Instituciones y ciudadanía
La relación entre ciudadanía y las instituciones está afortunadamente de moda. No hay más que ver la atención que prestan los medios al comportamiento de los nuevos alcaldes. Venimos de unos tiempos en que algunos servidores públicos habían considerado que esa presencia sobre el terreno era algo opcional e incluso inconveniente. Las nuevas formaciones políticas han hecho de ello un argumento de crítica. Sin embargo, para algunos servidores públicos, ese contacto con la ciudadanía va con el cargo. Soy entrevistador del INE en la encuesta de población activa, tristemente célebre por ser la herra...
La relación entre ciudadanía y las instituciones está afortunadamente de moda. No hay más que ver la atención que prestan los medios al comportamiento de los nuevos alcaldes. Venimos de unos tiempos en que algunos servidores públicos habían considerado que esa presencia sobre el terreno era algo opcional e incluso inconveniente. Las nuevas formaciones políticas han hecho de ello un argumento de crítica. Sin embargo, para algunos servidores públicos, ese contacto con la ciudadanía va con el cargo. Soy entrevistador del INE en la encuesta de población activa, tristemente célebre por ser la herramienta que permite el cálculo de la tasa de paro. La inmensa mayoría de los vecinos visitados muestran primero molestia, luego perplejidad y finalmente ignorancia sobre nuestro trabajo. A pesar de la presencia mediática abrumadora de los datos que producimos. También sorprende que la disposición a atendernos sea inversamente proporcional a la posición social de las familias. Cuanto más alta, más difícil resulta obtener su colaboración. Parece que integración social y relación con la Administración se mueven en sentido contrario. La experiencia es paradójica pero aleccionadora. Algo estaremos haciendo mal.— Jesús Ruiz García.