Puente levadizo

Ada Colau niega consideraciones electorales y afirma querer acabar con la política de bloques

Declaración institucional de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau en Barcelona. ALBERT GARCÍA

Si hay algo que habitualmente desespera a los políticos locales es que su destino en las urnas lo acabe marcando la política nacional y no su gestión municipal. Por eso, reclaman con frecuencia un espacio político propio fuera de las dinámicas partidistas en otros ámbitos de gobierno, y reivindican la singularidad que les confiere ser el nivel de gobierno más próximo a los ciudadanos.

Sin embargo, la diferenciación a la que aspira el mundo local ha quedado dinamitada en la decisión de Ada Colau de vincular la continuidad de su pacto con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona a un asunto...

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Si hay algo que habitualmente desespera a los políticos locales es que su destino en las urnas lo acabe marcando la política nacional y no su gestión municipal. Por eso, reclaman con frecuencia un espacio político propio fuera de las dinámicas partidistas en otros ámbitos de gobierno, y reivindican la singularidad que les confiere ser el nivel de gobierno más próximo a los ciudadanos.

Sin embargo, la diferenciación a la que aspira el mundo local ha quedado dinamitada en la decisión de Ada Colau de vincular la continuidad de su pacto con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona a un asunto nacional: la activación del artículo 155. Se trata, además, de una decisión cuestionable desde dos ópticas.

La primera es la de la opinión pública. Al menos hasta el mes de julio, el tema territorial no era prioritario entre los barceloneses. Para estos, los principales problemas de la ciudad eran el turismo, el paro y el tráfico. Solo un 2% mencionaba el encaje de Cataluña en España. Tampoco existía una crisis de confianza, pues la mayoría de ciudadanos aprobaba la gestión del gobierno local.

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La segunda es la óptica del gobierno en minoría. Cualquier partido que, como Barcelona en Comú, cuente tan solo con 11 de 41 concejales necesita sumar alianzas estables que le permitan gobernar y prevengan el surgimiento de una coalición alternativa de gobierno. Abandonar un pacto con cuatro concejales supone caminar en sentido contrario a estas necesidades y, además, ralentiza la política, al elevar los costes de negociación.

¿Y la óptica electoral? Colau niega consideraciones electorales y afirma querer acabar con la política de bloques. ¿Qué mejor oportunidad de hacerlo que en el Ayuntamiento, donde la fragmentación partidista no deja más opción que los consensos amplios? Esto hubiera requerido más liderazgo sobre las bases del partido y mayor voluntad de proteger al ámbito local de la política nacional. Pero no se ha dado ninguna de las dos condiciones.

Se dice que el partido de Colau es la bisagra, el puente entre los bloques. Uno de tipo levadizo, de  momento, que no permite transitar con igual facilidad hacia los dos lados. @sandraleon_

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