3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

¿Controla la Fundación Gates la agenda del desarrollo?

Héroes (o no tanto...). Foto: Wikipedia.

[NOTA: El autor de este textocolabora directa e indirectamente con programas financiados por la Fundación Gates y Open Society, mencionadas en este artículo.]

¿Se han convertido las políticas del desarrollo en un predio de las grandes corporaciones? Esta es la pregunta que se hacía hace pocas semanas un consorcio de tres organizaciones religiosas alemanas a través de un informe que analiza el papel de las principales fundaciones filantrópicas en ámbitos tan sensibles para la lucha contra la pobreza global como las políticas de salud y alimentación. El informe –del que se hace eco eldiario.es a través de su acuerdo con The Guardian- se centra en las actividades de dos de las grandes (las fundaciones Bill y Melinda Gates y Rockefeller) y alimenta un temor extendido entre muchos profesionales y analistas de este sector: la capacidad estratégica y económica de estos actores (solo la Gates gestiona la friolera de 43.000 millones de dólares en patrimonio) determina la orientación de las políticas de desarrollo y la influencia de las empresas transnacionales dentro de estas.

Los datos y argumentos del informe describen una estrategia política de donaciones a entidades públicas, privadas y mixtas que ha permitido a ambas fundaciones situarse de manera eficaz en el debate. En 2012 y 2013, la cantidad total destinada por la Fundación Gates al sector de la salud era equivalente a la mitad de todo el presupuesto operativo de la Organización Mundial de la Salud para esos dos años. Solo el Gobierno de EEUU superó al magnate informático como donante a la lucha contra enfermedades como la malaria, el SIDA y la tuberculosis, así como la producción y distribución de vacunas. De acuerdo con los autores del informe, la estrategia de la fundación se basa en el descubrimiento, desarrollo y distribución de soluciones biomédicas, lo que a menudo supone desatender el fortalecimiento de políticas e instituciones públicas y poner el peso de las acciones en manos de grandes consorcios farmacéuticos.

Los esfuerzos de inmunización constituyen un buen ejemplo de las virtudes y pecados de este modelo. Aunque el apoyo a la Iniciativa Global para las Vacunas y la Inmunización (GAVI, por sus siglas en inglés) ha contribuido de manera tangible a facilitar el acceso de millones de pacientes pobres a vacunas que eran demasiado caras o, sencillamente, no estaban disponibles, sus detractores afirman que se ha hecho a costa de poner los recursos al servicio de compañías farmacéuticas como Pfizer y GSK, cuyos precios siguen siendo más altos de lo que se pueden permitir muchas comunidades y servicios de salud. La crítica –realizada por MSF, que también señaló la opacidad que acompaña las negociaciones entre GAVI y las compañías- dio lugar a una amarga respuesta de Bill Gates, que recordó a la ONG el tiempo en que las empresas “elegían no hacer nunca medicamentos para los pobres” y evitaban así cualquier polémica.

En el caso de la Fundación Rockefeller y su apoyo al desarrollo agrario de los pobres, las críticas no eran muy diferentes. La fe en la tecnología por encima de la política y las instituciones desliza la estrategia de los grandes filántropos en manos de las mismas corporaciones globales que –en opinión de sus críticos- generaron el problema en primer lugar. Más aún, la agricultura y la salud constituyen para los autores ejemplos de sectores en los que la actividad de Gates y Rockefeller ha impuesto modelos corporativos de evaluación de impacto; ha desequilibrado la agenda política en beneficio de sus prioridades; ha debilitado la gobernanza global; y ha hecho todo esto amparándose en la falta de transparencia y de rendición de cuentas.

DONACIONES INTERNACIONALES DE LAS 10 FUNDACIONES NORTEAMERICANAS MÁS RELEVANTES (2012, millones de dólares)

1

Bill & Melinda Gates Foundation

2.600

2

Ford Foundation

217

3

The William and Flora Hewlett Foundation

202

4

Susann Thompson Buffett Foundation

199

5

Walton Family Foundation

167

6

Open Society Institute

117

7

David and Lucile Packard Foundation

115

8

Gordon and Betty Moore Foundation

98

9

Foundation to Promote Open Society

92

10

John D. and Catherine T. MacArthur Foundation

84

Fuente: The Foundation Center (2014), cit. en Martens y Seitz (2015).

