Cita en palacio

Massimo Dutti presenta la parte más lujosa de sus colecciones de otoño en uno de los interiores más suntuosos de Madrid

Los modelos reciben instrucciones antes del desfile en el Palacio de Linares.

Mientras las grandes firmas de lujo trasladan sus desfiles a espacios suburbanos, industriales o deliberadamente neutros para revestirse de autenticidad y espíritu underground, es de ley que las casas más democráticas hagan lo propio con edificios históricos y sus suntuosos interiores. El desfile que Massimo Dutti celebró el pasado miércoles 31 de mayo en el Palacio de Linares se ajustaba perfectamente a este planteamiento. El edificio, un gozoso ejemplo de pompa decimonónica, y uno de los más cuidadosamente conservad...

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Mientras las grandes firmas de lujo trasladan sus desfiles a espacios suburbanos, industriales o deliberadamente neutros para revestirse de autenticidad y espíritu underground, es de ley que las casas más democráticas hagan lo propio con edificios históricos y sus suntuosos interiores. El desfile que Massimo Dutti celebró el pasado miércoles 31 de mayo en el Palacio de Linares se ajustaba perfectamente a este planteamiento. El edificio, un gozoso ejemplo de pompa decimonónica, y uno de los más cuidadosamente conservados de la capital, fue el escenario perfecto para la sofisticada sobriedad de la enseña más adulta (y, sí, lujosa) del grupo Inditex.

El entorno palaciego tenía sentido, además, porque la ropa que se mostró era una selección de las colecciones Limited Edition para hombre y mujer. Y también para celebrar la pujanza de Massimo Dutti, una firma que ha logrado consolidar un concepto maestro –clasicismo contemporáneo al alcance del público– dentro y fuera de España.

Punto y sastrería en la Limited Edition de Massimo Dutti para el próximo otoño.

El desfile abrió con la colección masculina del próximo otoño: una reinterpretación de la sastrería clásica (chaquetas entalladas, pero desestructuradas, y pantalones con pinzas o más cortos de lo habitual), prendas de abrigo (desde abrigos cortos a los inevitables plumíferos) y todas las maneras posibles de ’sport’ elegante. Teniendo en cuenta que hablamos de moda masculina, gran parte de la innovación estaba en las combinaciones de color, discretos juegos tono sobre tono o alguna inyección de mostaza o naranja quemado. Pero también hubo concesiones a la moda: una cartera de mano, un traje de terciopelo o un abrigo de peluche sintético con capucha (que apunta una nueva e interesante dirección para la marca).

Fuera de la pasarela también había qué mirar. Para empezar, una lista de invitados en la que el front row hizo honor a su nombre, con influencers internacionales como Scott Schuman (sí, el de The Sartorialist) y Tommy Ton sentados en primera fila, además de amigos de la casa como Rafael Medina. Y para terminar, en el concierto que tuvo lugar en la escalinata del palacio durante el cóctel posterior, a cargo de Mafalda. Su apellido real, Sajonia Coburgo, es tan palaciego como las balaustradas de la escalinata donde tuvo lugar.

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