El presidente de Marruecos no puede criticar a Rusia

Benkirán fue reconvenido por su responsable de Exteriores, que despacha con el rey

Abdelilah Benkirane, primer ministro y secretario general del PJDFADEL SENNA / AFP PHOTO

El islamista Abdelilá Benkirán, presidente de Marruecos y líder del Partido Justicia y Desarrollo, no tiene un rival que le haga sombra. Salvo el rey Mohamed VI. El problema para Benkirán es que el monarca puede hacerle mucha sombra. De momento, Benkirán lleva dos meses, desde que ganó las elecciones del 7 de octubre, sin poder formar Gobierno. Una de las claves es que el líder del partido RNI (derecha moderada), el multimillonario Aziz Ajanuch, amigo del rey, no parece facilitarle el camino para forjar una alianza.

En medio de este panorama incierto, a Benkirán se le ocurrió conceder u...

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El islamista Abdelilá Benkirán, presidente de Marruecos y líder del Partido Justicia y Desarrollo, no tiene un rival que le haga sombra. Salvo el rey Mohamed VI. El problema para Benkirán es que el monarca puede hacerle mucha sombra. De momento, Benkirán lleva dos meses, desde que ganó las elecciones del 7 de octubre, sin poder formar Gobierno. Una de las claves es que el líder del partido RNI (derecha moderada), el multimillonario Aziz Ajanuch, amigo del rey, no parece facilitarle el camino para forjar una alianza.

En medio de este panorama incierto, a Benkirán se le ocurrió conceder una entrevista el 30 de noviembre donde le preguntaron sobre Siria. Benkirán declaró: “Eso que hace el régimen sirio a su gente, apoyado por Rusia y por otros, excede los límites de la humanidad. (…) ¿Por qué Rusia ha destrozado Siria de esta manera? Era posible que Rusia interviniera para encontrar una solución a la crisis en lugar de agravarla”.

Las declaraciones pasaron inadvertidas hasta que el embajador ruso se quejó. Y entonces el ministro de Exteriores, Salaheddine Mezouar (RNI), que despacha directamente con el rey, emitió un comunicado en el que le daba un tirón de orejas al presidente, a quien se refería como “un muy alto responsable del Gobierno”. El comunicado rezaba: “Las tomas oficiales de posición [en política exterior] no pueden, por su complejidad y gravedad, ser objeto de improvisaciones arriesgadas, ni expresar puntos de vista personales”. Y por si no quedó claro el mensaje, el ministro remarcaba: “Su majestad el rey, al que Dios asista, permanece como garante de la constancia y la perennidad de las posiciones diplomáticas del reino de Marruecos”.

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La directora del semanario Tel Quel, Aïcha Akalay, escribía esta semana que el palacio real, verdadero artífice del escrito, según la columnista, podía haberse ahorrado la humillación y el descrédito de Benkirán y limitarse al papel de árbitro neutral que la constitución asigna a la monarquía.

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