Cartas al director

Tirar de la manta

Cuando en el ámbito cotidiano a alguien se le acusa de haber hecho algo incorrecto, uno de los recursos que utiliza dicho alguien para cortar a su interlocutor es el de amenazar con “tirar de la manta”, sugiriendo que dispone de información que podría perjudicar a alguno de los presentes. Es una artimaña verbal que, en principio, no tiene trascendencia, aunque utilizada en foros relevantes (tertulias televisivas, comparecencias y debates políticos) conlleva enfangar lo público y cierta desvergüenza por quien amaga con decir. Dos ejemplos recientes de estas prácticas son los de la alcaldesa de ...

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Cuando en el ámbito cotidiano a alguien se le acusa de haber hecho algo incorrecto, uno de los recursos que utiliza dicho alguien para cortar a su interlocutor es el de amenazar con “tirar de la manta”, sugiriendo que dispone de información que podría perjudicar a alguno de los presentes. Es una artimaña verbal que, en principio, no tiene trascendencia, aunque utilizada en foros relevantes (tertulias televisivas, comparecencias y debates políticos) conlleva enfangar lo público y cierta desvergüenza por quien amaga con decir. Dos ejemplos recientes de estas prácticas son los de la alcaldesa de Alicante, con su “Manolete, si no sabes torear por qué te metes”, en respuesta a las acusaciones que se le hacían. Y otra, la del expresidente Pujol que, en sede parlamentaria y cuando se investiga su anómalo proceder, nos sale con aquello del árbol y las ramas, dejando entrever lo bueno que es por lo mucho que sabe, y no dice de otros, que han actuado de igual o peor manera que la suya. Dejar en saco roto estas insinuaciones, que podrían ser ciertas, convierte a los demás en una especie de cómplices del interpelado por consentirle que oculte actuaciones punibles. Solo queda denunciarlas donde corresponda para que se investiguen.— Joan V. Llàcer Mont.

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