Carta apócrifa de CR7

Decía que estos nueve años han sido únicos. La afición me ha dado calor, el club 180 millones de euros (euro arriba, euro abajo). Pero si me dan a elegir me quedo con el calor de la afición

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La carta que circula es falsa, aquí la verdadera:

Estos años en el Real Madrid, y en la capital, han sido posiblemente los más felices de mi vida. ¡Un momento! ¿Madrid es esta urbanización desde la que les escribo, protegida con doble vallado y detectores infrarrojos o esa ciudad que se atisba a lo lejos con una boina marrón encima? Sea lo que sea, siento un enorme agradecimiento por Madrid.

Estos nueve años aquí han sido maravillosos. He metido 450 goles y hubiera metido uno más si Gareth Bale...

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La carta que circula es falsa, aquí la verdadera:

Estos años en el Real Madrid, y en la capital, han sido posiblemente los más felices de mi vida. ¡Un momento! ¿Madrid es esta urbanización desde la que les escribo, protegida con doble vallado y detectores infrarrojos o esa ciudad que se atisba a lo lejos con una boina marrón encima? Sea lo que sea, siento un enorme agradecimiento por Madrid.

Estos nueve años aquí han sido maravillosos. He metido 450 goles y hubiera metido uno más si Gareth Bale me la hubiera pasado en esa jugada donde al final la tiró fuera. No sean duros con Gareth: donde no hay mata no hay patata.

Decía que estos nueve años han sido únicos. La afición me ha dado calor, el club 180 millones de euros (euro arriba, euro abajo). Pero si me dan a elegir me quedo con el calor de la afición. También es verdad que a veces desde la grada se me ha tratado regular. Recuerdo en una ocasión a un señor pelirrojo ataviado con una camisa arlequinada que no paró de silbarme en todo el partido, pero eso es por la altísima exigencia de este club. Ahora bien, si me lo encontrara lo estrangularía con una de mis cadenas de oro.

Es verdad que me he embolsado más de 150 euros al minuto y que en cada siesta del borrego (la que se echa antes de comer) he ganado, de media, 9.000 euros, pero a cambio lo he dado todo. Me he partido mi preciosa cara por el Real Madrid (¿no brotan las lagrimas en sus ojos?). Mi amor blanco ha llegado a extremos de querer saltar al campo con la camiseta pintada sobre mi torso (no me dejaron, por no se qué del reglamento).

Sin embargo, creo que ha llegado el momento de abrir una nueva etapa en mi vida y codearme con millonarios turineses. Esta decisión no es producto de una ventolera, he reflexionado hasta que me han dado náuseas.

Soy consciente del vacío que dejan mis cinco balones de oro y mis cuatro botas de oro y mi aura, también de oro. Lo siento por mis compañeros y por mí el primero. Y también por toda esa gentecilla que me ha rodeado y que si yo decía "ladra", ellos decían "guau".

El Real Madrid es para mear y no echar gota y siempre lo llevaré en mi corazón luso.

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