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La lucha contra la violencia machista en pandemia, desde dentro del juzgado

Así combate una sala de Valencia los casos de maltrato entre mascarillas, mamparas y declaraciones por videoconferencia

Acceso al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 4 y Violencia sobre la Mujer de Sueca, con un dispensador de gel para frenar la covid. El equipo no ha vuelto a juntarse en la misma habitación en persona desde antes del confinamiento. Resuelven por videoconferencias y con teletrabajo. Todos lamentan la pérdida del contacto personal con las víctimas.Mònica Torres
El magistrado José Luis Mendoza, en su despacho en el juzgado de 1º Instancia e Instrcción 4 de Sueca (Valencia).Mendoza arranca la mañana con una reunión en línea con los integrantes de su equipo, que le hablan desde otras habitaciones del mismo juzgado o desde otros edificios. Repasan incidencias y los casos del día.Mònica Torres
En el ordenador, una de las pantallas del sitema Viogén, la herramienta policial donde aparecen las mujeres que tienen seguimiento y el tipo de riesgo que corren.Mònica Torres
Una funcionaria coloca los archivos en la parte de atrás de la sala donde trabaja parte del equipo del juzgado.Mònica Torres (EL PAÍS)
Desde marzo, combinan trabajo presencial y teletrabajo. Antes del confinamiento creyeron que se habían contagiado porque una abogada dio positivo. Todos usan mascarillas y guardan la distancia de seguridad.Mònica Torres
La pandemia ha reducido al mínimo la presencia en el juzgado, donde se han tomado medidas de seguridad similares a las puestas en marcha en otros edificios públicos. Hay carteles, gel y bancos precintados, como este que está en la sala de espera del juzgado, en la planta tercera.Mònica Torres
Hay una mampara en el acceso al juzgado de Primera Instancia e Instrucción 4 de Sueca (Valencia), situado en la tercera planta del edificio. El coronavirus ha restringido mucho el acceso. La mayoría de las declaraciones y reuniones se hacen por videoconferencia.Mònica Torres
A apenas 100 metros del juzgado está la oficina de atención a las víctimas, que atiende el educador social Agustí Sapinya. Sapinya tiene la barba blanca y la voz calma. Es como un lazarillo para ellas: “Hay mucha tensión, mucho miedo”.Mònica Torres
Lidia (nombre supuesto) es atendida por el educador social. En octubre denunció a su exnovio y en un día se celebró el juicio rápido. Tiene una orden de alejamiento hasta 2023 por amenazas, lesiones y stalking (hostigamiento).Mònica Torres
Las víctimas declaran desde una sala habilitada en la ludoteca municipal, a 600 metros del juzgado. El Ayuntamiento de Sueca la cedió por problemas de espacio en la pandemia. El magistrado y su equipo están muy preocupados porque el acuerdo de cesión termina en enero, y no saben dónde van a atender a las mujeres a partir de entonces. Al fondo, una mujer con su abogadoMònica Torres
El educador social Agustí Sapinya atiende a las mujeres que van a declarar junto con la psicóloga Amparo Molina. De espaldas, Rocío, que ha venido a retirar la denuncia a su expareja. "Desde marzo no se nada de él. El 26 me agredió y el 27 se fue de casa", le dice a Sapinya. Él responde: "Si vuelve o te dice algo, puedes volver a denunciar"Mònica Torres