Definirse ante la ‘ley mordaza’

El Congreso debate los pasos necesarios para derogar una norma que aleja a la ciudadanía de la policía y nos devuelve a momentos oscuros del pasado

Manifestación contra la 'ley mordaza' en Valencia. José Jordán

Siempre hemos sabido que hecha la ley, hecha la trampa, pero ahora sabemos también que, hecha la ley mordaza,hecha la trampa, la desafección, la burla y la imaginación para saltarse una norma que autoriza a la policía a poner graves sanciones sin previo paso judicial y que reparte multas estrambóticas a mayor gloria del absurdo. Las hay para todos.

La policía había dado pasos importantes para dejar atrás la imagen de los grises, aquellos agentes más curtidos en perseguir a manifestantes con la porra que en seguridad ciudadana. Los españoles pasaron de ver a la...

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Siempre hemos sabido que hecha la ley, hecha la trampa, pero ahora sabemos también que, hecha la ley mordaza,hecha la trampa, la desafección, la burla y la imaginación para saltarse una norma que autoriza a la policía a poner graves sanciones sin previo paso judicial y que reparte multas estrambóticas a mayor gloria del absurdo. Las hay para todos.

La policía había dado pasos importantes para dejar atrás la imagen de los grises, aquellos agentes más curtidos en perseguir a manifestantes con la porra que en seguridad ciudadana. Los españoles pasaron de ver a la policía como entidad enemiga e ideológica a una institución que les quiere proteger. España se hacía europea y una relación no traumática con las fuerzas de seguridad era un signo más de normalidad democrática. La Ley de Seguridad Ciudadana aprobada por Rajoy en 2015, sin embargo, amenaza el acercamiento que se había producido y empieza a crear problemas donde ya estaban superados.

La lista de agravios “a la seguridad ciudadana” es disparatada: un futbolista del Racing fue multado con 3.000 euros al quejarse ante los policías que impedían acercarse a sus fans.Una reportera de Catalunya Radio debe pagar 600 euros por acercarse a Pujol cuando estaba a punto de declarar en la Audiencia Nacional. Otro periodista afronta la misma sanción por tuitear la foto de una acción policial. En Lugo, el Gobierno amenazó a los ganaderos que protestaban en tractor contra el bajo precio de la leche. En Barcelona, un abogado que intentaba socorrer a un manifestante en crisis epiléptica fue sancionado por negarse a identificarse. Alega que había otra prioridad. Sacar una foto a un coche de policía mal aparcado y colgarla en una red social le costó a una valenciana 800 euros. Y llamar “casta de escaqueados” a la policía en Facebook le costó caro a un tinerfeño que, ante la mudanza del cuerpo a nuevas instalaciones, les acusó de ocupar “un espacio muy grande, mientras que a Servicios Sociales los relegarán a un cuchitril”. ¿Estaba en peligro la seguridad?

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La lista de “faltas de respeto” a la autoridad crece al mismo ritmo que las iniciativas para burlar la ley. La Red se ha llenado de consejos para manifestantes y entre ellos no están los más deseables para una sociedad madura y transparente: encapuchamiento, anonimato y trabas para ser identificado.

Una mujer que lucía un bolso con las siglas ACAB y la imagen de un gato fue denunciada por la policía. Las siglas de All Cops are Bastards (todos los policías son bastardos) estaban acompañadas aquí de las palabras: All Cats Are Beautiful (todos los gatos son bonitos). La broma no cuela y chicos con los mismos lemas en la camiseta han sido multados por no respetar a la autoridad.

El Congreso debate hoy, a iniciativa del PSOE, los pasos necesarios para derogar esta ley que aleja a la ciudadanía de la policía y nos devuelve a momentos oscuros del pasado. Una buena ocasión para que todos los partidos nos enseñen dónde quieren estar.

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