20 fotos

20 miradores para la primavera madrileña

Torres, azoteas y un faro descubren panorámicas sorprendentes de la ciudad, acompañadas en ocasiones de ricas tapas, cine al aire libre y refrescantes cócteles

Elegir una única panorámica de Madrid resulta muy complejo, pero llegado el caso seguro que acertaríamos al asomarnos al mirador de las Vistillas (plaza Gabriel Miró), junto al Viaducto de la calle Bailén. Realmente no es panorámica, y ni siquiera mira a la ciudad, sino hacia el sur, al oeste y a la catedral de la Almudena, pero nos encontramos en el Madrid de los Austrias y es una delicia sentarse en su terraza y tomarse algo al atardecer mientras se contempla la sierra al fondo y uno de los cielos más bellos del mundo. Si no queremos tomar nada tampoco es problema: las vistas son gratis y merecen la pena. Por un rato nos olvidaremos que estamos en el centro de una gran ciudad.FSG (age fotostock)
La orientación sur del ‘rooftop' del hotel Only You Atocha ofrece unas vistas poco habituales en Madrid, desde uno de los puntos más interesantes de la ciudad para quedar y tomar algo. Y, además, frente a la mítica estación de Atocha. Los domingos hay un ‘brunch’, la excusa perfecta (paseo Infanta Isabel, 13).
Cerca de la plaza de España podemos descubrir una azotea madrileña con una de las mejores panorámicas de la capital. Al menos es la única que nos permite situarnos al mismo nivel que el Palacio Real. En lo alto de este apartotel ‘boutique’ que pasa casi desapercibido en el número 16 de la Cuesta de San Vicente nos encontraremos justo delante de la antigua residencia real así como de sus famosos Jardines de Sabatini. Se puede merendar o cenar, o quedarse a dormir en el hotel para tener el privilegio de disfrutar de una de las panorámicas más monumentales de la ciudad.
Dejamos por un momento las azoteas para subir al único mirador 'ad hoc' de Madrid. El faro de Moncloa no es demasiado conocido y muchos madrileños y visitantes jamás han subido a esta especie de pirulí con forma de platillo volante junto a la Ciudad Universitaria. Durante muchos años permaneció cerrado y esto ha hecho que muy pocos lo conozcan. Pero ofrece una vista de 360 grados —a 92 metros de altura— que incluye muchos puntos emblemáticos de la ciudad: el Palacio Real, la Catedral de la Almudena, el edificio de Telefónica en la Gran Vía, las Cuatro Torres, la Casa de Campo… Hay que pagar tres euros para subir y se llega cómodamente en metro (estación de Moncloa; líneas 3 y 6. Avenida de la Memoria, 2).M. V. Salgado (getty images)
El parque de Madrid Río invita a redescubrir la nueva cara de la ribera del Manzanares, con nuevas opciones de terraceo y vistas muy diferentes (y para muchos sorprendentes) del centro de Madrid. Especialmente bonita es la panorámica que ofrece el Café del Río, con terrazas de lo más agradable, y en varios niveles, especialmente en sus musicales noches de verano. Podremos contemplar tanto la zona verde de moda en Madrid, así como el frente oeste del Palacio Real a una distancia que nos hace pensar que estamos muy alejados de la ciudad. Pero no: basta con cruzar el río y estaremos en pleno centro (Avenida de Portugal, 1).
La terraza más fresca del centro de Madrid, y casi la última en llegar, está en lo alto del Generator Madrid, ‘hostel’ de diseño que abre su terraza a huéspedes y visitantes desde el desayuno a los cócteles vespertinos, pasando por un picoteo a medio día con toques españoles y mexicanos. Ambiente joven y viajero a un paso de la Gran Vía (San Bernardo, 2).
Nuevo en la ciudad, y también junto al río Manzanares, el centro comercial Plaza Río 2 ha insuflado vida al sur de Madrid. Tiene vistas espectaculares de Madrid Río desde su azotea —una de las más grandes del municipio—, con diversas opciones para comer (Avenida del Manzanares, 210).
