Adiós a delfines y ballenas en el Acuario de Vancouver

El centro cancela su programa de cetáceos en cautiverio por las presiones constantes de diversas organizaciones

Dos de las belugas que había en el recinto de Vancuver, en una imagen de archivo.

Desde su apertura en 1956, el Acuario de Vancouver ha sido un reconocido atractivo turístico y un importante espacio de divulgación científica en la Columbia Británica. Sin embargo, desde hace algunos años ha sido blanco de las protestas de distintos grupos proderechos animales por tener cetáceos en cautiverio. Finalmente, el pasado jueves 18, el recinto anunció el fin de esta práctica. “Las discusiones en curso sobre las ballenas y los delfines a nuestro cuidado han sido una distracción hacia las ...

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Desde su apertura en 1956, el Acuario de Vancouver ha sido un reconocido atractivo turístico y un importante espacio de divulgación científica en la Columbia Británica. Sin embargo, desde hace algunos años ha sido blanco de las protestas de distintos grupos proderechos animales por tener cetáceos en cautiverio. Finalmente, el pasado jueves 18, el recinto anunció el fin de esta práctica. “Las discusiones en curso sobre las ballenas y los delfines a nuestro cuidado han sido una distracción hacia las amenazas reales al océano y han dejado de lado el trabajo que llevamos a cabo”, señaló John Nightingale, su presidente, a través de un comunicado.

En abril de 2014, líderes de asociaciones ecologistas exigieron a las autoridades de la ciudad el fin de este programa. En ese tiempo circuló la propuesta de un referéndum sobre el tema. El alcalde, Gregor Robertson, propuso un cese gradual, pero señaló que la decisión debería ser tomada por la Comisión de parques de Vancouver, por lo que no se realizaría una consulta popular.

En marzo de 2017, la Comisión prohibió el cautiverio de los cetáceos. Los responsables del acuario anunciaron que apelarían el fallo y manifestaron que proseguirían con sus planes de construcción de una nueva zona de exhibición, valorada en 20 millones de dólares canadienses (unos 13 millones de euros).

Además, en un año han fallecido cinco cetáceos en este recinto. En noviembre de 2016, dos belugas murieron por una toxina que no fue identificada; en junio de 2017, dos marsopas perecieron víctimas de problemas respiratorios, mientras que en noviembre del mismo año, una orca negra sucumbió a una infección bacteriana. Tras las muertes de estos animales, el número de visitantes al Acuario de Vancouver decayó considerablemente.

Actualmente, en el acuario solo vive un cetáceo: un delfín del Pacífico. Aún no se sabe cuál será su destino. Los responsables del centro barajan dos opciones. La primera es que sea transferido a otra institución, aunque temen que su salud se vea afectada. La segunda es que otro delfín le haga compañía, pero esto violaría la decisión de la Comisión de parques de Vancouver.

Una opción, solicitada por el acuario y que también requiere el visto bueno de las autoridades, es continuar funcionando como lugar de acogida para cetáceos rescatados, con el fin de cuidarlos para su posterior liberación.

En una entrevista para la emisora de radio CKWX de Vancouver, John Nightingale dijo que será difícil que, tras la decisión de la Comisión de parques, la mayoría de los expertos en cetáceos que están empleados en el acuario continúen realizando su trabajo de conservación y divulgación.

“El anuncio de hoy es una tremenda victoria para los miles de ciudadanos compasivos que se levantaron contra la cruel práctica de tener encerrados en tanques pequeños a inteligentes y sensibles ballenas y delfines”, publicó el pasado jueves en su cuenta de Twitter Camille Labchuk, directora ejecutiva de la agrupación Animal Justice. Con este cambio en el Acuario de Vancouver, el parque Marineland, ubicado en la zona de las cataratas del Niágara, será el único recinto canadiense con cetáceos en cautiverio. 

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