Cartas al director

Ángel Gabilondo

Entre las objeciones que han caído frente a la candidatura de Ángel Gabilondo a la presidencia de la Comunidad de Madrid hay una que me ha llamado la atención. Un profesional, al parecer, de la política en el poder, ha dicho que Gabilondo era “un erudito y no un político”. Me chocó la oposición. En primer lugar, porque el empleo inapropiado del término “erudito”, se carga de unas extrañas resonancias que, por cierto, nada tienen que ver con el “amplio conocimiento de los documentos relativos a una ciencia o a un arte” (DRAE). No creo que sea esa significación de la palabra la que rebotaba en l...

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Entre las objeciones que han caído frente a la candidatura de Ángel Gabilondo a la presidencia de la Comunidad de Madrid hay una que me ha llamado la atención. Un profesional, al parecer, de la política en el poder, ha dicho que Gabilondo era “un erudito y no un político”. Me chocó la oposición. En primer lugar, porque el empleo inapropiado del término “erudito”, se carga de unas extrañas resonancias que, por cierto, nada tienen que ver con el “amplio conocimiento de los documentos relativos a una ciencia o a un arte” (DRAE). No creo que sea esa significación de la palabra la que rebotaba en la cabeza del objetor. El señor que hacía esa crítica, enmascaraba tal vez, sin ser consciente de ello y dejando ver su ignorancia, algo verdaderamente importante.

Es tal el nivel de corrupción mental de buena parte de nuestros “profesionales” en la Administración de lo público que, a lo mejor, quiso decir que Ángel Gabilondo es una persona inteligente, culta, decente y todos esos adjetivos con que, en la mejor tradición de la filosofía política, tenían que adornar a quien se dedica a tan generosa y noble empresa. En una época donde lo más corrompido no son sólo los negocios de los trapisondistas y malabaristas de la mentira y del saqueo de lo público, sino la repugnante ideología que deteriora sus cerebros, no es extraño, pues, que la inteligencia y la decencia no tengan nada que ver, para tales personajes, con la política.— Emilio Lledó.

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