Cartas al director

El perfil de Madrid

Han cerrado en un pestañeo el gran café Comercial de Madrid (del siglo XIX), veo peligrar el edificio España, al lado de donde vivo; estas semanas, unos obreros han desmontado un locutorio en mi calle y ha salido a la luz el antiguo negocio que fue, una camisería, que todavía tiene los grabados antiguos, abrigos, ropa de punto, medias, y los espejos de los escaparates madrileños de toda la vida, esos —los que se conservan— que dan al centro de la capital un aire parisino encantador, pero que ya nunca estarán. O así me parece a mí. Como vivo en el barrio de Universidad he visto en unos pocos añ...

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Han cerrado en un pestañeo el gran café Comercial de Madrid (del siglo XIX), veo peligrar el edificio España, al lado de donde vivo; estas semanas, unos obreros han desmontado un locutorio en mi calle y ha salido a la luz el antiguo negocio que fue, una camisería, que todavía tiene los grabados antiguos, abrigos, ropa de punto, medias, y los espejos de los escaparates madrileños de toda la vida, esos —los que se conservan— que dan al centro de la capital un aire parisino encantador, pero que ya nunca estarán. O así me parece a mí. Como vivo en el barrio de Universidad he visto en unos pocos años desaparecer negocios que son sustituidos por otros y de cuyo aspecto antiguo nada se vuelve a saber. Y me pregunto: ¿no podría un Ayuntamiento obligar a que un negocio como el café Comercial siga siendo lo que es aunque lo lleven otros propietarios? ¿No se pueden blindar las actividades o el aspecto interior como se preservan las fachadas? ¿No se puede impedir que unos vecinos descerebrados destruyan los espacios comunes de un edificio antiguo como está ocurriendo? Madrid pierde día a día su perfil, su carácter, su sabor. No es una cuestión de melancolía, sino de economía, turismo y bienestar. Y hay que actuar pronto.— Celia Morán Breña.

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