El jueves, milagro

En política, los tiempos son tan importantes como el contenido. No es el momento de ceder, sino de hacerse fuerte

Intervención del candidato Miquel Iceta durante el mitin central del PSC.© ALBERT GARCÍA

Como en la película Los jueves, milagro,de Luis García Berlanga, el pueblo catalán espera que el jueves 21-D se produzca un milagro. Un prodigio electoral que devuelva la gobernabilidad y la tranquilidad.

Hay motivos para la fe. Debajo de la polarización que divide Cataluña en dos mitades late un deseo genuino de reconciliación. La mayoría de catalanes quiere una solución por vía del acuerdo y no de la imposición. Un amplio espectro aceptaría avances en el autogobierno en lugar de la ruptura o el continuismo. Tanto la violación de la legalidad de la vía unilateral como aspectos...

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Como en la película Los jueves, milagro,de Luis García Berlanga, el pueblo catalán espera que el jueves 21-D se produzca un milagro. Un prodigio electoral que devuelva la gobernabilidad y la tranquilidad.

Hay motivos para la fe. Debajo de la polarización que divide Cataluña en dos mitades late un deseo genuino de reconciliación. La mayoría de catalanes quiere una solución por vía del acuerdo y no de la imposición. Un amplio espectro aceptaría avances en el autogobierno en lugar de la ruptura o el continuismo. Tanto la violación de la legalidad de la vía unilateral como aspectos concretos de la reacción del Estado (sobre todo, la actuación policial el 1-O) producen un rechazo generalizado en la sociedad catalana.

Estos puntos forman el programa electoral oculto de muchos catalanes. Pero ningún partido lo puede hacer ahora suyo. No toca tender la mano a los adversarios, sino alzar el puño a los tuyos.

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Por ello, resulta curiosa la actitud de Miquel Iceta durante este final de campaña. Lanzando iniciativas que ayuden a revertir la fractura social, como su propuesta prematura de indulto para los independentistas, Iceta se ha adelantado a los tiempos políticos. Actúa antes del 21-D como si estuviéramos en el 22-D.

El énfasis de Iceta en la reconciliación entre los catalanes es una empresa loable, pero arriesgada en lo más álgido del fragor electoral. El PSC puede perder ese caudal de entusiasmo que generó al principio de la campaña, cuando se presentó como un firme defensor del orden constitucional que, una vez en el poder, tendría mano izquierda.

La estrategia de Iceta es también innecesaria. Los votantes fieles del PSC ya conocen su capacidad de diálogo. Quienes están indecisos a estas horas necesitan señales claras, como las que transmiten los independentistas o Ciudadanos, no mensajes ambiguos, como los de Catalunya en Comú-Podem o los del PSC durante los últimos días.

En política, los tiempos son tan importantes como el contenido. No es el momento de ceder, sino de hacerse fuerte. Para todos los partidos y, sobre todo, para el PSC. Toda Cataluña sabe ya que Iceta es la mejor pareja de baile. @VictorLapuente

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