Opinión

‘Lulómetro’ griego

El 84% de los ciudadanos griegos no confía en su Gobierno, y el 83%, tampoco en el Parlamento

Hace más de una década Lula ganó sus primeras elecciones presidenciales en Brasil. Durante la campaña electoral de aquel sindicalista al que tanto temían los mercados y los poderes establecidos, el banco de inversión Goldman Sachs interfirió en la misma creando el lulómetro, un indicador económico basado en fórmulas matemáticas que medía diariamente la relación entre las posibilidades de victoria de Lula, el tipo de cambio de la moneda (el real) y la prima de riesgo. Semejante auditoría no se había hecho nunca ni tampoco se practicó con el candidato de la derecha a la presidencia del país.
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Hace más de una década Lula ganó sus primeras elecciones presidenciales en Brasil. Durante la campaña electoral de aquel sindicalista al que tanto temían los mercados y los poderes establecidos, el banco de inversión Goldman Sachs interfirió en la misma creando el lulómetro, un indicador económico basado en fórmulas matemáticas que medía diariamente la relación entre las posibilidades de victoria de Lula, el tipo de cambio de la moneda (el real) y la prima de riesgo. Semejante auditoría no se había hecho nunca ni tampoco se practicó con el candidato de la derecha a la presidencia del país.

Pasado mañana tiene lugar en Grecia la segunda votación adelantada en el Parlamento para elegir nuevo presidente del país. El candidato del establishment es el excomisario europeo Stavros Dimas. Ya ha perdido una votación, y habrá una tercera, si es preciso, el 29 de diciembre. Si no sale elegido, el mapa político pasa por la disolución de la cámara, elecciones anticipadas, nuevo Gobierno y vencimiento de la prórroga del plan de rescate dirigido por la troika.

La misma Grecia que entró en el euro y acogió unos Juegos Olímpicos se convirtió en el enfermo más grave de la Europa de la moneda única
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En los sondeos figura como primera fuerza Syriza, y en su etéreo programa figura la nada etérea reestructuración de la deuda griega (300.000 millones de euros, el 170% del PIB), lo que ha puesto de los nervios los días pasados a los célebres mercados y bolsas de valores. Según un diario griego, Goldman Sachs habría planteado la posibilidad de que el BCE pudiera cerrar la financiación a los bancos del país, forzando a Syriza (en caso de que ganase y se beneficiase de esa norma de que el primer partido en votos suma 50 diputados más) a imponer un corralito sobre los depósitos bancarios.

La estrategia del miedo. ¿Es esto una modalidad de lulómetro a la griega? Recuérdese que Goldman Sachs es el banco que ayudó al Gobierno conservador heleno a falsificar contablemente su porcentaje de déficit público, engañando a la Comisión Europea, para que Grecia entrase en el área euro. Y que el vicepresidente ejecutivo para Europa del banco de inversión americano era Mario Draghi, hoy gobernador del BCE. Las puertas giratorias de Goldman Sachs con los Gobiernos, bancos centrales y sectores públicos empresariales de muchos países son abundantes.

Grecia ha sido el país del mundo que más ha sufrido con la crisis económica y con la gestión de la misma a través de las políticas de austeridad. Como muestra Mariangela Paone en Las cuatro estaciones de Atenas (Libros del K.O.), la misma Grecia que entró en el euro y acogió unos Juegos Olímpicos por los que se ganó el reconocimiento internacional, se convirtió de la noche a la mañana en el enfermo más grave de la Europa de la moneda única, en una especie de bestia negra a la que había que atornillar con la clavijas más dolorosas y difíciles de atornillar. Ahora, el 84% de los griegos no confía en su Gobierno, y el 83% de los mismos, tampoco en el Parlamento. Cualquier cosa es posible en el escenario electoral.

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