Cartas al director

Algo positivo que extraer de la pandemia

Dicen que la naturaleza es sabia. No hace mucho estábamos hablando de los incendios de Australia o de California; del avance de la desertización o del deshielo de los polos; de la contaminación de las grandes ciudades y de la acumulación de plásticos en los ríos y en los mares, en resumen: del cambio climático. Ahora no sabemos si se extinguieron los incendios de Australia o de California y, a lo mejor, hasta se ha frenado la desertización y el deshielo de los polos, pero lo que sí sabemos es que la contaminación atmosférica se ha reducido drásticamente. Y yo me pregunto: ¿aprenderemos algo de...

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Dicen que la naturaleza es sabia. No hace mucho estábamos hablando de los incendios de Australia o de California; del avance de la desertización o del deshielo de los polos; de la contaminación de las grandes ciudades y de la acumulación de plásticos en los ríos y en los mares, en resumen: del cambio climático. Ahora no sabemos si se extinguieron los incendios de Australia o de California y, a lo mejor, hasta se ha frenado la desertización y el deshielo de los polos, pero lo que sí sabemos es que la contaminación atmosférica se ha reducido drásticamente. Y yo me pregunto: ¿aprenderemos algo de lo que nos está pasando? Ahí lo dejo.

Manuel Bravo Acuña. Rota (Cádiz)

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Tal vez con tantas noticias negativas sobre el coronavirus no nos hemos parado a pensar en algunos de los pocos aspectos positivos que nos puede aportar esta situación, y es que a nuestro alrededor muchas cosas están cambiando. Por primera vez estamos viendo una reducción sustancial de la contaminación a escala mundial. Además, estamos aprendiendo a valorar a la gente que no podemos ver y dándonos cuenta de a quién realmente queremos y echamos de menos. Y también estamos pasando más tiempo de calidad con nuestras familias. No hemos elegido esta situación voluntariamente, pero deberíamos aprender a valorar cada momento, así como las cosas que estamos ganando gracias a este confinamiento. 

Celia Versmessen Aparisi. Valencia

Con la disminución drástica de la actividad del hombre sobre la Tierra, el cielo ha vuelto a ser azul y parece que los animales retoman actividades perdidas con total normalidad. La flora agradecida se nos muestra en todo su esplendor mientras los hangares se encuentran repletos de aviones, los barcos permanecen al abrigo de los puertos y el transporte rodado se encuentra también en cuarentena. La humanidad en todo el globo terráqueo está con el agua al cuello. ¿Qué ha fallado? La gran lección aprendida sería que estos dos entes deberían estar cohesionados al máximo, como matrimonio bien avenido, la humanidad y el medio ambiente, dos caras de la misma moneda.

Mary Reme Verdú Ramos. Arrecife de Lanzarote (Canarias)

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