Vocación por el detalle

“Tuve un bache en mi vida cuando acabé la carrera de empresariales. No sabía dónde meterme y una amiga que estaba estudiando arquitectura de interiores me dijo: ‘¿Por qué no lo pruebas?”. Ese fue el inicio de la trayectoria de Luis García Fraile, uno de los grandes talentos actuales del interiorismo, pero también la manera de poner en práctica una de sus cualidades: “Soy superfichón, me fijo en todo”, explica. “Aprecio mucho los detalles”.

En una jornada laboral cualquiera, Luis reparte su tiempo entre su estudio, LGF Spaces, y las visitas a esos lugares a los que insufla vida. “Me gust...

“Tuve un bache en mi vida cuando acabé la carrera de empresariales. No sabía dónde meterme y una amiga que estaba estudiando arquitectura de interiores me dijo: ‘¿Por qué no lo pruebas?”. Ese fue el inicio de la trayectoria de Luis García Fraile, uno de los grandes talentos actuales del interiorismo, pero también la manera de poner en práctica una de sus cualidades: “Soy superfichón, me fijo en todo”, explica. “Aprecio mucho los detalles”.

En una jornada laboral cualquiera, Luis reparte su tiempo entre su estudio, LGF Spaces, y las visitas a esos lugares a los que insufla vida. “Me gusta mucho la relación con el cliente”, cuenta. “Muchas veces acabas siendo amigo suyo, y eso me encanta”. En esos casos, el Renault Talisman Berlina ICON es un aliado que, en un primer momento, entra por los ojos. “Lo primero que te atrae es que su línea es muy elegante”, comenta. Como su propio estilo, que él define como “clásico con un toque moderno y ecléctico”. Los detalles, de nuevo. Pero otra de las cualidades que aprecia en un automóvil es que se adapte a su ritmo, ya sea para visitar a un proveedor o escaparse a Pedraza, uno de sus lugares favoritos. “Mi vida cambia mucho los fines de semana”, explica, “así que el coche tiene que acompañarme y servir tanto para mi vida laboral como personal”.

Pese a ser uno de los nombres mejor considerados de su profesión, Luis tiene muy clara su prioridad: disfrutar trabajando. “Por muy grande que sea el proyecto o el presupuesto, si no hay buen feeling con el cliente no lo hago”, asegura. Por eso prefiere ser selectivo con sus proyectos. “No soy ambicioso, y entiendo que si tienes muchos trabajos no disfrutas de todos ellos”, aclara. De momento, a él su táctica le está resultando. Ahora sigue trabajando en casas residenciales (“es lo que más disfruto”) y sueña con poder decorar un hotel (“bueno, un hotelito”). Y todo eso, sin dejar de disfrutar del momento: “Como dicen los americanos, estoy enjoying the ride”.