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Mujeres al volante en Arabia Saudí

Empieza la cuenta atrás para que las saudíes puedan conducir legalmente en su país, tras una prohibición que limitaba su movilidad y frenaba su integración laboral

La mujer que aparece en la imagen es una profesora de autoescuela. Esto, que ya es normal en la mayor parte del mundo, constituye una novedad en Arabia Saudí, donde las mujeres tenían prohibido conducir hasta ahora. Pero con el levantamiento del veto a finales del pasado septiembre empezó la cuenta atrás que culminará el próximo domingo cuando, por fin, tras años de activismo, puedan ponerse detrás del volante de forma legal.AHMED JADALLAH (REUTERS)
Lo primero es aprender a conducir. Descontadas las saudíes que habían obtenido sus carnés fuera del reino, y a quienes se les han convalidado durante las últimas semanas, las aspirantes a conductoras han tenido que acudir a una autoescuela. Como la segregación de sexos sigue siendo la norma en Arabia Saudí, no valía con que asistieran a las clases para hombres. Ha habido que traer profesoras de fuera, habilitar a mujeres saudíes que ya sabían conducir, e incluso abrir centros completamente femeninos para tranquilizar a los más conservadores que aún ven con recelo ese paso. Las fotos están tomadas en la autoescuela de la compañía nacional de petróleo, Aramco, en Dhahran.AHMED JADALLAH (REUTERS)
La instructora explica el uso del cinturón de seguridad a Maria al Faraj ante la atenta mirada de Amira Abdulgader, ambas alumnas del primer curso organizado en la autoescuela de Aramco. En total se han apuntado dos centenares de alumnas, entre empleadas y familiares. Pero las clases van a continuar. Dado que un 5% de los 66.000 empleados de la petrolera son mujeres, hay cantera para ello. También algunas universidades, como la femenina Princesa Nura de Riad, han abierto academias de conducción para sus estudiantes y profesoras.AHMED JADALLAH (REUTERS)
Manos a la obra. La profesora Ahlam al Somali lee unas instrucciones antes de empezar la clase práctica con Maria al Faraj. De momento, las maniobras se realizan dentro del recinto de Aramco pues hasta el domingo no está permitido que las mujeres conduzcan. Muchas están contando las horas.AHMED JADALLAH (REUTERS)
Se acerca el momento de la verdad. Maria al Faraj, al volante, para en un stop durante la clase práctica. Desde que en 1990, la presencia de las soldados que acudieron con el Ejército de EEUU para liberar Kuwait inspirara una caravana de conductoras saudíes por las calles de Riad, las mujeres del reino han soñado con este momento. Desde el próximo domingo, podrán conducir legalmente. Aunque en el desierto, las beduinas siempre la han ignorado la prohibiicón, quienes la han desafiado para reivindicar ese derecho han pagado hasta ahora con la cárcel o la pérdida de sus trabajos.AHMED JADALLAH (REUTERS)
La profesora explica la preferencia de paso en un cruce. Más allá de la teórica, el derecho a conducir se ha convertido en bandera de la participación en la sociedad de las saudíes que, legalmente, aún siguen dependiendo de la tutela de un varón, sea el padre, el marido o incluso un hijo o un tío paterno en ausencia de los primeros. Conducir es sólo el primer paso en un país que ha tratado a sus mujeres como ciudadanos de segunda.AHMED JADALLAH (REUTERS)
Una de las ilustraciones que cuelgan de las paredes de la autoescuela de Aramco. En contra de los estereotipos, las saudíes han probado su capacidad profesional en todos los campos que se les han abierto, desde la arquitectura a la medicina, pasando por la banca o el sector servicos. Hoy constituyen el 60% de los estudiantes universitarios. Todo ello a pesar de las restricciones de movilidad que supone la prohibición de conducir en un país sin transporte público. Poder conducir nunca ha sido un capricho.AHMED JADALLAH (REUTERS)
La profesora da instrucciones a Amira Abdulgader antes de que ejecute una maniobra durante la clase práctica. "Estar al volante significa que eres quien controla el viaje", declaró esta arquitecta, completamente vestida de negro, durante el reportaje fotográfico.AHMED JADALLAH (REUTERS)
El temido cambio de rueda. Muchos conductores con experiencia no pasarían esta prueba. Pero Maria al Faraj no se amilana. Es un obstáculo menor frente al de depender para siempre de un familiar (no todas las familias pueden pagar un chófer) que le lleve al trabajo, al médico, a la peluquería o simplemente a merendar con una amiga. Muchos hombres saudíes también padecen las consecuencias al convertirse en conductores de las mujeres de la familia tras su jornada laboral.AHMED JADALLAH (REUTERS)
Aprender a conducir al estilo saudí. La autoescuela de Aramco, la mayor empresa petrolera del mundo, cuenta con una pantalla 3D para recrear situaciones de conducción real antes de montarse en un coche.AHMED JADALLAH (REUTERS)
Tanto instructoras como alumnas saben que están haciendo historia. El veto saudí a que las mujeres condujeran era un anacronismo sin parangón en el mundo. Aunque hay dudas sobre la profunidad de las reformas que han acabado con la prohibición, el cambio abre nuevas posibilidades a las saudíes.AHMED JADALLAH (REUTERS)
Amira Abdulgader practica en el simulador antes de pasar a las clases prácticas en un coche de verdad.AHMED JADALLAH (REUTERS)
El curso de conducción para las mujeres tiene el mismo nivel de exigencia que el de los hombres. En la imagen, la instructora enseña a Maria al Faraj y Amira Abdelgader cómo comprobar el nivel de aceite del motor.AHMED JADALLAH (REUTERS)
La instructora recuerda a Maria al Faraj la importancia del espejo retrovisor. Cuando dentro de unos años las saudíes miren atrás les resultará difícil de entender por qué las autoridades de su país tardadon tanto tiempo en permitirles ponerse al volante. Ahora, tienen pendiente equiparar sus derechos como ciudadanas a los de los hombres.AHMED JADALLAH (REUTERS)