70 años no son nada

Las preguntas sobre cómo tratar con Rusia y China son muy similares a las de hace décadas

En el amor, como señalaba Gardel en Volver,20 años no son nada, pero en la guerra son 70 los años que parecen un suspiro. No tienen más que ver la polémica acerca de los desfiles conmemorativos de la victoria de los aliados sobre Alemania y Japón. En el caso de Rusia, Putin no tuvo que pensárselo dos veces para utilizar el desfile del 9 de mayo en Moscú para orquestar una gran demostración de la vuelta de Rusia a la escena internacional y, a la vez, como un gran oportunidad de cohesionar a su opinión pública mediante un mensaje de orgullo patriótico frente a unos enemigos exteriores q...

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En el amor, como señalaba Gardel en Volver,20 años no son nada, pero en la guerra son 70 los años que parecen un suspiro. No tienen más que ver la polémica acerca de los desfiles conmemorativos de la victoria de los aliados sobre Alemania y Japón. En el caso de Rusia, Putin no tuvo que pensárselo dos veces para utilizar el desfile del 9 de mayo en Moscú para orquestar una gran demostración de la vuelta de Rusia a la escena internacional y, a la vez, como un gran oportunidad de cohesionar a su opinión pública mediante un mensaje de orgullo patriótico frente a unos enemigos exteriores que supuestamente conspiran para mantener a Rusia con la cabeza agachada.

Ahora le toca el turno a China, que viendo el éxito logrado por Putin, ha decidido declarar fiesta nacional el 3 de septiembre (la rendición de Japón fue el día 2 de septiembre, pero China declaró Día de la Victoria el día siguiente) para así facilitar la asistencia masiva de la ciudadanía al igualmente masivo desfile militar que está preparando en Pekín. La conmemoración que planea Pekín no resultaría preocupante si no fuera porque coincide con la presión sostenida que China mantiene sobre una serie de disputadas islas, islotes y arrecifes situados en el Mar de China meridional, cuya soberanía le enfrenta con Malasia, Filipinas, Taiwan, Vietnam y Japón, y en las que los chinos están construyendo pistas de aterrizaje y desplegando equipos de defensa aérea.

Tanto en el Mar de la China meridional como en los cielos del Báltico, los incidentes y tensiones entre fuerzas armadas chinas y rusas y sus vecinos están siendo constantes. Unos dicen que no hay que caer en provocaciones que aumenten la tensión porque la historia demuestra que estos pequeños incidentes pueden descontrolarse y acabar desencadenando un conflicto armado. Otros dicen que es precisamente la inacción ante estas provocaciones las que lanzan un mensaje de debilidad que alientan a Pekín y a Moscú a seguir haciéndose con pequeños trozos de territorio. Que 70 años después tengamos que hacernos estas preguntas nos demuestra que a pesar de las sienes plateadas el tiempo no ha transcurrido como debiera. @jitorreblanca

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