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Coordinado por Lola Huete Machado

Kabila o la enésima tentación del poder vitalicio

Movilizaciones en Twitter por el pueblo congoleño a través del hashtag #Sassoufit

Amnistía Internacional utilizó el caso de dos activistas congoleños, Yves Makwambala y Fred Bauma, en su particular celebración del pasado 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Ambos jóvenes fueron detenidos el 15 de marzo de 2015 -junto a otras 28 personas ya liberadas- durante una rueda de prensa del movimiento Filimbi (silbato), que promueve la participación de los jóvenes, pacífica y democrática, en acciones y debates políticos. Se les acusó de traición, intento de golpe de estado y tentativa de asesinato del presidente Joseph Kabila, según rezaba el comunicado que la organización publicó en el blog 3500 millones aquel día. Amnistía concluía su entrada precisando que ambos activistas se encuentran a la espera de juicio y podrían incluso ser condenados a muerte.

El pasado mes de diciembre fue también el momento elegido por el intelectual guineano Tierno Monénembo para mencionar a la República Democrática del Congo en un amplio artículo en Le Monde Diplomatique sobre el “retorno” de los presidentes perpetuos al continente africano. “Se espera una elección presidencial para finales de 2016 en RDC, país vecino de Burundi”, precisó el respetado escritor. “El presidente Joseph Kabila llega al término de su segundo mandado sin decir claramente que está listo para pasar el testigo. Todo cambio de la Constitución se le anuncia difícil por las mismas razones que en Buyumbura: la actual ley fundamental surgió de un acuerdo de paz largamente negociado tras las dos guerras del Congo (1997-2002). Además, el señor Joseph Kabila fue reelegido en 2011 tras un escrutinio cuyos resultados no fueron reconocidos por la oposición”. Monénembo recordó que Kinshasa fue escenario de disturbios en enero de 2015 a causa precisamente de una hipotética revisión de la ley electoral que implicaba el famoso tercer mandato y un nuevo censo. “Esta tarea titánica [el censo], imposible de llevar a cabo antes del voto, habría dado al señor Kabila un buen pretexto para continuar al poder, de retraso en retraso del escrutinio”, puntualizó. La represión de enero del año pasado se saldó con, al menos, 42 muertos y no generó titulares en la mayoría de los medios de comunicación.

Los cambios constitucionales de este tipo se han convertido en un tema muy relevante que han tratado medios especializados como Africaye o Le Monde. La enésima reforma electoral para legalizar un nuevo mandato presidencial fue la causa de la caída de Blaise Compaoré en Burkina, tras una rebelión ciudadana pacífica y casi treinta años en el poder, que comenzaron con el golpe de estado que tumbó a Thomas Sankara. En los dos Congos, sus respectivos presidentes también quieren forzar el derecho a un nuevo mandato: Kabila es presidente desde el asesinato de su padre en 2001 y Denis Sassou Nguesso, desde que ganó una breve e intensa guerra civil en 1997. Ruanda aprobó estos días, vía referéndum, ese tercer mandato para Paul Kagame, en el poder desde 1994.

El hashtag #SaSouffit y la acción de organizaciones como Filimbi están intentando informar a la opinión pública mundial sobre lo que sucede en sus países y movilizar a los congoleños para evitar que Kabila y Sassou Nguesso se eternicen en el poder. Una de estas organizaciones es La Lucha y uno de sus representantes, bajo el seudónimo de Serge Sivya, fue el encargado de denunciar la situación de RDC en Madrid, de la mano de Amnistía Internacional, el pasado 10 de diciembre. Concedió múltiples entrevistas por teléfono y en persona en las que explicó qué es lo que se juega su país en este año.

“Hay un proceso electoral”, nos contó vía telefónica, hablando despacio y buscando las palabras cuidadosamente. “Tras las elecciones de 2011 debería celebrarse un nuevo proceso electoral ahora, entre 2015 y 2016. El gobierno dice que no hay fondos ni tampoco la estabilidad necesaria para celebrar las elecciones. La población piensa que se trata de una maniobra gubernamental para quedarse en el poder. La oposición intenta impedir un cambio en la Constitución, porque creen que el presidente actual, el presidente Kabila, no quiere ceder el poder. Hay miembros importantes de la mayoría presidencial, del partido gobernante, que salieron de las filas de Kabila y entraron en las de la oposición para decir no a un tercer mandato presidencial. También hay movimientos de la sociedad civil, como La Lucha, que piden que el presidente de la República respete la Constitución y no intente forzar ese nuevo mandato, puesto que nuestra ley sólo permite dos. Incluso la iglesia católica, que es un actor con gran influencia en nuestro país, se ha expresado en el sentido de que no aceptará que se viole la Constitución. Así que existe una enorme tensión en el país en la actualidad”.

