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La hora de la verdad

El fotógrafo Alfons Rodríguez ha dedicado buena parte de los últimos años a documentar los efectos del cambio climático en diferentes zonas del planeta. Un proyecto documental que mezcla belleza y dramatismo para la denuncia de este fenómeno

El fotógrafo Alfons Rodríguez ha dedicado una buena parte de los últimos años a documentar los efectos del cambio climático. Un proyecto documental que mezcla belleza y dramatismo para la denuncia y la sensibilización de la sociedad. La cuestión es: ¿Cuánto tiempo puede aguantar el ser humano en un planeta cuyas condiciones no sean habitables? Tal vez, nuestra irresponsable actuación pueda llegar a significar el fin de la Tierra tal y como la conocemos. Ha llegado la hora de la verdad. En esta imagen, Groenlandia. Bahía de Baffin. Dos enormes icebergs desprendidos del glaciar Illulisat flotan a la deriva. Debido al deshielo ártico, enormes bloques se desprenden continuamente de la masa helada de esta gigantesca isla. Groenlandia está reduciendo su superficie helada pero en cambio aumenta el grosor de su permafrost o suelo helado en el interior. Así, además del deshielo de sus costas y el incremento del nivel del mar, su superficie se ve amenazada por una especie de hundimiento por el peso en aumento.
Alaska. Península de Kenai. Harding Ice. Este gigantesco campo de hielo es uno de los postreros remanentes de la última glaciación que sufrió la Tierra. Su deshielo total será imparable, igual que otros muchos glaciares del planeta. Tal vez las eras cíclicas que sufre la Tierra hubieran desencadenado un calentamiento global similar, puede que el problema sea que la acción humana lo está acelerando de forma alarmante y desproporcionada.
Alaska. Barrow. Océano Glaciar Ártico. El punto más al norte de los EE UU es una comunidad inuit (esquimal) que está perdiendo el litoral muy rápido por el deshielo del Ártico y el aumento del nivel del mar. Sus habitantes han situado enormes sacos de arena en la playa para evitar desprendimientos de terreno por acción del mar y para evitar el derrumbe de las casas más cercanas al litoral. En algunos casos ya ha sido demasiado tarde y algunas familias se han tenido que desplazar hacia el interior. Esta situación se repite en muchas otras zonas del Ártico.
Alaska. Mar de Bering. Teller es una comunidad inuit a orillas del mítico Estrecho de Bering, el lugar por el que cruzaron nuestros ancestros para poblar el continente americano. El aumento del nivel del mar a causa del deshielo casi ha cubierto ya la población, que resiste como puede sus últimos años de existencia tras siglos de asentamiento humano. Sus habitantes deberán buscar otra tierra donde formar un hogar y subsistir, algo que no resultará fácil para las familias de esta aldea de escasos recursos dedicada íntegramente a la pesca de especies autóctonas.
Antártida. Isla Decepción. Nieva suavemente sobre Telephone Bay y el cráter que da forma a la ensenada. Esta isla, perteneciente al archipiélago de las Shetland del Sur, es una de las zonas más afectadas por el calentamiento y pasa una buena parte del año sin nieve en su superficie. El deshielo en el continente helado puede acarrear graves consecuencias en el futuro, tal vez una de las más graves sea que los países con presencia en su territorio quieran comenzar a explotarlo una vez que su superficie libre de hielo sea más accesible.
Antártida. Península Antártica. Un iceberg tubular en deshielo flota en las aguas del Estrecho Antártico. La masa de hielo visible suele ser de un 10 o 15 por ciento del total. La inmensa mayoría se halla bajo el agua. Cuando el proceso se invierte por el deshielo el bloque gira sobre si mismo creando grandes olas que se perciben a kilómetros de distancia.
