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Saturación de los servicios sociales en Madrid

A solo una semana del comienzo de la campaña de frío, los albergues de Madrid están dejando en la calle a madres con menores y embarazadas

Nueve familias fueron acogidas de emergencia por una iglesia de Vallecas, la parroquia San Carlos Borromeo, después de haber buscado sin éxito alojamiento en centros de la red de albergues de Madrid.ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
Familias enteras están peregrinando por centros de la capital donde les dicen que no hay sitio para ellos, según múltiples testimonios recabados por este periódico.ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
Ninguna administración se había interesado este sábado por la suerte de los inmigrantes alojados en San Carlos Borromeo.ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
Varias familias acogidas en San Carlos Borromeo han dormido durante días en la calle. Algunas fueron puestas en la calle por el Samur Social el viernes por la noche, después de haber dormido la noche anterior en la recepción de su sede central.ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
La parroquia San Carlos Borromeo tiene un largo historial de acogida a inmigrantes en apuros.ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
Mientras los niños se entretenían con una película y juegos de mesa, los padres descansaban sobre los colchones en la sala donde usualmente es oficiada la misa.ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
Muchos de los auxiliados en la iglesia llevan pocos días en España.ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
La familia Granados llegó desde Venezuela con su tres hijos. Los pequeños llevaban año y medio sin ir a clase por culpa del caos en Venezuela. "Quiero trabajar y darle estudios a mis niños. No pretendo que España me mantenga", dice Zulai Granados.ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
La familia González había sido víctima de extorsión en Buenaventura, una ciudad colombiana golpeada por la violencia de las bandas organizadas. Llevan una semana y dos días en Madrid, donde han pasado tres noches en la calle.ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
Los salvadoreños Óscar Elías Nerio, Nancy Servellón y su pequeño de tres años durmieron el jueves en el centro de Samur Social en La Latina pero el viernes les dijeron que debían irse, junto a unas 40 personas que iban a dormir en recepción: "Dijeron que era por seguridad pero nadie estaba haciendo nada. Los niños coloreaban en una mesita y nosotros estábamos pendientes de ellos".ÁLVARO GARCÍA (EL PAÍS)
Anielka Bustamante, nicaragüense madre de dos pequeños de 8 y 3 años, había salido a comprar algo de comida y cuando volvió a la sede de Samur Social, donde durmió la noche anterior, le dijeron que debía irse. Un trabajador le indicó la ruta en metro para llegar a la iglesia: “Solo pedimos un poquito de humanidad por parte del gobierno español, que habiliten carpas al menos”.EL PAÍS