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16 bodegas emocionantes en España

La arquitectura se pone al servicio del vino en edificios que dialogan con los viñedos españoles

La arquitectura pone en relación el exterior y el interior, la viña y el vino. Un ejemplo lo ofrece la sala de catas (en la imagen), cuya ventana mira al sur, sobre los viñedos. El color verde inyecta luminosidad y el paisaje amplía el espacio.
Situada a pocos kilómetros de la capital de La Rioja, el proyecto arquitectónico de La Grajera "busca un equilibrio entre su carácter representativo y su vocación de integrarse en el paisaje, evitando tanto el exhibicionismo como el mimetismo excesivo", según explican los arquitectos del equipo Virai (Juan Manuel Herranz y Marta Parra Casado). Los volúmenes se adaptan a los accidentes del terreno.
La bodega propiamente dicha queda semienterrada aprovechando la pendiente del terreno, lo que favorece aspectos del proceso productivo como pueden ser la temperatura constante, el uso de la gravedad o la ventilación natural. Los arquitectos buscaron así integrar soluciones bioclimáticas. En la fotografía, la zona de barricas.
Sandra Hernández y Álvaro Solís, de konkrit blu arquitectura, son los autores de esta bodega situada en el valle del río Duero, en una zona de orografía suave destinada a la producción vitivinícola y ganadera. El proyecto busca la integración con el paisaje y la minimización del impacto visual.
La bodega Qumrán cuenta con accesos que, según explican los arquitectos, están "concebidos como umbrales o espacios de transición interior-exterior". Suavizan el impacto de entrada y salida a la intemperie. Los interiores "son profundas cavidades o antesalas donde se comprime el espacio y generan cobijo y sombra".
La bodega consiste de tres módulos arquitectónicos y productivos: un primer pabellón a dos aguas de teja y madera recibe la uva y la fermenta en enormes depósitos de acero. Una zona central, semienterrada, acoge la zona de envejecimiento en barricas. Y un pabellón idéntico al primero aloja zonas de embotellado y almacén.
El espacio central de la bodega aloja una espectacular sala de barricas con bóvedas de hormigón que consiguen una ligereza en su compacidad admirable. Este lugar "es capaz de detener el tiempo no sólo para la maduración del vino sino también en el espectador", explica la memoria del proyecto, obra de Jaime Gaztelu, Ana Fernández y José Luis Sota. Al tratarse de un espacio enterrado consigue una temperatura constante para las barricas sin necesidad de aportes de calor o frío.
La bodega Terra Remota se descompone en tres cuerpos semienterrados e interconectados. "El conjunto se concibe como una serie de muros de hormigón que además de definir las rampas de acceso configuran bancales integrados en la ladera", explica la memoria de Untaller, que realizó este proyecto en colaboración con Pepe Cortés.Lluis Casals
Sala de catas de la bodega Terra Remota, en cuya construcción se utilizan muros de hormigón armado, forjados a base de placas alveolares y pavimentos de hormigón pulido. Todas las pasarelas, escaleras y carpinterías interiores son de acero inoxidable, la carpintería exterior es de acero corten y la carpintería de madera es de roble aceitado.Lluis Casals
Proyectada por el arquitecto Santiago Calatrava, la bodega Ysios se adapta al paisaje con su perfil sinuoso y la ondulada esbeltez de una cubierta laminar en aluminio que se recorta sobre la sierra de Cantabria.Javier Larrea
Una visita guiada permite recorrer la sala de barricas de la bodega Ysios, en cuyo interior también quedan subrayadas las líneas sinuosas que caracterizan el proyecto.Gonzalo Azumendi
El estudio RCR Aranda Pigem Vilalta Arquitectes proyectó esta bodega donde se integran planchas de acero paralelas que se inclinan en diferentes direcciones en la superficie dando una original forma dinámica al conjunto.
"Bajo tierra surge un laberinto de pasillos subterráneos, oscuros, aislados, frescos y dotados de una climatización controlada. Nos adentramos en el mundo de las sombras. A través de las rendijas que quedan entre las planchas, la tierra y las piedras, la luz dibuja espacios, creando un camino de sutiles brillos". Así se describe la arquitectura de Bell-Lloc, bodega integrada en una finca que cuenta, además, con hotel.
