De un tiempo a esta parte, la leche parece estar sufriendo una ‘crisis de popularidad’. Los estantes de las casas están cambiando los bricks de leche por las mal denominadas leches vegetales. En el mercado se pueden encontrar bebidas de soja, almendras, avellanas, avena, arroz o espelta. Pero antes de inclinarnos por un tipo de producto u otro, debemos tener claras algunas ideas, como de dónde provienen o cuáles son sus nutrientes.
“Se trata de extractos líquidos de legumbres, frutos secos o cereales. Por tanto, tienen las cualidades nutricionales que pueden mantener del alimento esencial y que no hayan perdido en el proceso de elaboración”, comenta Julia Álvarez Hernández, jefe de Sección de Endocrinología y Nutrición. Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Y continúa: “La bebidas vegetales tienen un contenido muy bajo en proteínas: entre 0.3 y 0.8 gr/100 ml frente a los 3.5 y 3.6 gr/100 ml de la leche de vaca. Exceptuando la bebida de soja que tiene una cantidad similar a la de la vaca aunque sus proteínas no tienen la misma calidad. Y un bajísimo contenido en calcio que hace que la mayoría de las bebidas estén enriquecidas”.
Diferencias nutricionales
Algunos estudios han llegado incluso a encontrar relación entre estas bebidas y el raquitismo, la enfermedad de Kwashiorkor y la alcalosis metabólica, en casos de consumo en lactantes en sustitución de la leche. Por el contrario, los lácteos proporcionan proteínas de elevada digestibilidad y alto valor biológico, ya que aportan los aminoácidos necesarios para cubrir los requerimientos humanos. Tanto es así que, según una reciente investigación, publicado por Aula Médica Ediciones en 2015, la leche y los productos lácteos constituyen la mejor fuente dietética gracias a la biodisponibilidad del calcio que contienen.
Los motivos que llevan a numerosos ciudadanos a emplear bebidas vegetales en sustitución de lácteos pasan por la ignorancia, según la doctora Álvarez Hernández: “Creo que los ciudadanos no son conscientes de las diferencias entre ambos alimentos. Lamentablemente no tenemos una cultura sanitaria sólida que nos permita exigir información nutricional rigurosa y ser críticos con la misma”. En casos de intolerancia a la lactosa —una de las razones habituales esgrimidas para eliminar la leche de la dieta—se puede consumir leche sin lactosa que mantiene el aporte del resto de nutrientes incluido el calcio.
“Las bebidas vegetales no deben considerarse un sustituto de la leche. No son alimentos intercambiables, aunque pueden ser complementarios”, comenta Álvarez Hernández. Y concluye que al sustituir lácteos por bebidas vegetales, el sujeto estará dejando de ingerir la cantidad de proteínas, calcio, fósforo y otros nutrientes que necesita.
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