El retorno de la huella artesana al mobiliario industrial

El arquitecto Josep Ferrando obtiene el premio Catalunya Ecodesign con una silla sostenible

Sillas Biennale creadas por Josep Ferrando.FRANCESC ARNÓ

¿Por qué los asientos en las iglesias son de madera? ¿Tal vez por tradición? ¿Para ayudar a guardar las formas y no tener la tentación de acomodarse? ¿O porque asociamos mayor autenticidad a los materiales menos transformados, los llamados nobles, provenientes de la naturaleza? El arquitecto catalán Josep Ferrando ha firmado una silla realizada exclusivamente en madera de pino que no desentonaría en una iglesia. El asiento puede unirse para formar bancos en zigzag y es 100% reciclable puesto que na...

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¿Por qué los asientos en las iglesias son de madera? ¿Tal vez por tradición? ¿Para ayudar a guardar las formas y no tener la tentación de acomodarse? ¿O porque asociamos mayor autenticidad a los materiales menos transformados, los llamados nobles, provenientes de la naturaleza? El arquitecto catalán Josep Ferrando ha firmado una silla realizada exclusivamente en madera de pino que no desentonaría en una iglesia. El asiento puede unirse para formar bancos en zigzag y es 100% reciclable puesto que nada que no sea pino forma parte de los 20 listones que forman cada silla.

La silla Biennale de Josep Ferrando.FRANCESC ARNÓ

Así, más allá de firmar un juego geométrico que le ha valido el primer premio Catalunya Ecodesign, Ferrando demuestra con este trabajo que la sostenibilidad no está reñida con la elaboración formal. Siempre que, como es el caso de esta butaca, esa complejidad esté justificada. Producida por la empresa Figueras, la silla Biennale deja claro que se puede utilizar una compleja geometría fractal para ahorrar materia prima. Y no solo para hacer de la silla una pieza inolvidable.

Salvo en el ámbito de las oficinas, hace años que buena parte de las sillas que se lanzan al mercado, sobre todo las que amueblan los espacios colectivos de paso, no se fabrican pensando fundamentalmente en la comodidad del usuario. Otros factores, como la facilidad de producción, el precio o el valor icónico y representativo del asiento toman la delantera a la hora de lanzar una silla más a un mercado saturado de asientos.

El caso de este asiento es diferente. Sería exagerado presuponer que llega para llenar un hueco en un mercado en el que, como decimos, no parece haberlo. Su alto precio (en torno a los 400 euros la pieza) no la hace tampoco viable como solución socorrida. La rigidez geométrica, más que el material elegido para fabricarla, no consigue una comodidad que le abra tampoco la vía de éxito. Entonces, ¿por qué resulta relevante destacar esta silla? Por tres ideas, que son tres vías de futuro, que la definen.

Detalle lateral de la silla Biennale, que no está unida por clavos ni por tornillos.FRANCESC ARNÓ

En primer lugar el hecho de ser monomaterial. Está producida solo con madera de pino de Melis y pino de Flandes que procede de bosques reforestados. Este material se emplea incluso en las juntas de las partes. Así, las sillas no están unidas por clavos ni por tornillos, por eso la butaca es completamente reciclable. Además, su método de producción abre una puerta que nunca debió cerrarse en el ámbito del mobiliario: la de la estrecha colaboración entre artesanos e industriales. Finalmente, el hecho de obtener un objeto sencillo a partir de un proceso de diseño complejo recuerda que cualquier diseño es una oportunidad para aportar ideas, para mejorar los sistemas de producción y para cuestionar el funcionamiento de las empresas y de los clichés. Aunque nadie se atreva a diseñar, o a colocar, un banco en una iglesia que no sea de madera.

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