Seamos coherentes
La revolución “proprivacidad” que ha generado la actualización del gigante de la comunicación WhatsApp es totalmente incoherente y desproporcionada teniendo en cuenta el estado actual de la comunicación social. Publicamos en Facebook para que centenares, o incluso miles de seguidores, lean lo que escribimos y hagan clic en “Me gusta”, nos expresamos y compartimos todo lo que nos define en 140 caracteres en Twitter, estamos constantemente actualizando el Instagram para que todos sepan qué hacemos, qué comemos o dónde estamos… ¿Y ahora nos enfadamos porque dentro de una conversación privada, ini...
La revolución “proprivacidad” que ha generado la actualización del gigante de la comunicación WhatsApp es totalmente incoherente y desproporcionada teniendo en cuenta el estado actual de la comunicación social. Publicamos en Facebook para que centenares, o incluso miles de seguidores, lean lo que escribimos y hagan clic en “Me gusta”, nos expresamos y compartimos todo lo que nos define en 140 caracteres en Twitter, estamos constantemente actualizando el Instagram para que todos sepan qué hacemos, qué comemos o dónde estamos… ¿Y ahora nos enfadamos porque dentro de una conversación privada, iniciada voluntariamente, sabrán que hemos leído lo que nos han dicho?— Lydia Alberti Quinlan.