Los pasos adelante pendientes de las pymes

Burocracia, falta de financiación y de formación, entre las barreras al crecimiento

La hostelería es uno de los sectores donde más pequeñas y medianas empresas hay. Santi Burgos

Cuando termine de leer este artículo (pero no se quede solo con este, hay más) dé una ojeada a su alrededor. Es muy probable que lo primero que encuentre su vista sea de una pequeña y mediana empresa o haya sido construido por una. El 99,2% de las compañías españolas tienen menos de 50 empleados, según los últimos datos del Directorio Central de Empresas del INE. Además, conforme la Confederación Española de Pequeñas y Medianas Empresas (Cepyme), las firmas de este calibre representan el 63% del valor añadido bruto a la economía y crean tres de cada cuatro emp...

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Cuando termine de leer este artículo (pero no se quede solo con este, hay más) dé una ojeada a su alrededor. Es muy probable que lo primero que encuentre su vista sea de una pequeña y mediana empresa o haya sido construido por una. El 99,2% de las compañías españolas tienen menos de 50 empleados, según los últimos datos del Directorio Central de Empresas del INE. Además, conforme la Confederación Española de Pequeñas y Medianas Empresas (Cepyme), las firmas de este calibre representan el 63% del valor añadido bruto a la economía y crean tres de cada cuatro empleos.

"La importancia de las pymes no solo debe verse en el ámbito de su evolución económica", considera Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme. "Son muy importantes para la transición de la educación al empleo y para garantizar un capital humano con una elevada capacitación y cualificación profesional con habilidades y preparación, especialmente en tiempos de alto desempleo juvenil, escasez de empleo cualificado y desajustes en el ámbito del mercado de trabajo". "La pyme tiene una resiliencia a la crisis, una capacidad de aguantar situaciones muy fuerte", señala Emilio Gallego, secretario general de Hostelería de España. "Como decimos, en el cinturón del hostelero siempre acaba cabiendo un agujero más. Pero más que lo estratégico del sector, lo que importa es su capilaridad. Ahora que se habla tanto de la España vaciada, con tan pocas actividades económicas que pueden desarrollarse fuera de las grandes ciudades, llegamos a donde otros no llegan". "Las pequeñas empresas somos mejores por la sensibilidad", apunta Jorge Gómez, responsable de desarrollo de negocio del Grupo Ureka, una constructora basada en Casarrubuelos (Madrid). "Somos más ágiles a la hora de aceptar cualquier proyecto".

La crisis no ha hecho sino forjar a fuego la mejor parte de pensar en pequeño. "Las pymes españolas han mejorado su posición internacional por el potencial de diferenciación tecnológica que da la customización, es decir, en sistemas de producción bajo pedido o por lotes que permiten ajustar el diseño y la producción a las necesidades del cliente", apunta Cuerva. "El predominio de estos sistemas, unido a la pequeña dimensión relativa de la empresa española, le otorgan ventajas en flexibilidad productiva".

Esa fortaleza, sin embargo, se hace a costa del esfuerzo de los pequeños empresarios y de sus trabajadores, que cobran menos —según el Monitor Adecco sobre salarios, en 2017 el sueldo medio bruto mensual de las pymes españolas era un 16% menor que la media y equivalente a dos tercios del de las grandes— y trabajan más horas que sus colegas de las grandes empresas.

Y los esfuerzos por parte de las administraciones por fomentar el crecimiento de las pequeñas empresas no son acompañados por un empuje similar para facilitarles el crecimiento más allá de una facturación o un número de empleados. "Hay una serie de barreras, tanto legales como fiscales", indica Isidro de Pablo, catedrático de Organización de Empresas de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Global Entrepreneurship Network. "Si una empresa pasa de un número determinado de empleados, tiene unos deberes adicionales que suponen barreras al crecimiento".

Crecer no es siempre imprescindible. "Muchas veces, no es que la empresa no quiera crecer, sino que no puede", considera Gómez. Para de Pablo, hay muchas compañías que no crecen porque no les hace falta. "Por un lado, hay que tener en cuenta que las empresas nacen pequeñas siempre", señala. "Por el otro, hay que tener en cuenta que hay muchas empresas pegadas al territorio y que no necesitan crecer más"

Un buen papel tornasol para medir las ambiciones de crecimiento de las empresas españolas es su forma jurídica. Más de la mitad de ellas están organizadas en torno a un único autónomo, incluido un 44% de las que tienen entre uno y cinco empleados. Más allá de ese número de trabajadores, la forma preferida es la sociedad de responsabilidad limitada, pero esa forma también tiene sus limitaciones a la hora de levantar capital. Pasar de autónomo a empresario tiene sus dificultades: cuesta más tiempo y dinero crear una sociedad limitada en España que en el promedio de la OCDE, según el índice Doing Business.

