Negocio para traficantes

Alrededor de 13.800 emigrantes han sido rescatados solo en la última semana cuando intentaban llegar a Italia a través de la ruta central del Mediterráneo. La cifra es alarmante, pues desde enero se había rescatado a 4.200 personas, lo que indica un fuerte aumento. Las 90 operaciones realizadas esta semana por Frontex, la agencia de la UE encargada de las fronteras exteriores, han permitido salvar más de 500 vidas de una muerte segura, pero hay constancia de centenares de náufragos desaparecidos.

Estos datos indican una intensificación de la actividad de las redes de traficantes que ope...

Alrededor de 13.800 emigrantes han sido rescatados solo en la última semana cuando intentaban llegar a Italia a través de la ruta central del Mediterráneo. La cifra es alarmante, pues desde enero se había rescatado a 4.200 personas, lo que indica un fuerte aumento. Las 90 operaciones realizadas esta semana por Frontex, la agencia de la UE encargada de las fronteras exteriores, han permitido salvar más de 500 vidas de una muerte segura, pero hay constancia de centenares de náufragos desaparecidos.

Estos datos indican una intensificación de la actividad de las redes de traficantes que operan desde Libia, que encuentran en el desgobierno del país un medio excelente para su negocio. Según Frontex, el millón de refugiados que en 2015 llegó a las costas griegas e italianas proporcionaron a los traficantes que operan en la ruta turca beneficios superiores a 4.000 millones de euros; una parte se reinvierte en el tráfico de armas o de drogas.

Lo que ocurre en Libia es muy preocupante. A diferencia de las redes que operan en Turquía, que se distribuyen el negocio según las zonas de partida, en Libia se produce una feroz competencia entre los múltiples grupos de traficantes, en los que participan desde mafias locales hasta exmilitares y antiguos milicianos. Testimonios recogidos por Frontex hablan de la crueldad y la agresividad con la que los traficantes obligan a embarcar a mucha más gente de la que cabe. Mientras en la ruta turca —de no más de 10 kilómetros— los portadores viajan muchas veces con los migrantes para conservar la embarcación, en la ruta libia, mucho más larga y peligrosa, son abandonados a su suerte en ruinosos barcos de pesca o lanchas de goma en las que se hacinan hasta 60 personas.

Todo apunta a que el drama humano va a recrudecerse y obliga a hacer todo lo necesario para evitar que se repita la ola de naufragios que hace dos años convirtió el Mediterráneo en una inmensa tumba.