Vuelve el Sur

En Europa, hoy, parece que las aguas están comenzando a volver a su cauce.

En los momentos álgidos de la crisis del euro vivimos un agudo deterioro de las relaciones entre el norte y el sur de Europa. Tras décadas de convergencia, se abrió una sima económica que se prolongó a la política, contaminando las relaciones entre gobiernos y las percepciones de las opiniones públicas.

“No podemos tener una moneda común mientras unos tengan tantas vacaciones y otros tan pocas o mientras en Grecia, España y Portugal la gente se jubile mucho antes que en Alemania”, dijo Angela Merkel en un mitin de su partido en mayo de 2011. A cambio, en las calles de Atenas y Lisboa ap...

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En los momentos álgidos de la crisis del euro vivimos un agudo deterioro de las relaciones entre el norte y el sur de Europa. Tras décadas de convergencia, se abrió una sima económica que se prolongó a la política, contaminando las relaciones entre gobiernos y las percepciones de las opiniones públicas.

“No podemos tener una moneda común mientras unos tengan tantas vacaciones y otros tan pocas o mientras en Grecia, España y Portugal la gente se jubile mucho antes que en Alemania”, dijo Angela Merkel en un mitin de su partido en mayo de 2011. A cambio, en las calles de Atenas y Lisboa aparecieron carteles con esvásticas y retratos de Merkel con camisa parda y brazo en alto.

Merkel falseaba los datos, pues la edad media de jubilación en España en aquel entonces era de 62,8 años y en Alemania de 61,5, y hacía electoralismo para frenar el auge de sus socios de gobierno liberales. Y en el Sur se acusaba injustamente a Alemania de buscar una dominación que nunca pretendió y se ignoraban los sacrificios que los alemanes se habían impuesto a sí mismos tras la unificación. En algunos momentos de esta crisis, Europa dejó de ser un proyecto político inspirador y se transmutó en una unión forzosa de acreedores y deudores. Pero frente a los pronósticos más pesimistas, la democracia en el sur de Europa ha aguantado las presiones populistas y las economías están retornando a la senda de crecimiento y empleo que dejaron atrás en 2008. En Grecia, Tsipras ha conseguido expulsar a la facción más radical de su partido y abrir el camino de unas reformas pendientes desde hace mucho tiempo. Lo mismo se observa en Italia, donde Renzi está siendo capaz de reformar el sistema político italiano y hacer irrelevante al movimiento populista de Beppo Grillo. Y en Portugal, la izquierda está mostrando un pragmatismo que hace posible vislumbrar una coalición progresista hasta ahora imposible. En España también, el declive en las encuestas de Podemos muestra que la indignación ciudadana está siendo canalizada hacia preferencias reformistas, no rupturistas. Hoy, parece, las aguas están comenzando a volver a su cauce. ¿Vuelve el Sur? @jitorreblanca

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