Un clásico para contemplar la ciudad desde las alturas es el Teleférico. Las vistas no son especialmente espectaculares, pero sí ofrece un paseo aéreo muy agradable sobre el pulmón verde de Madrid, la Casa de Campo. Lleva en funcionamiento casi 50 años y realiza un trayecto de unos 11 minutos, en cabinas para 5 o 6 personas, entre el paseo de Pintor Rosales y la estación ubicada en el interior de la Casa de Campo. Otra ventaja: se puede subir con bicis y con mascotas, así que también es una forma estupenda de llegar a la Casa de Campo. Reabrirá en marzo, tras un periodo de trabajos de mantenimiento.Holger Mette (Getty)
Para muchos, este es el mejor mirador, conocido popularmente como el parque de las siete tetas. Su nombre es obvio cuando se divisa: el parque del Cerro del Tío Pío se asienta sobre un conjunto de siete colinas. Hasta la década de 1980 fue una zona marginal, de infravivienda popular, pero desde entonces se ha recuperado como zona verde y es bastante transitado. Imprescindible para fotógrafos urbanos, nos resultará familiar porque aparece en un montón de películas y series españolas: desde aquí se tiene una panorámica completa de Madrid, y lo suficientemente cercana para poder distinguir los puntos más destacados de su ‘skyline’. El mejor momento es sin duda al atardecer, cuando la panorámica se pinta de colores increíbles con la sierra de Guadarrama al fondo. Este mirador está completamente fuera de los circuitos turísticos, en el barrio de Vallecas, al sureste de la ciudad, pero se llega cómodamente en metro (Benjamín Palencia, 2. Estaciones de Portazgo y Buenos Aires, línea 1).getty images
La atalaya que proporciona las vistas más amplias e impresionantes de Madrid está en cualquiera de los cuatro rascacielos que han elevado la altura del perfil urbano de la ciudad. Para poder disfrutarlas podemos alojarnos en el hotel Eurostars Madrid, en la torre PwC, o bien reservar una mesa en su restaurante Volvoreta (en la foto), ubicado en la planta 30, a 224 metros de altura. La vista panorámica es realmente única, con la ciudad a nuestros pies y la sierra de Guadarrama casi al alcance de la mano. Los huéspedes de hotel tienen acceso a otra propuesta única: el ‘spa’ de la planta 29, donde poder recibir un tratamiento con una panorámica de 360 grados (paseo de la Castellana, 259B).
En algunas ciudades lo primero que hacen los visitantes es subir a lo alto de su catedral. En Madrid, sin embargo, la catedral de la Almudena no suele figurar entre los puntos más turísticos. Pese a todo, merece una visita al menos por las vistas que ofrece desde su cúpula (en la foto), uno de los miradores más desconocidos de la capital. Una pasarela que ofrece una panorámica de 360 grados sobre los principales iconos madrileños (Palacio y Teatro Real, Madrid Río, basílica de San Francisco el Grande…) y una mirada única sobre el Madrid de los Austrias. La visita al mirador está incluida en la entrada (6 euros) del museo del templo (calle Bailen, 10).
