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Un paseo por la muestra

Una vista general a algunas de las piezas que componen la exposición

'El altar de nuestra señora' o 'Tríptico de Miraflores' muestra tres momentos de la vida de Cristo y la Virgen María. Fue un encargo del rey Juan II de Castilla y León en 1445 para la recién fundada cartuja de Miraflores (Burgos). Los arcos de medio punto que acogen las escenas desarrollan paralelamente un programa que arranca con la imagen de María anunciando su embarazo a José. Durante la invasión napoleónica, el tríptico fue robado por el general Jean Barthélemy D'armagnac y actualmente se encuentra en la Gemäldegalerie de Berlín.Imagen cedida por el Museo del Prado
Pintado entre 1445 y 1450, este tríptico describe los siete sacramentos de la Iglesia Católica. En el panel de la izquierda muestra el bautismo, la confirmación y la confesión. En el central, con la crucifixión en primer plano, la eucaristía. Y a la derecha, la orden sacerdotal, el matrimonio y la extremaunción. Se expone en el Museo Real de Bellas Artes de Amberes y sirvió de inspiración para el 'Tríptico de la Redención', realizado por uno de sus discípulos directos, el Maestro de la Redención del Prado, denominado así por esta obra, que también forma parte de la exposición.Imagen cedida por el Museo del Prado
El azul del manto de María, que cae desamayada en brazos de San Juan al ver el cadáver de su hijo, es uno de los lapislázulis más puros empleados en la pintura flamenca de la época. Las figuras de Cristo y María yacen en posturas paralelas para manifestar su doble pasión. Esta obra maestra, realizada en en torno a 1435, fue un encargo para la iglesia de Nuestra Señora de Extramuros de Lovaina (Bélgica). Se encuentra en el Museo del Prado desde 1936.Imagen cedida por el Museo del Prado
Denominada así por su último dueño, el aristócrata Pedro Fernández Durán quien legó la obra en 1930 al Museo del Prado, toma como referencia la Virgen con niño, de Jan Van Eyck creada dos años antes. La virgen de Van der Weyden se ha convertido en un icono adoptado como ejemplo por maestros flamencos y españoles. Es una pieza de considerable calidad técnica y gran intimidad donde también queda patente la influencia de su maestro Robert Campin en su etapa en Tournai (Bélgica).Imagen cedida por el Museo del Prado
Inquisidor y canciller mayor, el Obispo Fray Lope de Barrientos fue uno de los clérigos más influyentes de la Corona de Castilla. Tanto, que a su muerte se le dedicó esta escultura funeraria de alabastro policromado obra de Egas Cueman, perteneciente a la Fundación Simón Ruiz, que se conserva en el Museo de las Ferias de Medina del Campo, su lugar de nacimiento. Contemporáneo de Van der Weyden, Barrientos contribuyó a la modernización ideológica de la Iglesia hispana y al desarrollo del derecho canónico.Imagen cedida por el Museo del Prado
Esta composición escultórica de madera de castaño sobre la crucifixión pertenece al ala derecha del retablo de Nuestra Señora de Belén de Laredo (Cantabria). Datado entre a 1430 y 1440 en Bruselas, está basado posiblemente en diseños del propio taller de Van der Weyden. La obra se inserta en la exposición como elemento para la confrontación visual con escenas similares como la de 'El Descendimiento' o los relieves de las arquivoltas del 'Tríptico de Miraflores'.Imagen cedida por el Museo del Prado
'Ab urbe condita' o 'Historia de Roma', es la obra escrita por Tito Livio, fechada en el 753 a. C por varios investigadores, que narra la historia de Roma desde sus orígenes. Esta traducción italiana de la Tercera Década realizada en Florencia en 1476 -doce años después de la muerte de Van der Weyden- fue dibujada por el célebre iluminador Francesco di Antonio del Chierico, esencial en el desarrollo de la miniatura en España. Actualmente se conserva en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia, España.Imagen cedida por el Museo del Prado