20 fotos

Las mejores panorámicas de Europa

A vista de pájaro se obtienen nuevas y asombrosas perspectivas. De la isla de Lanzarote a los Picos de Europa o los Alpes, 20 miradores con vistas de primera

Estos tupidos bosques de montaña del Adriático, al suroeste de Albania, son reserva natural y se cuentan entre los últimos destinos no masificados de Europa. Ya solo el trayecto por el puerto alpino de Llogara, a 1.027 metros, justifica el viaje: la carretera va serpenteando por densos bosques de pinos y abetos hasta que de repente los árboles ralean y emerge ante el parabrisas el Adriático azul turquesa.Drone Planet (Getty Images)
El boscoso monte Brè, que se alza como una muralla ante las puertas de la ciudad de Lugano, probablemente sea el lugar de Suiza más mimado por el sol. Desde su cima se domina, en los frecuentes días claros, no solo la ciudad, sino también el propio lago de Lugano y hasta bien dentro de los Alpes. Un funicular lleva a los visitantes desde Cassarate hasta la cumbre, donde aguardan dos acogedores restaurantes con soleadas terrazas.LIANEM (Getty Images)
Como una mano con los dedos extendidos se proyecta este mirador, situado a 400 metros sobre el abismo, hacia el paisaje de los montes Dachstein. Quien se aventure hasta la punta de sus cinco pasarelas debe estar preparado para el vértigo. A estos Five Fingers se llega en un paseo de unos 20 minutos desde la estación alpina de Krippenstein. La plataforma está iluminada hasta medianoche y deja sin respiración incluso desde lejos.saiko3p (Getty Images)
Hay unas escaleras que llevan al cielo. Su diseño es tan simple, como extraordinario el panorama que ofrecen. Esta pequeña plataforma ofrece una fantástica vista que domina las blancas cumbres de los Picos de Europa asturianos y, a lo lejos, el mar Cantábrico.Aljndr (Getty Images)
Es difícil decir qué es más espectacular, si la vista desde allí o el propio peñasco, ubicado en la Suiza Sajona, tras un viejo puente de arenisca con siete arcos. Sea como sea, el panorama lleva despertando admiración desde hace muchas generaciones.Konstantin Kalishko (Getty Images)
Este acantilado en el sur de la isla portuguesa de Madeira es, con sus 589 metros, el farallón más alto de Europa y el segundo del mundo. Desde el mirador la vista se pierde en la inmensidad azul-zafiro del Atlántico y, bajo los pies, el abismo visto a través de un cristal.Cícero Castro (Getty Images)
Día tras día, ese hombre caviloso sin nombre está sentado a varios cientos de metros sobre los verdes valles de los Pirineos al borde de su plataforma. ¿En qué pensará? Quizá esta estatua, situada en Canillo, en mitad del diminuto Principado de Andorra, quiera decirnos una cosa: que a veces solo es cuestión de balancear los pies sobre el abismo, mirar a las montañas y celebrar la belleza del entornoMjucha (Getty Images)
Un tobogán de 55 metros no lo ofrece cualquier bosque. Pero estábamos aquí por las vistas. Una rampa de subida en espiral lleva hasta una altura de 40 metros, para continuar a lo largo de 1,25 kilómetros en un recorrido por las copas de los árboles que acerca el bosque y los animales a los visitantes.JENS BUETTNER/DPA/AFP (Getty Images)
Podría ser difícil encontrar un lugar mejor desde el que ver seis países. Desde el Säntis, la cima más alta del este de Suiza, a 2.500 metros, se disfruta en días claros de vistas sobre Suiza, Alemania, Austria, Liechtenstein, Francia e Italia. Y hay más récords: sobre el Säntis se han registrado la mayor cota de nieve y la mayor frecuencia de caída de rayos de Suiza (con mal tiempo, mejor visitar la quesería que hay abajo, en el valle).Hoher Kasten (Getty Images)
Desde la montaña más alta de Estiri se ven en días claros Chequia y Eslovenia. Emociones fuertes procura la escalera que lleva a la nada: un estrado de cristal que, tras 14 escalones, sitúa en el ancho espacio abierto entre las montañas, a unos 400 metros sobre el precipicio. Tampoco es moco de pavo el paseo sobre el puente colgante (en la foto): una prueba de 100 metros de largo, eso sí, con unas vistas inolvidables. En la medida de lo posible, habrá que relajarse y disfrutar del momento.Andrei Bortnikau
Ante estos precipicios de entre 120 y 214 metros solo se extiende, infinito, el Atlántico, que se funde con el cielo. Especialmente impresionante es la vista al ponerse el sol, cuando el cielo resplandece entre el rosa, el rojo fuego y el amarillo oro. No sorprende que sean una de las mayores atracciones de Irlanda.David Soanes Photography (Getty Images)
