Cartas al director

El quinto poder

Nadie les vota, pero controlan al detalle cada aspecto de su vida. No son jueces, ni directivos del Ibex, ni periodistas, ni Facebook. Su poder está enraizado en la cultura del país hasta el punto de que nos sometemos a ellos con una mezcla de exasperación e indiferencia, y un encogimiento de hombros: así han (des)funcionado las cosas siempre, esto no hay quien lo arregle. Quizá conozca alguno, quizá sea su primo, su cuñado o su vecino. Quizá sea una buenísima persona. Pero si se dedica a ciertas áreas de la Administración pública, donde las nuevas tecnologías ni están ni se las esperan, proba...

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Nadie les vota, pero controlan al detalle cada aspecto de su vida. No son jueces, ni directivos del Ibex, ni periodistas, ni Facebook. Su poder está enraizado en la cultura del país hasta el punto de que nos sometemos a ellos con una mezcla de exasperación e indiferencia, y un encogimiento de hombros: así han (des)funcionado las cosas siempre, esto no hay quien lo arregle. Quizá conozca alguno, quizá sea su primo, su cuñado o su vecino. Quizá sea una buenísima persona. Pero si se dedica a ciertas áreas de la Administración pública, donde las nuevas tecnologías ni están ni se las esperan, probablemente sea una pieza más de la maquinaria gigantesca, pesada e ineficiente que todos los días somete al país a un infierno de papeles, sellos, citas, mostradores y diríjases. ¿Quiere abrir un negocio? Ventanilla. ¿Quiere renovar algo? Ventanilla... Tiempo malgastado. Y abone suculentas tasas, por supuesto.

Jaime Luque Lora. Córdoba

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