Sin transparencia

Pero la predominancia de la forma limitada también puede atribuirse a los empresarios. "El crecimiento requiere transparencia informativa y pérdida de control", apunta De Pablo. "Eso implica profesionalización, y la falta de formación hace que muchos empresarios no tengan recursos para ello. Esto nos limita a la hora de acometer proyectos de desarrollo tecnológico y pone barreras a la internacionalización". Y pone un ejemplo: "Dado que pagan impuestos por un sistema de módulos, muchos empresarios prefieren no crecer y constituir una sociedad por la exigencia de transparencia. Eso, en un país donde el 25% de la economía está sumergida".

No es el único punto donde las reservas de los propios propietarios son una piedra de tropiezo para el desarrollo de sus compañías. "El carácter español es individualista", continúa De Pablo. "Prefieren ver las furgonetas con el nombre de la familia a cooperar y ganar posibilidades de crecimiento". Pero, más que explicaciones culturalistas, lo que pesa es la falta de formación específica. "Se necesita tomar medidas para ayudar a las pymes a incorporar innovación en sus productos y abordar las deficiencias en formación", considera la Comisión Europea. "Profesionalizar el sector es relativamente fácil de hacer siempre que los políticos quieran", opina Gómez. "Ahora mismo, se puede presentar a una licitación municipal uno que tenga una zapatería y conoce un amigo albañil; con cierta mano izquierda y conchabeo te quedas con la obra. Eso repercute a los que trabajamos con esto y le tenemos cariño". Y sentencia: "Cualquier sector fuerte necesita barreras de entrada".

En la hostelería, uno de los sectores de mayor densidad de pymes y, que según datos de la patronal, representa más del 7% del PIB y da trabajo a más de 1,7 millones de personas, hay problemas similares. "Como el resto del sector servicios,está muy prostituido", considera Javier Vázquez, del restaurante O Pazo de Lugo, de Madrid. "No tiene mano de obra cualificada, lo que impide que sea un sector fuerte. Y, como tantos otros, es cada vez más complejo. Necesitamos ser absolutamente expertos para competir con otros que también lo están haciendo así. Y es inagotable: control de costes, gestión del personal, calidad del servicio, incluso las redes sociales. Competimos con empresas profesionales, creciendo necesitas más gente, y el que no se lo puede permitir lo tiene que hacer todo él".

Aún muy atrás

Todos los Gobiernos ponen la defensa de la pequeña y mediana empresa como una de sus prioridades, pero España sigue estando muy atrás. La Comisión Europea mide anualmente la evolución de las pequeñas y medianas empresas en los estados miembros en nueve parámetros distintos: en su último estudio, publicado el año pasado, España está por debajo de la media de la UE en seis de ellos, y no está por encima en ninguno. Eso sí, reconoce que el país "ha adoptado medidas cruciales relativas a las pymes durante los últimos años".

"En los últimos años, la política económica ha reconocido cada vez más el importante papel que desempeñan las pymes en la sociedad española y se ha comprendido que las empresas de reducida dimensión tienen características diferentes en comparación con las grandes empresas", indica Cuerva, de Cepyme. "Sin embargo, los principios que deben guiar estas políticas aún no se han convertido en una realidad".

Entre los problemas que apunta el informe está la falta de unidad de mercado y el tamaño de la burocracia. "Aunque ha aumentado la eficiencia de la administración pública, se necesitan más políticas para reducir la cantidad de burocracia a la que se enfrentan las pymes", considera la Comisión. Gallego está de acuerdo: "Muchas autorizaciones dependen de muchas administraciones". Y pone como ejemplo su propio sector: "La hostelería está muy reglamentada: terrazas, regulaciones de ruido, licencias de obra. Los ayuntamientos tienen una capacidad enorme de condicionar. Si tienes tres restaurantes en tres municipios diferentes... Es una complejidad que limita el crecimiento".