Los arqueólogos dan por hecho que esta incomparable región montañosa del centro de Grecia es un lugar codiciado desde hace miles de años: ante una gruta se encontró un muro de piedra que tendría nada menos que 23.000 años. Los 24 monasterios que aquí se aprietan contra la roca datan del siglo XI. Los monjes y peregrinos no podían llegar entonces a estas casas de Dios sino con escalas de cuerda que –cuenta la leyenda– solo se cambiaban cuando se rompían. Pero tranquilos: hoy hay sólidas escaleras para subir a uno de los patrimonios mundiales de la Unesco más imponentes y con mejores vistas.Marius Roman (Getty Images)
La cima más alta de Alemania está entre el cielo y el valle del infierno. Eso quiere decir Höllental, que es como se llama el tremendo abismo al que uno se asoma desde la plataforma-mirador AlspiX, a unos 2.050 metros. Las dos terrazas de acero, que se proyectan unos 13 metros sobre el precipicio, están dispuestas a modo de equis y ofrecen vistas al Zugspitze, a la cara norte del Alpspitze y a la sima del valle. Se llega con un funicular que parte de Garmisch-Partenkirchen.Johannes Simon (Getty Images)
No lejos de la carretera de circunvalación que rodea la isla, el río Seljalandsá se precipita en un abismo de 66 metros. La catarata Seljalandsfoss ofrece un imponente –y ruidoso– espectáculo natural ya desde lejos, pero aún más impresionante es la vista desde dentro, es decir, al otro lado del raudal atronador, contemplando el paisaje circundante a través de este. En una noche clara se pueden descubrir tras la cascada auroras boreales.mbbirdy (Getty Images)
A quien, con esta sobrecogedora vista de lagos, montes y la meseta que se extiende hasta la Selva Negra, le sobrevenga un repentino anhelo de autorrealización artística, que sepa que no es el primero. Existe desde hace mucho toda una tradición de acuarelistas, como el inglés Turner, que han plasmado estos majestuosos paisajes. Un tren de cremallera lleva hasta el Rigi Kulm, a 1.800 metros, desde Vitznau y Arth- Goldau. Los martes el viaje es incluso gratuito.Jishnu Changkakoti (Getty Images)
Stezka v oblacích, o senda entre las nubes. Tal es el nombre de la construcción de madera que en 2016 se inauguró en el norte de Chequia, no lejos del monte Králický Sněžník. Este puente hacia el cielo asemeja, con sus 710 metros de largo, una montaña rusa para peatones. Desde arriba ofrece una magnífica vista del río Morava y los montes de los Gigantes. Pero aquí no solo se viene por las vistas: quien suba a esta maraña de 50 metros de alto, no debe tener vértigo. Y del chute de adrenalina se ocupa el tobogán de 100 metros, provisto de ocasionales aberturas desde las que ver el panorama.RADEK MICA (Getty Images)
Esta construcción del estado austríaco de Carintia, en el monte Pyramidenkogel (851 metros), es la torre mirador de madera más alta del mundo: una construcción helicoidal de 100 metros de altura con varias plataformas desde las que se ven lagos y montes. Tiene una escalera de 441 peldaños, un tobogán de 120 metros y también dispone de ascensor.Hanna Gottschalk (Getty Images)
Por debajo, a 650 metros, están las tranquilas e insondables aguas de este brazo de mar de 15 kilómetros rodeado por imponentes macizos que determinan su curso. Y antes de la visita al mirador se puede tomar el tren de Flam, uno de los viajes ferroviarios más bonitos del mundo.Morten Falch Sortland (Getty Images)
Aquí las vistas se convierten en arte arquitectónico. Quien entre en este café de ventanas panorámicas, podría pensar que se encuentra en una galería de arte con imponentes cuadros de paisajes en los muros. Pero, un momento…no acaba de moverse la nube de ese cuadro? Así es. Desde este impresionante edificio, obra del artista César Manrique, a 475 metros sobre el espejo del mar, las vistas vuelan sobre la escarpada costa del risco de Famara hacia el estrecho del Río y el archipiélago Chinijo, compuesto por las islas de La Graciosa, Montaña Clara, Alegranza y Roque del Este. Tampoco hay que dejar de salir a la plataforma-mirador que hay al aire libreGeography Photos (Getty Images)
De día, desde la plataforma-mirador del observatorio Sphinx se ven, si hace buen tiempo, Alemania, Francia e Italia. Pero igual de amplias son las vistas cuando el sol desaparece tras los Alpes berneses, y la inmensa cúpula estrellada del firmamento se extiende sobre el puerto alpino de Jungfraujoch. El observatorio pertenece a una estación científica internacional y se puede visitar. Se sube en un ascensor al que es mejor montar con el estómago vacío: en solo 25 segundos sube 280 metros.Simon Dannhauer (Getty Images)