11 fotos

Once monasterios alucinantes que merecen una visita

De un templo budista colgado de un acantilado en Bután al valle griego de Meteora y sus cenobios suspendidos en el aire

En Bután nada es prosaico. El Buda nacido de un loto no alcanzó a pie este santuario del Himalaya ubicado a 3.000 metros de altura, sino volando a lomos de una tigresa. Más tarde, cuando se erigió el monasterio, no se usaron pernos para asegurarlo, sino cabellos de espíritus femeninos. La imponente fortaleza, formada por una cascada de tejados y muros blancos, se aferra a la pared de un acantilado de 900 metros por encima del valle del Paroy, y solo es accesible tras una ardua y pronunciada caminata que arranca a 2.600 metros de altura y se completa, aproximadamente, en una hora. Más información: visitabutan.esgetty images
Si ser monje significa hacer penitencia y aislarse de la sociedad, este es el lugar perfecto para ello. Skellig Michael es un diminuto pináculo de roca rodeado de acantilados y expuesto a las inclemencias del clima atlántico. Para la comunidad que vivió en el allá por el siglo VI, la vida tuvo que ser muy dura, tanto que, hacia el 1100, abandonaron el lugar, dejándoselo a las bandadas de frailecillos. Pero su legado sigue en pie, sorprendentemente bien conservado, debido a su inaccesibilidad: espartanas cabañas con forma de colmena, empinados escalones de piedra y una capilla cimera. Se puede llegar en barco desde Portmagee, en la península de Iveragh.Getty Images
En otra época, las monjas vivían como reinas en Santa Catalina, un elegante convento de estilo mudéjar fundado en 1580 en la ciudad peruana de Arequipa por una adinerada viuda que solo aceptaba a religiosas de clase alta, a las que incluso se les permitió tener sirvientas hasta la década de 1870. El gobierno peruano permitió la entrada de turistas en 1970 y actualmente recorrer la ciudadela amurallada, los pasillos de color pastel, escaleras secretas e incluso el patio del Silencio, donde las religiosas se sentaban a rezar el rosario. Más información: santacatalina.orgMatthew Williams-Ellis (getty)
Desde luego Meteora, patrimonio mundial por la Unesco, no es un lugar secreto: es uno de los destinos más populares de Grecia, pero aun así alberga sorpresas. Sus altos pináculos se formaron hace más de 11 millones de años, cuando las capas inferiores de la Tierra elevaron la roca sedimentaria; la erosión sufrida durante milenios creó esas asombrosas elevaciones rocosas que se ven en postales por toda Grecia (Meteora deriva del griego meteoros, que significa suspendido en el aire). Los antiguos monasterios en lo alto de estas formaciones se construyeron como refugio para protegerse de las incursiones de los turcos en el siglo XIV. De los 24 que sobreviven, seis mantienen su actividad y se pueden visitar. Pero Meteora no es solo rocas y monasterios. Uno puede, por ejemplo, visitar las cuevas de Kalambaka. A partir del siglo XI había ermitaños viviendo aislados en cuevas repartidas por Meteora, comunicadas por una red de caminos. Siguiéndolos se descubrirán antiguos monasterios y ermitas rupestres ocultas en las paredes de piedra, que desde abajo parecen nidos.Getty Images
Más vale no haber pecado antes de visitar este monasterio. El edificio es impresionante, particularmente los frescos del interior de sus muros, que muestran interpretaciones del Juicio Final: demonios alados que sacan los ojos a los condenados, pecadores en agua hirviendo y un hombre desnudo que está siendo cortado por la mitad. Arte apocalíptico aparte, se trata de un lugar maravilloso, fundado en el siglo X pero reconstruido (se incendió) en estilo neorrenacentista en el siglo XIX: columnatas con franjas negras, rojas y blancas, y cupulas de gruesos ladrillos. Enclavado a los pies de los montes Rila, es como de postal. El monasterio de Rila se puede visitar fácilmente en una excursión de un día desde la capital, Sofia. De hecho, es una de las visitas turísticas más populares, pero se puede ir también en autobús local, que tarda unas dos horas en llegar.Getty Images
