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Coordinado por Lola Huete Machado

Las letras africanas bullen en Twitter

#100DaysofAfricanReads. Día 80:Poems from East Africa - Foto: Msingi Sasis

Hace un año Angela Wachuka, la directora ejecutiva de Kwani? (la editorial independiente más importante del África del Este), lanzaba un reto en varias redes sociales (Twitter e Instagram) bajo la forma de una campaña para homenajear, dar a conocer y animar a la lectura de libros africanos. Eligiendo el hastag #100DaysofAfricanReads proponía que 100 personas durante 100 días presentaran 100 lecturas (entre ellas también, relatos cortos, poemas o artículos) de escritoras/es africanas/os. Además, las personas y sus elecciones aparecían fotografiadas por artistas de renombre como Mutua Matheka o Msingi Sasis, lo que le daba a la campaña un valor añadido.

No era la primera vez que se utilizaba Twitter para llamar la atención sobre las letras africanas (en estos momentos desde @AfroKulcha se ha vuelto a utilizar el mismo y exitoso hastag). Bien creando innovadores modos de escritura, bien activando nuevas campañas o dando publicidad a ferias y certámenes literarios, esta red social bulle de ideas, intercambio de opiniones, cuentas y homenajes a las letras africanas.

Uno de los escritores que más seguidores tiene en esta red social es Teju Cole (autor de Ciudad abierta), con 262.000 cuentas siguiéndole en Twitter. Activo representante de lo que se denomina la "tuiteratura" finalizó en enero de 2013 una aventura; “Small fates” (sobre ella se puede leer en su página web) mediante la que, haciendo uso de los 140 caracteres que permite este medio, condensaba historias "insignificantes", sucesos que no acaparan las primeras páginas de ningún medio pero que forman el complejo tapiz de las destinos humanos también en Nigeria.

En 2014 dio un paso más allá con una innovadora creación, compuso un tuit colaborativo. Cole escribió una historia corta y pidió a una serie de personas que tuitearan unas líneas, después él las fue retuiteando, dando sentido y cronología a esos tuits que sueltos no significaban nada. La llamó “Hafiz“ y fue un intento de poner a un pequeño número de personas en una situación de colaboración, para lograr crear una voz colectiva, un “nosotros”, a partir de una historia convencional. Los tuits que forman "Hafiz" por si solos no dicen nada más que lo que las frases de manera individual expresan, pero al retuitearlos por el escritor es cuando adquieren otro sentido: el de formar parte de una historia.

En julio de 2014, el escritor sin dar explicaciones, dejó de escribir en su cuenta. Se pasó a Facebook e Instagram desde donde hoy en día continúa su aventura creativa. Su último tuit permanece a modo de despedida abierta, no en vano Cole ha confesado que entre lo que más satisfacción le ha producido, desde el lado creativo, ha sido su paso por esta red social.

#100DaysofAfricanReads. Día 95: Invisible – Stories from Kenya’s queer community por Kevin Mwachiro (en la foto)

Junto a él, otros escritores también son asiduos de Twitter. Con más de 10.000 seguidores hallamos los nombres de Alain Mabanckou, Nnedi Okorafor u Okey Ndibe. Con más de 20.000, Chimamanda Ngozi Adichie, Binyavanga Wainaina, Lola Shoneyin o Laila Lalami. Muy alejados aparecen Warsan Shire con 79.500, Zakes Mda con 86.100, Mona Eltahawy con 235.000 o los impresionantes 812.000 seguidores de la argelina Ahlam Mosteghanemi. En el polo opuesto están aquellos que no tienen cuenta abierta en Twitter, caso de Mia Couto, Nuruddin Farah o Wole Soyinka.

Entre los jóvenes autores, dos debutantes obtienen resultados muy diferentes de su paso por esta red social. Panashe Chigumadzi (@panashechig) con su debut Sweet Medicine, escrita en origen en inglés y sin ninguna traducción hasta la fecha, tiene 10.400 seguidores, frente a los escasos 2.200 de un Chigozie Obioma (@ChigozieObioma) creador de otro debut, Los pescadores, multipremiado y traducido a más de 20 idiomas.