Serge Sivya declaró que, enfrentado a esos movimientos de diferentes actores de la sociedad congoleña, el gobierno de Kabila ha decidido optar por la represión. “Hay militantes en prisión, hay opositores en prisión, hay incluso un miembro de la mayoría presidencial, del partido en el gobierno, que ha querido expresarse sobre este tercer mandato presidencial y acabó en la cárcel. No hace mucho que nuestro movimiento, La Lucha, organizó una actividad en Goma para exigir al gobierno que explique las muertes en Beni, por ejemplo. No nos dejaron realizar la actividad que teníamos prevista y metieron a nueve personas en prisión, donde siguen hoy. Hubo incluso tiros con fuego real de la policía y dos muertos. En Goma, la ciudad del líder de nuestro movimiento, el alcalde hizo público un decreto el 3 de diciembre prohibiendo todas nuestras actividades”.

Serge no habla de dos de los incidentes que han tenido, probablemente, más repercusión fuera de las fronteras congoleñas: el arresto en marzo del año pasado de miembros de las organizaciones juveniles Balai Citoyen y Y'en marre y su inmediata repatriación a Burkina Faso y Senegal y la expulsión de Tiken Jah Fakoly de territorio congoleño apenas tres meses después. En ambos casos, los incidentes se relacionan con una oposición abierta al cambio constitucional que facilitaría un tercer mandato presidencial a Kabila.

La situación en RDC se vuelve más interesante a partir de este año electoral con la irrupción del Frente Ciudadano 2016, una coalición de movimientos ciudadanos y de la oposición que se formó a finales de diciembre en Kinshasa como secuela de un encuentro en torno al tema de la gobernanza que tuvo lugar en la senegalesa isla de Gorée. El Frente Ciudadano 2016 ha declarado públicamente su intención de evitar que Kabila “viole la Constitución” y se presente a un tercer mandato. La mayor parte de la oposición y la iglesia católica ya han convocado manifestaciones en el mismo sentido para el próximo 16 de febrero, mientras que la Unión Africana nombró a mediados de enero un mediador para la crisis, el togolés Edem Kodjo, que intenta facilitar una negociación entre las partes.

“La Lucha es parte de un movimiento pro-democrático que pretende evitar que el gobierno y las autoridades actuales manipulen la democracia que establecimos”, continúa Serge desde Madrid. “Llevamos adelante una lucha ciudadana y queremos que, como votamos a partir de 2006 cada cinco años y como lo establece nuestra Constitución, cambiemos de presidente de la república. Que exista una alternancia. Es por eso que hemos llevado a cabo acciones. Hubo gente a la que se detuvo en marzo [de 2015] y que hoy, nueve meses después, sigue en la prisión. Lo que hacemos actualmente es, en primer lugar, demandar la liberación de estas personas. Pero también seguimos movilizando a la gente contra un eventual amenaza a nuestra Constitución. Y llevamos a cabo acciones como la campaña Candidato, da una solución, que quiere explicar a la gente que los candidatos no tienen que pedir el voto a cambio de dinero o apelando a la familia o la etnia. La población tiene que preguntar a los candidatos qué van a hacer para solucionar los problemas que tienen como población. Así que hacemos un importante trabajo de sensibilización de los ciudadanos, pero también con la clase política, para presionarles para que no deformen el proceso democrático”.

Tierno Monénembo explicaba en su texto de Le Monde Diplomátique que, con 75 millones de habitantes, riquezas incalculables y una posición geográfica central en África, la RDC es un símbolo. Recordó que albergó un momento histórico del continente a través de Patrice Lumumba, el héroe de su independencia, y conoció, entre 1998 y 2002, la primera guerra de dimensión panafricana, que implicó a nueve países. "Mañana, esta nación puede explotar de nuevo en la cara de África”, profetizó.

“La libertad de expresión está amenazada en nuestro país”, lanza, por su parte, Serge. “Pedimos a la comunidad internacional que se acuerde de que hay temas de fondo. Cuando la Unión Europea u otras instituciones hablan de las elecciones, hablan de fondos o logística, pero se olvidan de que hay prerrequisitos. Los defensores de los derechos humanos son reprimidos. Hay que abordar la cuestión de los defensores de los derechos humanos. Tenemos necesidad de llamar la atención. En nuestro continente, en Burundi, se organizaron manifestaciones, hay muertos y vemos lo que está pasando. Y queremos movilizar al mundo para que el caos no pueda apoderarse de nuestro país también. Pensamos que, como congoleños, tenemos la principal responsabilidad para que esto no suceda pero también tenemos necesidad de la ayuda de toda la Humanidad, de todos los que no quieren ver correr sangre inocente en nuestro país”.

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