No es el más alto de los miradores de Madrid, pero tiene algo que nadie más comparte: una panorámica (en primera fila) de uno de los emblemas de la capital, el cartel de Schweppes del edificio Carrión (tras el que se encuentran dos de las 'suites' más demandadas de la hostelería madrileña). Además, acceder a este espacio es completamente gratis y solo hay que subir en ascensor hasta la novena planta de El Corte Inglés de Callao, lleno de delicatesen para comprar o para degustar allí mismo. Podemos tomar algo en un restaurante mexicano o en un japonés, o pedir pizzas y hamburguesas ‘gourmet’. Pero lo mejor es asomarnos a la terraza (siempre con turistas cámara en mano) para contemplar la vista más típica de la Gran Vía, con el ya mítico luminoso en primer término y el edificio Torre Madrid, en la plaza de España, al fondo.Álvaro garcía
Uno de los puntos de observación más desconocidos en Madrid, a pesar de estar a la vista de todos, es la torre del monumento de Alfonso XII, junto al estanque del Retiro, que desde hace poco admite visitas. Ofrece vistas inéditas del perfil urbano de la ciudad desde un punto muy céntrico, así como del gran parque madrileño. Construido hace casi 100 años, el mirador ha estado más de tres décadas cerrado al público. Las visitas son gratuitas —hay que solicitar reserva previa— los sábados por la mañana y miércoles por la tarde, y se realizan junto a un guía especializado.kike para
Otra buena opción para hacer fotos aéreas de Madrid está en la plaza de Cibeles: el antiguo Palacio de Correos, actual sede del Ayuntamiento, cuenta con una terraza abierta al público en la sexta planta y vistas de 360 grados desde un mirador de pago (3 euros), en el octavo piso de la torre central, desde donde podremos contemplar los elegantes edificios triangulares de la confluencia entre la calle Alcalá y la Gran Vía. Un buen lugar para una pausa escenográfica entre visitas a museos y paseos de compras.Rosa Irene Betancourt (alamy)
Es una de las terrazas más famosas de la ciudad, en la séptima planta del edificio del Círculo de Bellas Artes, a 56 metros por encima de la calle Alcalá. Las vistas son fantásticas, de esas que todos buscamos como recuerdo de Madrid: una panorámica de la Gran Vía, la plaza de Cibeles, el Palacio de Correos, la Puerta de Alcalá y el inicio del paseo de la Castellana. La mejor panorámica, no obstante, es para la escultura de Minerva, desde lo más alto del edificio, una pieza en bronce de la diosa romana y emblema del Círculo desde su fundación en 1880. Se puede subir a la terraza (la entrada cuesta 4 euros) para ver las vistas y, de paso, tomar algo en su zona ‘chill out’ o quedarse a cenar en el restaurante Tartan Roof. (Calle de Alcalá, 42).getty images
No ofrece vistas panorámicas, pero la Terraza Gymage sí nos eleva sobre el abigarrado centro de Madrid. A un paso de la Gran Vía, este espacio multifuncional en el edificio de los antiguos Cines Luna incluye un hotel ‘boutique’, un restaurante, gimnasio, teatro y, por supuesto, esta terraza 'lounge' abierta desde las 12.00 del mediodía hasta la madrugada. Cuenta con barra de coctelería, que también sirve batidos y cafés durante todo el día (Luna, 2).
Un buen descubrimiento dentro del terraceo que ofrece el castizo centro de Madrid es la azotea del moderno ‘hostel’ The Hat, sin demasiadas pretensiones pero con buenas vistas sobre los tejados del barrio de La Latina. Abierta a huéspedes y visitantes, propone ambiente divertido, cañas bien frías y rico picoteo, todo en una atmósfera muy bohemia. Lo más difícil: conseguir una mesa (Imperial, 9; metro La Latina, línea 5).
Una de las terrazas clásicas entre los hoteles de la Gran Vía es Ático 11, en la séptima planta del Hotel de las Letras, que desde el próximo 20 de marzo ofrece música y puestas de sol inolvidables en el centro de la ciudad. Una buena desconexión a solo unos metros (de altura) de la renovada arteria madrileña (Gran Vía, 11).
En pleno barrio de Chueca, la azotea del hotel Room Mate Óscar anima las noches veraniegas de Madrid, como un auténtico y vespertino oasis urbano en torno a una agradable piscina, decoración 'lounge', camas balinesas, tumbonas y una amplia barra. Y las vistas, claro: una panorámica 360 de los tejados madrileños (plaza de Pedro Zerolo, 12).
En Lavapiés no hay demasiadas azoteas para disfrutar las cálidas noches estivales —especialmente desde el cierre del Gaudeamus Café—, pero durante los fines de semana de julio y agosto regresa La Terraza Magnética de La Casa Encendida para compensar dicho déficit. Una buena excusa para elevarse sobre las callejuelas del barrio y disfrutar tanto de los atardeceres madrileños como del programa de este ciclo cultural, que incluye actuaciones en directo y cine al aire libre (Ronda de Valencia, 2).