El compositor Serguéi Prokófiev, el escritor Antón Chéjov y la ex primera dama Raisa Gorbachov son solo tres de los rusos famosos enterrados intramuros de este convento barroco. Erigido en el siglo XVI como convento y fortaleza, su función defensiva no consiguió detener a los bolcheviques, quienes expulsaron a las monjas y reclamaron el recinto (una catedral con cinco cupulas, varias iglesias rojas asombrosas y un campanario dorado), convirtiéndolo en museo, lo cual, a su vez, lo salvo del saqueo. En 1945 se reinstauró como espacio religioso. Novodevichy es uno de los pocos lugares donde se puede rendir homenaje tanto al esplendor eclesiástico como a las grandes personalidades de Rusia. Sportivnaya es la estación de metro más cercana; si se visita en invierno, se puede patinar y montar en trineo en el cercano estanque de Novodevichy.getty images
El exuberante valle de Ihlara, en la Capadocia, alberga unas sesenta capillas, iglesias y monasterios bizantinos –en su mayoría cerrados al público– excavados, como muchas viviendas, en la blanda toba volcánica de la región turca. Los lugareños, y monjes de Selime, vivieron en esta red subterránea que incluso cuenta con una catedral. Cuando se excavó el monasterio de Selime en el siglo XIII las paredes estaban adornadas con brillantes frescos, aunque hoy apenas se conservan restos. Eso sí, acceder a este complejo sigue siendo una experiencia sublime, y al salir, cegados por la luz, resulta admirable el paisaje del valle con sus rocas de extrañas formas. La caminata hasta el monasterio desde el pueblo de Ihlara (unos 16 kilómetros) hasta el monasterio de Selime lleva unas siete horas.getty images
El monasterio cristiano de Santa Catalina, uno de los más antiguos del mundo, se erigió al pie del monte Sinaí, donde supuestamente Moisés recibió las famosas tablas. Su relevancia religiosa va más allá, pues se dice que entre sus muros crece un arbusto que desciende de la bíblica zarza ardiente. El monasterio constituye una excelente escala para, partiendo a las dos o tres de la madrugada, alcanzar la cima del monte Sinaí (2.285 metros) para asistir a la salida del sol. Eso sí, las noches de invierno son muy frías, por lo que conviene llevar ropa adecuada.getty images
En la aletargada ciudad de Luang Prabang los monjes no están recluidos en los monasterios (quien madrugue podrá toparse con ellos en su diaria recolecta de limosnas), pero estos sí merecen una visita, especialmente el de Wat Xieng Thong, del siglo XVI. Conocido como el monasterio de la Ciudad Dorada, su interior está repleto de oro. El templo principal reluce con motivos del Ramayana laosiano, con un sereno Buda dorado dominando la escena. La mejor época para visitar la ciudad es de noviembre a enero (de febrero a mayo la atmósfera de el aire de Luang Prabang se llena de humo debido a la agricultura de tala y quema).Boy Anupong (getty)
El monasterio de Montserrat es uno de los más espectaculares de la Península, y también uno de los más simbólicos. Ubicado en un afloramiento rocoso a 1.230 metros de altura, a 40 kilómetros de Barcelona, acoge a la virgen de La Moreneta, pequeña talla románica de una virgen negra cuya capilla, en plena montaña, fue convirtiéndose con el paso de los años en el complejo monástico actual (que incluye museo, hotel y hasta una oficina de correos). Conviene visitar la basílica de Montserrat a las 13.00 (12.00 los domingos) para escuchar al famoso coro infantil de la Escolanía. Por las tardes, a las 18.45, cantan la Salve Montserratina. Más información: abadiamontserrat.netgetty images
Este monasterio de la provincia de Shanxi, levantado sobre pilones en una ladera, parece que se vaya a desmoronar en cualquier momento. Está en el monte Heng Shan, uno de las más sagrados del taoísmo. Según parece, el poder sagrado del monte funciona, pues los tejados acanalados, desvencijados corredores y la rara mezcla de elementos confucianos, taoístas y budistas del monasterio han sobrevivido intactos desde hace unos 1.500 años. Aun así, da la impresión de que todo vaya a venirse abajo. El monasterio se halla a 65 kilómetros de Datong; en esta zona también se pueden visitar las cuevas de Yungang (a 16 kilómetros de Datong), que albergan algunas de las tallas budistas más antiguas de China.getty images