Cartas al director

Fraude y desfachatez

¿Volverían a confiar los vecinos de una comunidad de propietarios en una empresa de reparación y mantenimiento que infla las facturas y pasa gastos por trabajos ficticios? ¿Volverían a fiarse los integrantes de una asociación benéfica de un equipo directivo que desvía los fondos hacia los bolsillos propios? ¿Volverían los clientes de una agencia de viajes a contratar vacaciones tras haber sido víctimas de un fraude anterior? Dando por sentada la respuesta común a tales interrogantes, uno se formula ciertas preguntas: ¿cómo es posible que exista apoyo, calor y reconocimiento social hacia quiene...

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¿Volverían a confiar los vecinos de una comunidad de propietarios en una empresa de reparación y mantenimiento que infla las facturas y pasa gastos por trabajos ficticios? ¿Volverían a fiarse los integrantes de una asociación benéfica de un equipo directivo que desvía los fondos hacia los bolsillos propios? ¿Volverían los clientes de una agencia de viajes a contratar vacaciones tras haber sido víctimas de un fraude anterior? Dando por sentada la respuesta común a tales interrogantes, uno se formula ciertas preguntas: ¿cómo es posible que exista apoyo, calor y reconocimiento social hacia quienes desvían, roban y malversan recursos públicos? ¿Se fomenta desde una edad temprana una educación y concienciación ciudadana respecto al valor, la importancia y el respeto que debe tenerse por el bien común? No tiene gracia, pero que ni pizca de gracia, leer o escuchar que, por ejemplo, la suma del dinero pagado durante el año en impuestos acabe en manos de personajes que lo utilizan para pagar joyas, trajes, fiestas o llamadas telefónicas de carácter privado.— Alejandro Prieto Orviz.

 

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