La bodega Montepedroso, en Rueda, con una planta de 103 por 12 metros, se proyectó con una zona de elaboración soterrada para evitar alturas excesivas sobre la línea de borde de la meseta. Apenas se modificó la topografía existente.Jara Varela
Todo el edificio se resuelve con hormigón, acero, vidrio y ladrillo. “Su interior, a base de contrachapados de roble y lacados blancos, repiten el lenguaje exterior”, explica en la memoria del proyecto el autor del edificio, Francisco Varela. En la foto, la sala de catas.Jara Varela
El proyecto de Rafael Moneo para esta bodega integra tres edificios históricos: el llamado palacio de Cabo de Armería (con una torre de sillería de 10 metros), una pequeña iglesia neoclásica dedicada a San Martín y una casona del siglo XVIII. Las construcciones nuevas se han proyectado con muros de hormigón abujardado y labrado para que se asemejaran a la pátina de la piedra.
Un gran ventanal hacia los viñedos y las construcciones históricas en una de las salas de la bodega Señorío de Arínzano (del grupo Chivite), proyectada por Rafael Moneo.Gonzalo Azumendi
Se trata de una de las mayores bodegas de crianza de Europa, un gigante que, sin embargo, logra mimetizarse con el cerro testigo sobre el que se asienta. "Los edificios de oficinas y visitas se sitúan sobre el viñedo a modo de château mientras que la bodega se construye haciéndose parte del cerro, a la manera de una obra de 'land art', quedando oculta desde el viñedo", explica en la memoria el arquitecto Ignacio Quemada, que trabajó en sus inicios con Rafael Moneo.Duccio Malagamba
La sala de barricas de la bodega Campo Viejo, atravesada por una esbelta escalera. Enterrar parte de la bodega permitió al arquitecto conseguir de manera natural las condiciones idóneas para la elaboración y crianza del vino, aunque destaca también que "ayuda también a acercarse, con maneras actuales, a la experiencia arquitectónica de las bodegas tradicionales: espacios oscuros, serenos, muy marcados por la forma y textura de las paredes, por las escasas entradas de luz exterior".Duccio Malagamba
Otro gigante de los vinos, proyectado por el arquitecto británico Norman Foster. En la bodega Portia, en Ribera del Duero, se producen cada año un millón de botellas de vino. La estructura de hormigón, con elementos prefabricados, está semienterrada. Las zonas superiores e inferiores quedan unidas visualmente con una claraboya lineal continua. Y el techo integra placas fotovoltaicas.Nigel Young
Acero, madera de roble y vidrio son los tres materiales que marcan el caracter de la bodega Portia, de Norman Foster. Una galería pública en el centro de la bodega y zonas acristaladas invitan a los visitantes a descubrir las diferentes etapas de la producción del vino.Nigel Young
El estudio del británico Richard Rogers proyectó esta bodega de Peñafiel al pie de la colina del excepcional castillo medieval de esta localidad vitivinícola de la Ribera del Duero. Su perfil está marcado por cinco bóvedas parabólicas entrelazadas y revestidas de piezas cerámicas de gran formato.
La bodega Protos cuenta con zonas subterráneas con más de dos kilómetros de túneles y galerías, como la sala de crianza del vino. En la foto se ve una parte de las oficinas de la bodega, con la airosa escalera en primer plano que abraza la columna de hormigón como la hiedra.VIEW PICTURES
Edificio de efecto futurista para esta bodega de vinos de Somontano que forma parte de un complejo enoturístico que incluye un hotel.Adriana Landaluce
Sala de barricas de la bodega Irius.Adriana Landaluce
Los espacios creados exclusivamente para los enoturistas son elementos fundamentales en las bodegas actuales. En la imagen, mirador y espacio de cata de la bodega Viña Real, en Rioja Alavesa.
El hormigón, la madera y el acero inoxidable son los componentes principales de la nueva bodega de Viña Real, de CVNE, proyectada por el arquitecto francés Philippe Mazières. En la imagen, la sala de barricas.
La bodega Viña Tondonia cuenta en su patio central, encajonado entre edificios históricos e industriales, con un coqueto pabellón que aloja una tienda de vinos y espacio de cata. Fue proyectado por la arquitecta angloiraquí Zaha Hadid y no podía tener otra forma que la de una elegantísima frasca. Un guiño más al enoturismo tan en auge en los últimos años.Gonzalo Azumendi
El famoso edificio del arquitecto canadiense-californiano Frank O. Gehry, con su piel de titanio que brilla entre el viñedo con los colores del vino, aloja el hotel, restaurantes y 'spa' de la Ciudad del Vino del Marqués de Riscal, un gran centro enoturístico. La bodega en sí ocupa un edificio histórico de 1858.Gonzalo Azumendi