Todos los anteriores utilizan, en mayor o menor medida, este espacio para dar a conocer sus trabajos y los reconocimientos que obtienen, pero también para elogiar lo que escriben sus colegas u opinar sobre gran cantidad de temas. En lo que se refiere al mundo literario, sonados han sido algunos intercambios de opiniones, como el que protagonizaron en 2014 Binyavanga Wainana con varios escritores, sobre todo con el crítico literario Ikhide Ikheloa, en relación al Premio Caine al mostrar su enfado ya que consideraba que se le daba demasiada importancia a un premio que a la postre era extranjero (el premio volvió a encender la red social este año al nominar de nuevo, ya había ganado en 2013, a Tope Folarin). O también el encontronazo que, en fechas recientes, han vuelto a airear Chimamanda Ngozi Adichie y Elnathan John, mediando de nuevo Binyavanga Wainaina, sobre un asunto que ocurrió hace tres años, que acabó enfrentando a los dos primeros, y que parecía olvidado, pero que ha hecho que Elnathan John llegue a acusar a los otros dos de formar una especie de "mafia literaria".

#100DaysofAfricanReads. Día 91: On Black Sisters Street – Chika Unigwe. Photo: Diane Munezero

Twitter es el lugar de encuentro e interacción de escritores y lectores, que disfrutan de los comentarios, fotografías y opiniones de sus autores favoritos. También comparten otros momentos más íntimos y personales, ya que algunos de ellos no dudan en subir imágenes de sus propias vidas, quizás conscientes de la importancia de la continua presencia en los medios si se quiere seguir figurando. La red, en este sentido, tiene también un punto de "ventana indiscreta" que arroja aspectos nuevos sobre aquellos autores que de otra manera no conoceríamos si no se prestaran a esta exposición pública. Pero es también un nada desdeñable punto de partida para muchos debates e intercambios de ideas, como el de Sofia Samatar sobre el artículo de Ben Okri en el que éste opinaba que los escritores africanos escribían bajo una tiranía mental que les impedía hacerlo sobre grandes temas, que Sofía contestó en 10 tuits de réplica.

Chimamanda Ngozi Adichie. Bajo licencia CC

Otra cara interesante de la red la presentan las llamadas a eventos y citas literarias que se anuncian a través de ella y que son constantes (en estos momentos se anuncia el de Uganda a celebrar del 26-28 de agosto, y el Open Book Festival de Sudáfrica del 7-11 de septiembre), al igual que la invitación a la lectura a través de escuetos tuits que linkan con otras tantas publicaciones en línea. La última la ha realizado el colectivo Jalada y el impresionante reto que han asumido al traducir un relato de Ngugi wa Thiong´o a más de 30 idiomas africanos (y abierto a muchos más) que ha cosechado una satisfactoria campaña también en Twitter.

Además, las letras africanas marcan tendencia en esta red social. Como ocurrió en junio de 2015, cuando un pequeño club de lectura de la ciudad de Abuja (Nigeria) tras la lectura del libro, antes había sido charla en TED, de Chimamanda Ngozi Adichie, Todos deberíamos ser feministas, provocaron un aluvión de tuits bajo el hastag #BeingFemaleInNigeria (ser mujer en Nigeria), cuyos ecos aún resuenan. Se volvió viral (más de 64.668 comentarios en Twitter en tres días) y sirvió para que muchas mujeres expusieran sus vivencias cotidianas (desde situaciones muy violentas hasta "micromachismos"). Florence Warmate, la principal impulsora de la idea, incidía en que era una herramienta para provocar la reflexión y la búsqueda de soluciones para tantas situaciones que afloraron y que flotaban en el silencio. Y todo partió de un libro. Y corrió como la pólvora a través de una red social.

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