en uno de los rincones con más historia de Estados Unidos.Prasit photo (GETTY IMAGES)
Cuando se creó en Buenos Aires este puerto fue polémico y cuestionado: al tratarse de una zona costera baja y pantanosa, no parecía el mejor lugar para descargar la carga de los barcos. Cumplió esa función, pero solo durante unos años. Hace tres décadas renacía de nuevo transformado en una zona exclusiva con torres construidas sobre terrenos ganados al río, restaurantes de moda y almacenes portuarios reconvertidos en viviendas de lujo y galerías de arte de vanguardia. Hoy todos pasean o visitan Puerto Madero. Es el símbolo de la ciudad renovada.Grafissimo (GETTY IMAGES)
Los primeros que llegaron hasta este remotísimo lugar fuero soldados ingleses y presidiarios, en el siglo XVIII. Y lo que se encontraron fue una espectacular bahía, Sídney. En su vieja zona portuaria hoy hay tiendas, hoteles y galerías de arte instaladas en los antiguos almacenes. Y por The Quay, el muelle junto al puerto, se pasean los turistas en busca de las mejores fotos del puente, la bahía y la icónica Ópera de Sídney, con su forma de navío de vidrio y porcelana alzándose en medio de las aguas.Rudy Balasko (GETTY IMAGES)
Es muy posible que, desde su construcción en el siglo XVII, el vibrante puerto de Copenhague no haya conocido una noche tranquila: donde antaño pululaban comerciantes trotamundos, hoy se toman cervezas y cafés tanto lugareños como turistas. También es muy inspirador el animado ajetreo que reina ante las coloridas fachadas: el escritor Hans Christian Andersen (1805-1875), quien vivió durante años en diversas casas junto al muelle, escribió aquí muchos de sus famosos cuentos. En la foto, una corredora atraviesa las casas de colores de Nyhavn, en el casco viejo de la capital danesa.Witthaya Prasongsin (GETTY IMAGES)
La vida de la capital sueca se expande por 14 islas. Esta ciudad portuaria dispone de nada menos que 20 kilómetros de muelles, pero no llaman la atención al estar repartidos entre diversas bahías. También tiene su propia isla el casco viejo, Gamla Stan. Se trata de la isla de Stadsholmen (en la foto), desde la que pueden verse atracar los cruceros en el muelle de Stadsgården.Lingxiao Xie (GETTY IMAGES)
Al atardecer, las coloridas fachadas de las casas del barrio de Bryggen, asomadas al puerto de la ciudad noruega de Bergen, parecen una colorida procesión de farolillos, especialmente cuando las montañas a sus espaldas se cubren de nieve. Las luces de los restaurantes populares y las tabernas se reflejan, a su vez, en las tranquilas aguas. Entran ganas de quedarse en este sitio y pedir otro vasito de aquavit (una bebida destilada escandinava con un 40% de alcohol). Desde aquí zarpan los barcos de la linea Hurtigruten que llevan a los turistas por los majestuosos fiordos. Tampoco hay que olvidar que Bergen es la ciudad europea mas pluviosa: 250 son los dias que llueve cada año, muchas veces, a cantaros.Westend61 (GETTY IMAGES)
Turku, a orillas del río Aura y junto al mar del Archipiélago, en la costa suroeste de Finlandia, fue la ciudad más importante del país nórdico durante casi 600 años. Prueba de ello siguen dando el majestuoso castillo cercano al puerto y la vieja catedral. Pero Turku también sabe ser moderno, como demuestran un calendario repleto de eventos y un montón de buenos restaurantes.Allan Baxter (GETTY IMAGES)
Ir navegando a bordo del propio hotel hasta las atracciones turísticas causa una honda impresión en esta ciudad estonia de apenas 400.000 habitantes donde la luz es protagonista porque aparece y desaparece a su antojo (caprichos del clima báltico), proporcionando juegos cromáticos con sus edificios, ya sean medievales o contemporáneos. El puerto de Tallin está tan cerca del maravilloso casco viejo medieval, protegido por la Unesco, un dédalo de torretas, agujas y callejas sinuosas de los siglos XIV y XV, que los cruceristas pueden peregrinar a pie hasta la vieja Reval, antiguo nombre germánico de esta ciudad báltica. El puerto es bullicioso: cada año atracan más de 350 cruceros.ssiltane (GETTY IMAGES)
Lo importante era el tamaño: Pedro el Grande (1672-1725) quería una nueva capital de grandeza inigualable, que mirase a Europa y tuviera acceso al mar. El propio zar se ocupó, a comienzos del siglo XVIII, de erigir esta pomposa metrópolis a orillas del Neva. Las vistas son imponentes sobre todo cuando, de noche, los puentes del río se abren para dejar pasar a los barcos.Evgeniy Garkusha (GETTY IMAGES)
El éxito del tercer puerto más grande de Europa, tras Róterdam y Amberes, se basa en un engaño: el documento que concede a los hamburgueses privilegios aduaneros y de otro tipo desde el 7 de mayo de 1189 era una falsificación de taimados comerciantes. Les salió bien: Hamburgo es una perla en la cadena costera de Europa y un periplo por esta ciudad hanseática es toda una experiencia.bluejayphoto (GETTY IMAGES)
