Cartas al director

Ante el 8 de marzo

Me enfada que me feliciten el 8 de marzo. Ser mujer no es nada especial como para que me tengan que felicitar. No somos un colectivo con características y atributos comunes por los que nos tengan que felicitar. Solo somos el 51% de la población. Distintas, diversas. El 8 de marzo es una fecha para reivindicar la igualdad de las mujeres en el mundo, y gritar lo obvio: que somos personas, ciudadanas de plenos derechos, autónomas, libres. El 8 de marzo es una jornada mundial de lucha, de reivindicación, de evaluación. Es una fecha para recordar todo lo que hemos caminado juntas y todo lo...

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Me enfada que me feliciten el 8 de marzo. Ser mujer no es nada especial como para que me tengan que felicitar. No somos un colectivo con características y atributos comunes por los que nos tengan que felicitar. Solo somos el 51% de la población. Distintas, diversas. El 8 de marzo es una fecha para reivindicar la igualdad de las mujeres en el mundo, y gritar lo obvio: que somos personas, ciudadanas de plenos derechos, autónomas, libres. El 8 de marzo es una jornada mundial de lucha, de reivindicación, de evaluación. Es una fecha para recordar todo lo que hemos caminado juntas y todo lo que nos queda por recorrer hacia la plena igualdad. Así que no me feliciten por ser amorosa, bondadosa, trabajadora o luchadora. O por ser obediente, buena madre y mejor amante. Deberíamos evitar la frivolización de esta fecha. Que no se regalen flores ni bombones. La mejor forma de sumarse al 8 de marzo es defendiendo los derechos humanos, acudiendo a las manifestaciones, cuestionando cómo se sostiene nuestra vida cotidiana. Visibilizando las desigualdades. El 8 de marzo no se felicita, se reivindica. Así que el 8 de marzo, a la calle.— Cristina Hernández Martín.

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