Columna

'Rock&Troll'

Antes de un mundo sin discrepantes como pretenden ciertos supremacistas, prefiero que me difamen a que me tapen la boca

Manifestación por el Paseo de Gracia durante la huelga general en Cataluña.Claudio Álvarez

El martes que murió Tom Petty tuve una noche de sexo salvaje. Estaba dando vueltas en la cama, desvelada por el devenir de los acontecimientos y, mitad por aburrimiento, mitad por vicio, resolví concederme un rato de placer solitario. Que me metí en Twitter a ver qué se cocía en el gallinero, obsesos. El patio estaba revuelto, obviamente. El guirigay habitual de listos, justicieros y ventajistas agudizado por la polarización en torno a Cataluña. En estas, se me ocurrió comentar el tuit de un colega donde daba cuenta de los gritos de “hijos de puta” a los policías, y de “prensa española, manipu...

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El martes que murió Tom Petty tuve una noche de sexo salvaje. Estaba dando vueltas en la cama, desvelada por el devenir de los acontecimientos y, mitad por aburrimiento, mitad por vicio, resolví concederme un rato de placer solitario. Que me metí en Twitter a ver qué se cocía en el gallinero, obsesos. El patio estaba revuelto, obviamente. El guirigay habitual de listos, justicieros y ventajistas agudizado por la polarización en torno a Cataluña. En estas, se me ocurrió comentar el tuit de un colega donde daba cuenta de los gritos de “hijos de puta” a los policías, y de “prensa española, manipuladora” a los periodistas, que proferían los concentrados ante una comisaría de Barcelona. “Protestas pacíficas”, apostillé, aunando una gracia que no se puede aguantar y una carga de profundidad contra el Santo Proceso. Ahí empezó lo bueno. Cayeron sobre mí todo tipo de comentarios sobre mi aspecto y mi problemática sexual en concreto. Que me mirara los estrógenos, me sugería un huevo verde. Que lo que necesitaba era un varón bien armado, me aconsejaba una doña con pinta de tieta. Que siguiera con mis felaciones a mis amos, aportaba un tercero, y así hasta el vómito, perdón, infinito. Total, que me calenté yo solita y no cuento cómo acabó la cosa porque soy una señora.

La historiadora Mary Beard sostiene que, en vez de bloquear al troll, conviene contestarle, aunque solo sea porque ordenar callar a las mujeres a base de improperios es más viejo que la Britannia de sus libros. Y lo dice alguien a quien han llamado de todo menos pretty por decirle al pan, bread, y wine al vino. Estoy con ella. Nosotras somos blanco preferente en las redes, como saben políticas de todo signo. Pero, antes de un mundo sin discrepantes como pretenden ciertos supremacistas, prefiero que me difamen a que me tapen la boca. Esta noche me doy otro revolcón en el barro. Total, no tengo otro plan a la vista.

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