Esta hermosa y antigua ciudad, fundada en 1357 y situada en una lengua de tierra del lago de Marken, fue cuna de descubridores y marinos de primer nivel. Aquí nació, en 1580, Willem Cornelisz Schouten, quien, entre otros descubrimientos, dio el nombre de su ciudad natal al famoso cabo de Hornos. La impresionante historia de esta ciudad portuaria, con sus buenos museos y su espectacular puerto, se disfruta hoy en día entre cafés con terraza, restaurantes y curiosas tiendas.GETTY IMAGES
Este puerto, el más antiguo de Polonia, tiene mil años. Marcan su historia las aguas del mar Báltico y las del río Vístula: comercio con ámbar, ciudad hanseática, el emporio más próspero de estos lares… Especialmente hermosas se presentan esta urbe y su bahía durante el Baltic Sail, un festival marítimo que se celebra todos los años a principios de julio y donde se pueden admirar los veleros que visitan la ciudad. Aquí empezó, en 1939, la II Guerra Mundial, y también fue donde nació el sindicato Solidaridad liderado por Lech Walesa. Su casco histórico de inspiración flamenca, reconstruido tras su total destrucción en 1945, es maravilloso.Hemis (ALAMY)
Cuando una ciudad se convierte en el mayor puerto comercial de su país a menudo acaba por ser reducida a un simple puerto, y condenada a ser punto de tránsito y a ver pasar de largo a los visitantes. Sin embargo, Burgas, en la bahía homónima del mar Negro, ofrece una bonita playa poco visitada, un agradable centro urbano y un frondoso parque llamado Jardín del Mar. Es el punto de partida perfecto para descubrir la costa búlgara. En la imagen, vsta aérea sobre el mar Negro del puerto deportivo y el muelle de piedra, al atardecer.Todor Stoyanov (ALAMY)
El hecho de que Génova esté en la rodilla de la bota italiana –rodilla en latín es genu– la predestinaba a ser un puerto importante, y la historia de la capital de la región de Liguria sigue leyéndose en las fachadas de sus estrechas callejas. El gran puerto conserva su bullicio: desde aquí salen barcos de pasajeros hacia Córcega, Túnez y Barcelona, entre otros destinos turísticos del Mediterráneo. La vida de la ciudad, desde sus orígenes, ha estado unida a sus muelles y a las actividades marineras que fueron el principal eje y sustento de la Serenísima República de Génova, estado independiente entre los siglos XI y finales del XVIII.MASSIMO SCARSELLETTA (GETTY IMAGES)
Porto Azzurro, Puerto Azul en italiano, es, en realidad, un invento de astutos estrategas del marketing. Y es que el pintoresco puerto de la isla de Elba se conocía como Porto Longone hasta 1947. Pero como dicho nombre estaba asociado a la gigantesca cárcel del Forte San Giacomo, de 350 años, decidieron concederle uno más romántico. El plan funcionó: hoy Porto Azzurro es un lugar lisa y llanamente idílico. Desde la piazza Matteotti, degustando un refrescante 'spritz', las oscilantes barcas de pescadores y los yates de lujo se dejan contar maravillosamente.Stefano Valeri (ALAMY)
Cruceros enormes surcan a diario la bahía del Gran Puerto de La Valeta, la capital de Malta, en dirección a la terminal, desde donde los cruceristas se dirigen a explorar el casco antiguo, en lo alto de la colina, donde se concentran las construcciones barrocas, con elementos del Renacimiento y neoclásicos, que dan carácter a esta urbe destruida parcialmente durante la II Guerra Mundial y declarada patrimonio mundial en 1980. Contemplada desde la zona vieja, se aprecia cómo La Valeta está rodeada de un sistema de fortificaciones que, en 1570, la convirtió en la ciudad mejor protegida del mundo. Abajo, en el puerto, el turismo ha terminado por sustituir a la pesca.© Allard Schager (GETTY IMAGES)
Quien llega en ferri al puerto de La Canea se pregunta si el barco no habrá cruzado una frontera temporal invisible. Aquí dominan monumentos venecianos y otomanos; por el pintoresco casco antiguo serpentean angostas callejuelas empedradas, y en el puerto sigue luciendo la antorcha del faro viejo. De modo que mejor sincronizar el reloj interior y sentarse a tomar un cóctel en uno de los acogedores bares del puerto.Charles O'Rear (GETTY IMAGES)
La hermosísima bahía de Kotor (en la foto) parece que estuviera en los fiordos escandinavos. Igual que ocurre con Venecia (Italia) y Dubrovnik (Croacia), el puerto montenegrino de Kotor, cuyo amparo natural ya buscaban en la Antigüedad los griegos, se ha convertido en una especie de maldición: cada vez más cruceros atracan en el muelle que hay justo delante del pintoresco casco antiguo. La imagen de la villa, que parece surgir de los grises cerros, resulta inquietante, como si estos fueran a estrujarla de un momento a otro en un abrazo pétreo. Kotor es un laberinto medieval de museos, iglesias, picotas y palacios venecianos y plazas salpicadas de cafés.Dennis Cox (ALAMY)
Esta pequeña ciudad de la costa esmeralda de Bretaña fascina con su carácter bipolar. Donde olas monstruosas se estampaban contra los antiguos muros de la urbe aparece, a las pocas horas, una idílica playa de arena. La bahía de Saint-Malo tiene una de las mayores oscilaciones de marea de Europa: hasta 12 metros. Con pleamar es mejor ir al centro, que sigue recordando a la época de esplendor de este puerto, a finales de la Edad Media. En la foto, vista vespertina de Saint-Malo desde el muelle.Matjaz Corel (ALAMY)