Otro asunto fundamental es el de la financiación. "El banco te da dinero cuando tienes muchas garantías", considera Vázquez. "Hemos tenido unos años muy malos y la financiación se ha vuelto complicada". "El sistema financiero tampoco apuesta por las pymes", indica De Pablo. "Vende créditos a corto y medio y no a largo plazo; busca rentabilizar el crecimiento y no acompañar a las empresas. Y eso, desgraciadamente, se vio en la última crisis, cuando prefirieron comprar deuda pública a financiar a las pequeñas empresas".

Desde las organizaciones patronales y desde Bruselas coinciden con esa interpretación. "Uno de los problemas tradicionales es que la financiación bancarizada ha exigido tal volumen de garantías que si un empresario no tiene de dónde tirar, por muy escalable que fuera su negocio, no se puede crecer", considera Gallego, de Hostelería de España. "Las empresas de pequeño tamaño ven lastrado su crecimiento por el difícil acceso a la financiación, los riesgos de impagos y la imposibilidad, en la mayor parte de las empresas, de abrirse a mercados internacionales", apunta el informe del Observatorio Industrial de la Construcción.

Iniciativas como el Mercado Alternativo Bursátil o el Mercado Alternativo de Renta Fija están pensadas para que las empresas puedan, sin tantas complicaciones, prescindir de la financiación bancaria para crecer. Y aunque el número de empresas cotizadas ha crecido de forma constante (BME estima que habrá 180 firmas en ambas plataformas a final de año) "España aún necesita una ventanilla única para apoyar a las pymes en el acceso a la financiación, y todavía no ha puesto suficientemente en marcha un mecanismo verde de contratación pública", señala el informe de la Comisión Europea.

Mejorar el marco

Para Cepyme, "las pymes requieren de un marco regulatorio mejor, acorde con los principios de la unidad de mercado", como apunta su presidente, Cuerva. "Este debería aplicar efectivamente el principio, impulsado por la Unión Europea, de pensar primero a pequeña escala, no impedir el crecimiento empresarial y estimular la promoción y difusión del "espíritu empresarial" en el conjunto de la sociedad". Para De Pablo, no obstante, no solo el Gobierno y la administración son responsables. "También debe haber una política decidida por parte de las organizaciones empresariales", considera el profesor de la UAM. "En los países del norte de Europa el asociacionismo empresarial es más dinámico y más comprometido que en España, donde en muchos casos solo hace tareas de representación. Sin embargo, en sectores como el agrícola o el del mueble hay cooperación, y donde hay cooperación se puede hacer masa crítica".

En todo caso, para el presidente de Cepyme, las pequeñas empresas son capaces de muchos progresos. "Para alcanzar cualquier mercado en un mundo digital y globalizado, no es tan importante tener mayor o menor volumen de activos y de recursos económicos y financieros, sino saber "economizarlos", "valorizarlos" o gestionarlos mejor", considera Cuerva. "Esto no significa que se aparte o se soslaye el debate actual del tamaño empresarial, sino que quizás se debería reorientar y enfocar para analizar si las pymes españolas tienen dificultades singulares y, de qué tipo, para poder alcanzar la dimensión que se requiere para poder ser más competitivos".

Alemania, la tierra prometida del 'Mittelstand'

Si hay una palabra mitificada en el imaginario empresarial alemán, es 'Mittelstand': el tejido de pymes familiares, muchas de ellas fuera de las grandes ciudades (el 71% está en ciudades de menos de 100.000 habitantes) y muy internacionalizadas que abastece a las grandes corporaciones y representa un porcentaje importantísimo de las exportaciones del país: en 2017, las firmas con una facturación entre 50 y 1.000 millones de euros exportaron un 36% del total, frente a un 31% de las que ingresaron más que esa cifra. "Los campeones del 'Mittelstand', especialmente las firmas familiares, dominan mercados de nicho en todo el mundo", explica un informe del instituto Deutsche Standards. "Desarrollan productos y servicios de alta calidad, desde máquinas herramientas a electrodomésticos pasando por 'software". Entre las buenas prácticas alemanas, el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, destaca que "el Gobierno ha puesto en marcha varios programas para asesorar a las pymes sobre la compra de productos y servicios innovadores, favorecer la investigación y cooperación en términos de innovación de las pymes y la colaboración industrial".

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