Antártida. Wilhelmina Bay. Zona Continental. Ballenas jorobadas o yubartas se alimentan en la superficie del mar, junto a la costa de la Tierra de Graham. El cambio del clima en nuestro planeta afecta de forma directa y grave a las ballenas, además de otras muchas especies. En el caso de los cetáceos el calentamiento global modifica las cadenas alimenticias pues varía las zonas y cantidades de su alimento principal: el plancton. También afecta a sus rutas migratorias y a sus lugares de crianza, además de otras consecuencias fisiológicas.
Antártida. Estrecho de Gerlache. Fuertes vientos azotan la costa de la Isla Brabante. El hielo es una de las grandes reservas de agua dulce de la Tierra y en la Antártida se halla el 90% del total terrestre en una superficie de 14 millones de kilómetros cuadrados. Su desaparición afectará muchísimo al clima del planeta.
Guatemala. Un campesino limpia su malograda cosecha por el exceso de agua en el llamado Corredor Seco. En esta zona de Centro América las excesivas lluvias ocasionadas por los cambios en El Niño debido al calentamiento global afectan directamente no solo a la economía de miles de familias sino a su propia alimentación de lo que se deriva un alto índice de desnutrición, sobre todo en la población infantil.
Chad. Una niña atraviesa la diminuta aldea de Molobou, bajo una fuerte tormenta de arena, a 116 kilómetros al nordeste de Nokou, en la remota región de Kanem. Esta zona del Sahel es azotada casi todo el año por fuertes vientos de arena y por temperaturas de más de 40 grados centígrados. El calentamiento global y las sequías aceleran la desertización de diferentes zonas de África y provocan una gran escasez de recursos, sobre todo agua y alimentos, algo que afecta principalmente a la población infantil.
Sudan del Sur. Región de Gogrial Oriental. Un grupo de pastores guerreros nómadas de etnia Dinka atraviesa la aldea de Dubek con sus familias. Las cada vez más frecuentes sequías provocan grandes desplazamientos de esta etnia africana en busca de agua y pastos frescos para su ganado, que por la escasez de esos mismos elementos tiene sus características físicas muy mermadas, sobre todo la leche que alimenta a la población infantil. Además, el hecho de atravesar u ocupar tierras que pueden estar habitadas por grupos de agricultores desencadena enfrentamientos violentos. Todos los pastores Dinka conducen su ganado armados con fusiles AK-47 y en constante estado de alerta.
Bangladesh. La isla de Gabura, al sur del país, podría ser un claro ejemplo de desaparición debido al crecimiento del nivel del mar debido al cambio climático. Sus habitantes se aferran desesperados a la arcillosa tierra que les queda e intentan ganar terreno contra el avance de las aguas. Utilizan el fango para crear diques, muros y superficies consistentes donde intentar cultivar, sobretodo, arroz. Un buena parte de la superficie de este país (50%) puede desaparecer en las próximas décadas solo con que el mar subiera un metro. Naciones Unidas calcula que esto podría generar unos 20 millones de refugiados climáticos en este país asiático.
Filipinas. Isla de Mindanao. En la ciudad de Iligan la devastación fue total, sobre todo en la costa, a causa del Tifón Sendong que arrasó esta zona en diciembre de 2011. Este país asiático es el más castigado del mundo por los ciclones y tormentas tropicales, cada vez más frecuentes a causa del calentamiento global. Además de las víctimas mortales, estas tormentas dejan docenas de miles de desplazados y la economía cada vez más maltrecha.
Panamá. Mar Caribe. Islas Kunas. Muchas y muy diversas islas de los océanos del planeta están seriamente amenazadas por el aumento del nivel del mar. Sobre todo en el Pacífico Sur y en el Caribe. Además, las fuertes tormentas y el intenso oleaje que se desencadena merma de forma irreversible sus débiles litorales de arena poco afianzados por la escasa vegetación que hay en algunas de estas pequeñas y bajas ínsulas. Países enteros pueden desaparecer, como es el caso de Kiribati, Toga o Vanuatu.