¿Responde esta descripción a la realidad? Resulta innegable que los grandes filántropos –la Fundación Gates, muy particularmente- juegan hoy un papel en las políticas de desarrollo desconocido hace solo un par de décadas. Y que su aspiración es influir la agenda de acuerdo a sus propios objetivos y al margen de maniobra que les permiten sus recursos. Esta misma sección de Planeta Futuro –igual que su primo-hermano The Guardian Development- constituye un esfuerzo declarado por garantizar que dos medios de referencia en Europa hablen a diario de los asuntos del desarrollo (los que interesan a la fundación y otros muchos). Y es cierto también que trabajan a menudo de la mano de compañías que en el pasado (y aún hoy)han sido más parte del problema que de la solución.

Lo que no tengo tan claro es que el resultado neto de todo este esfuerzo sea negativo, como sugiere el informe. En primer lugar, nada en la estrategia de Gates y otras fundaciones impide que terceros actores hagan esfuerzos similares en la dirección complementaria, o incluso contraria. Mientras el total de los programas financiados por esta fundación rondan los 4.000 millones de dólares anuales, solo la ayuda oficial al desarrollo de los países ricos supera los 130.000 e incorpora toda la artillería política que ofrece un Estado. Estootorga a cualquier donante mediocre una capacidad estratégica similar, si es que está dispuesto a desplegarla. Incluso resulta posible contradecir a la Fundación con su propio dinero; al fin y al cabo, en Planeta Futuro se publican cada día piezas que niegande manera más o menos directa el enfoque tecno-optimista de Bill y compañía.

En segundo lugar, conviene recordar que no todos los filántropos piensan del mismo modo. Por seguir en el ámbito de la salud, la Fundación Open Society del magnate George Soros se dedica a diseccionar y cuestionar la política de las grandes compañías en materia de innovación farmacéutica y acceso a medicamentos esenciales, un campo en el que las corporaciones se juegan mucho más que en el de la filantropía. No es la única. Otras grandes fundaciones americanas –Ford y Knight, por citar solo dos- sostienen el trabajo de algunos de los grupos más independientes de la sociedad civil y el periodismo en regiones como América Latina.

La virtud, como casi siempre, está en el punto medio: aprovechar los enormes beneficios y presupuestos que Gates, Rockefeller y otros aportan a las políticas de desarrollo, y complementarlos (o corregirlos, como en el caso de algunosmatrimonios corporativos) con otras herramientas y mejores ideas. Ojalá todos los problemas que tenga a partir de ahora la salud o la agricultura familiar de los países pobres sean un exceso de atención.

Comentarios

Para mí la cuestión es qué legitimidad tiene la Fundación Bill & Melinda Gates para tener esa influencia. Es cierto que sus programas pueden contribuir al desarrollo, pero también puede que suceda lo contrario. El hecho de donar 2.600 millones de dólares no puede dar la legitimidad, eso es lo que muchas organizaciones cuestionan.
Magnifico ejemplo, muchas gracias por la valiosa información, saludos.
Para mí la cuestión es qué legitimidad tiene la Fundación Bill & Melinda Gates para tener esa influencia. Es cierto que sus programas pueden contribuir al desarrollo, pero también puede que suceda lo contrario. El hecho de donar 2.600 millones de dólares no puede dar la legitimidad, eso es lo que muchas organizaciones cuestionan.
Magnifico ejemplo, muchas gracias por la valiosa información, saludos.
Para mí la cuestión es qué legitimidad tiene la Fundación Bill & Melinda Gates para tener esa influencia. Es cierto que sus programas pueden contribuir al desarrollo, pero también puede que suceda lo contrario. El hecho de donar 2.600 millones de dólares no puede dar la legitimidad, eso es lo que muchas organizaciones cuestionan.
Magnifico ejemplo, muchas gracias por la valiosa información, saludos.

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