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La vida en una cueva

18 familias que se niegan a abandonar la última caverna habitada de China. Así es su día a día

Vista panorámica de la cueva de Zhongdong.
Una residente de Zhongdong entra en la cueva tras haber ido a recolectar verduras.
Luo Huaqing, que vive solo y sufre una gran discapacidad desde que sufrió un accidente de niño, sobrevive sentado en un taburete gracias a la generosidad del resto de residentes y una mísera pensión gubernamental.
Luo Yaomei prepara algo de comer para su nieta y para varias amigas.
Vista de la cueva desde el exterior.
Luo Yaomei muestras las imágenes de los dos hijos que perdió debido a diferentes enfermedades. El sistema sanitario apenas llega a Zhongdong.
Los niños se entretienen a la entrada de la cueva con pistolas de agua y juguetes hechos por ellos mismos.
Residentes de Zhongdong preparan alimentos para la cena.
Wang Qiguo y su mujer posan en la cocina mientras preparan la cena al anochecer.
La familia Wang cena unida.
Luo Yaomei y su nieta ven la tele por la noche.
Ancianos y niños componen el 80% de la población de Zhongdong. Por la mañana, las mujeres se encargan de dar de comer a los pollos y de cuidar de los nietos.
Wang Qiguo prepara las vacas para salir al campo después de desayunar.
Algunos de los niños también trabajan en el campo y tienen dificultad para ser escolarizados.
Vista general desde el extremo interior de la cueva. Una cancha de baloncesto en medio es la única infraestructura de ocio a la que tienen acceso los residentes.
Wang Xiangmei posa con sus hijos frente a la casa en la que habitan. Como la mayoría, no tienen ni luz ni agua corriente.
El Gobierno construyó un teleférico que debía conectar Zhongdong con la carretera, pero nunca se inauguró y se encuentra en un estado lamentable.