Claro que sí, cuenta conmigo

Me recordaba un compañero lo dura que es la profesión de actor. Habiendo sido uno de los más solicitados estaba ahora en el dique seco, como suele decirse

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Me recordaba un compañero lo dura que es la profesión de actor. Habiendo sido uno de los más solicitados estaba ahora en el dique seco, como suele decirse; las estaba pasando canutas, viéndose obligado, incluso, a mudarse a casa de sus padres.

En medio de este panorama decidió llamar a uno de los directores de casting más importantes de este país para que le echara una mano. Después de los “¿Cómo estas?”, “¿Qué tal la familia?” de cortesía, le expuso su situación sin ambages. “Mira X, llevo meses sin trabajar, a ver...

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Me recordaba un compañero lo dura que es la profesión de actor. Habiendo sido uno de los más solicitados estaba ahora en el dique seco, como suele decirse; las estaba pasando canutas, viéndose obligado, incluso, a mudarse a casa de sus padres.

En medio de este panorama decidió llamar a uno de los directores de casting más importantes de este país para que le echara una mano. Después de los “¿Cómo estas?”, “¿Qué tal la familia?” de cortesía, le expuso su situación sin ambages. “Mira X, llevo meses sin trabajar, a ver si tienes algún papel para mí”, a lo que el director de casting contestó: “Ya sabes que aquí me tienes para lo que quieras, si tienes algún problema, puedes contar conmigo”. Ligeramente desconcertado, insistió: “Sí, precisamente te comentaba que últimamente no me llaman y necesito trabajar”, pero el otro seguía a lo suyo. “Por supuesto, ya sabes dónde estoy, si necesitas algo tienes mi número”.

Como no alcanzaba a comprender lo que estaba pasando, lanzó una última andanada: “X, es lo que te estoy diciendo, maldita sea: necesito volver a trabajar ¡Tengo un Goya por el amor de Dios! ¿No puedes buscarme un papel en una película o en una serie? Mecagoenlaleche. Algo habrá para mí, ¡joder!”. “Claro, claro, no tengas problemas en pedirme lo que quieras, para eso estamos, ya sabes dónde encontrarme. Un abrazo”, y así lo despachó.

Colgó entre decepcionado y sorprendido, pero acto seguido volvió a llamar. “X, ¿Qué tal? Acabamos de hablar hace un momento y como me has dicho que no tuviera problemas en llamarte si necesitaba algo, te quería preguntar: ¿podrías ayudarme con una mudanza?”. Y esta fue la respuesta que se encontró: “Claro que sí, cuenta conmigo”.

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