Entrenar más sufriendo menos: 12 trucos de sentido común

Si la idea de ir al gimnasio a echar horas y horas te resulta poco atractiva, prueba con estas trampas para que el sudar cueste menos

The Gymno Frame, un cacharro patentado en los años 30 en Estados Unidos para hacer ejercicio "más y mejor"Cordon Press

El dolor es una constante en las frases de motivación para deportistas. Del "Tu sufrimiento desarrolla tu fuerza" que hizo famoso Schwarzenegger al "El dolor solo es debilidad que abandona tu cuerpo" que acuñó la armada estadounidense en sus oficinas de reclutamiento. Pasando, claro, por ese No pain no gain ("Sin dolor no hay ganancia") que los locos del fitness repiten como si lo hubiera dictado Dios en el monte Sinaí cuando en realidad viene de los VHS de aerobic q...

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El dolor es una constante en las frases de motivación para deportistas. Del "Tu sufrimiento desarrolla tu fuerza" que hizo famoso Schwarzenegger al "El dolor solo es debilidad que abandona tu cuerpo" que acuñó la armada estadounidense en sus oficinas de reclutamiento. Pasando, claro, por ese No pain no gain ("Sin dolor no hay ganancia") que los locos del fitness repiten como si lo hubiera dictado Dios en el monte Sinaí cuando en realidad viene de los VHS de aerobic que Jane Fonda protagonizó en los ochenta.

Esta filosofía dura porque es cierta: la única forma de estar en forma es sudar. Pero ignora que hay formas de engañar a la mente para sufrir menos. Pequeñas distracciones para que la idea de ponerse a hacer ejercicio resulte más agradable, para que el ejercicio en sí cueste menos y para que luego, las agujetas no resulten mayores que la motivación. Cosas como estas:

1. Engánchate a una serie (o mejor, a un podcast) y póntela solo cuando hagas ejercicio

Lo que viene siendo el efecto Pávlov. Asocia a tu entrenamiento algo que le guste mucho hasta que su cerebro entienda que solo haciendo ese deporte puede disfrutar de un capítulo de Juego de tronos, de The good wife, o un podcast (que te vendrá mejor aunque sea porque tiene más capítulos). Sabemos que algunos expertos estarán en contra de este consejo, pero piense en lo que quieren ellos y lo que quiere usted y valore si compensa invertir algo de tiempo en crear el hábito.

2. Pero para las partes más intensas, tira de música

Esto lo dice la ciencia: entrenar intensamente durante 15-20 minutos es más efectivo que ir más relajado durante una hora. Y, como está más que comprobado, los que se ponen música durante estos 15-20 minutos obtienen aún mejores resultados. ¿Quieres probarlo y no sabes con qué? Spotify ya ha pensado en eso: ‘Ejercicio duro’, ‘Adrenaline Workout’ o incluso ‘Indie Workout’ si no te va el house machacón son algunas de las listas que propone.

3. Reparte el ejercicio a lo largo del día para no tener que pensar en estar dos horas en el gimnasio

Por el mismo principio por el que hay gente que le da más ponerse a leer las 1.500 páginas de Los miserables que las 130 de El viejo y el mar. Vete a trabajar en bici y ahórrate la parte de cardio. Unas flexiones antes de empezar la jornada. Unos burpees antes de cenar.

4. Deja de llevar harapos y ponte algo que te guste llevar

Haznos caso. En ICON sabemos del impacto de la ropa en la psicología. Te cambiará la actitud.

5. Ten una bolsa de gimnasio siempre preparada

En el maletero del coche o en la oficina, como quieras, pero no tener que pasar por casa para ir al gimnasio es fundamental. Tu casa es un paraíso con sofá, libros, comida, calefacción, cargador para el móvil y wifi. Nadie en su sano juicio querría salir de allí. No entres si tienes algo que hacer.

6. Vete a un gimnasio que te guste, no el primero que tengas a mano

El entorno lo es todo y el sufrimiento mucho menor cuando lo padecemos en lugares salidos de una revista de decoración. Apúntate al mejor que te puedas permitir, no al que te suponga más cómodo ir.

7. O mejor, no vayas a ninguno.

Entrenar al aire libre está lleno de ventajas: ahorras dinero, te da el sol y, sobre todo...

8. Corre con alguien

... estás acompañado. Bajando el ritmo para mantener una conversación con un compañero no solo regula nuestra respiración y evita el flato, sino que además nos hace olvidarnos del dolor de rodillas o de las piernas cansadas. Hacer esto no puede ser tu único ejercicio pero es bueno hacerlo.

9. Delega parte del trabajo en la tecnología para no llevar tú la cuenta de cuánto llevas

Los ponibles de marcas de deportes como Adidas, de Nike o de fabricantes de tecnología como Samsung pueden parecerte superfluos. Pero es todo un beneficio tener un aparato que controla cuánto llevas entrenado para que puedas hacero mientras piensas libremente en la serie que estás viendo o cómo el sentido que por fin le has encontrado a la vida tras años de sufrimiento, aprendizaje y maduración se perderá cuando mueras y dejes un mundo lleno de gente en una busca desesperada de ese mismo sentido.

10. Y si no, tira de móvil

Aunque si lo de los juguetitos caros no es lo tuyo, la versión barata es instalar en su smartphone alguna aplicación como Fitocrazy que convierte el entrenamiento en un juego de competición con el que picarse con amigos y conocidos. ¿Qué puede salir mal?

11. Esconde tableros para hacer ejercicios con amigos en casa

¿Te acuerdas del futbolín que hacía las veces de mesa de comer en Friends? Pues podrías hacer algo parecido con una de ping-pong. Las sobremesas será mucho más dinámicas.

12. Ten perro

Sácalo de paseo tanto como puedas. Corre con él al lado. Míralo a los ojos de vez en cuando. La felicidad es eso.

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