Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

La arquitectura Pop-up

La Exposición Permanente de la Marsèlleria, nació en Milán en el 2009 y fue concebida como una plataforma multidisciplinar siguiendo la idea de que el estilo es una práctica cultural global. Este espacio ofrece total libertad a todos aquellos quienes tienen la necesidad de expresarse sin limitaciones en cuanto el lenguaje, la materia y los medios. Es un laboratorio para testar diferentes lenguajes artísticos ya que no está vinculado a ninguna forma de arte en concreto; es un espacio nacido para crear un mestizaje lingüístico que es la esencia de la cultura contemporánea.

Daniel González, artista argentino y reciente expositor en la Marsèlleria, ha apostado en aprovechar el espacio exterior de la galería en lugar del interior para presentar su último trabajo: una dinámica instalación de 250 metros cuadrados que abarca toda la fachada y parte del patio. Daniel ha conseguido crear un entorno animado hecho de cartón, donde la disposición de diferentes formas, tamaños y objetos interactúan con los visitantes de la exposición.

Su obra de arte está inspirada en la interactividad y el espíritu de los libros pop-up infantiles, donde las historias saltan a la vista del lector gracias a recortes, imágenes sobrepuestas que se desdoblan al pasar las páginas. De este modo, el artista busca rendir tributo a este tipo de libros ya que, debido a la proliferación de libros digitales y tabletas móviles, los libros pop-up están empezando a desaparecer. Con tan solo cartón, celo tape, maderas, pegamento, hilos de nylon y motores eléctricos, el artista argentino ha conseguido transformar y avivar a los visitantes de la exposición con una obra arquitectónica manual y animada.

El Pop-up Building Milán -así es como se llama la obra de Daniel González- puede catalogarse como una maqueta enorme enloquecida, que plasma un momento surreal dentro de un contexto urbano. Una experiencia única que crea un momento de inocencia en una posible realidad, que perdura solo un instante; el mismo instante que el de una página de un libro.

El artista ha optado por usar la técnica japonesa llamada Kirigami (una variación del Origami que incluye el corte de papel, en lugar de simplemente doblarlo) para ayudar a formar líneas dobladas que salen de la lámina de cartón. Estos recortes de papel crean interpretaciones abstractas de monumentos locales milaneses tan conocidos como el Rascacielos Pirelli, Lambrate, la Torre Velasca, etc.

La referencia directa del autor para crear el Pop-up Building Milán ha sido la arquitectura barroca efímera de Bernini, construida para crear un mayor impacto en un corto período de tiempo. En el siglo XVII, la práctica del arte efímero ofrecía un campo experimental de técnicas y materiales, de medios expresivos y efectos visuales que, comprobados en su puesta a punto provisional a lo largo de las obras escenográficas, en cortos períodos de tiempo pasaban de ser transitorios a convertirse en estables a escala urbana.

Cabe recordar que fue en Rotterdam, en el Witte de Withstraat festival del año 2010, donde el artista mostró su primer edificio Pop-up transformando la iglesia Arminius en una pieza gigante de 25 metros de altura como si fuera un edificio salido del propio paisaje. Daniel también instaló durante la Bienal de New York 2011 el Pop-up Museo Disco Club en la 5ª Avenida.

Gran parte del atractivo que ofrece el arte es que puede conjuntar varias disciplinas y así crear algo original que atraiga al transeúnte. De esta manera, ofrece conceptos que no existían, jugando precisamente con la idea de innovación, recolectando fragmentos de ideas para un solo fin.

Muchos críticos han denominado el último proyecto de Daniel González como "un proyecto de arquitectura efímero", pero la misma Marsèlleria se refiere a él como "un modelo arquitectónico para enloquecer". El autor no ha dado ninguna explicación de qué significa cada uno de los espacios creados dejando al visitante la libertad para descubrir pequeños rincones y obras de arte entre cartones.

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