Cartas al director

Pandemia

Nos asustaron con la gripe aviar y ahora con el virus del zika, pero la verdadera pandemia que nos asola es la corrupción. Este virus se ha desarrollado en diferentes formas (malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, evasión fiscal, etcétera), instalado en distintos cuerpos (políticos, funcionarios públicos, empresarios) y propagado rápidamente (España, Brasil, Argentina...). La única forma de erradicarlo es aplicar una vacuna contundente (leyes más duras y efectivas) recetada por médicos profesionales (jueces independientes) y aplicada a enfermos en reposo (corruptos en prisi...

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Nos asustaron con la gripe aviar y ahora con el virus del zika, pero la verdadera pandemia que nos asola es la corrupción. Este virus se ha desarrollado en diferentes formas (malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, evasión fiscal, etcétera), instalado en distintos cuerpos (políticos, funcionarios públicos, empresarios) y propagado rápidamente (España, Brasil, Argentina...). La única forma de erradicarlo es aplicar una vacuna contundente (leyes más duras y efectivas) recetada por médicos profesionales (jueces independientes) y aplicada a enfermos en reposo (corruptos en prisión). El único problema es que algunos de los científicos que deben desarrollar la vacuna pertenecen a uno de los grupos de enfermos (políticos) y por tanto es importante seleccionar a los que no estén contaminados. Las previsibles próximas elecciones generales nos ofrecen una oportunidad para esta difícil selección.— Rafael Martín Carlosena.

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