Cartas al director

Sobre el desafío independentista

CiU y su proyecto independentista liderado por Artur Mas no solo está ocasionando importantes perjuicios económicos a Cataluña, también ha provocado ya una terrible división entre catalanes. Compañeros de trabajo, amigos e incluso familiares enfrentados entre si, en un ambiente de gran crispación social. Aunque esto no sea apreciable desde fuera, es un hecho: han dividido al pueblo catalán como nunca otros hicieron antes. Ante esta situación, los catalanes no independentistas solo tenemos dos opciones: callar o rebelarnos.

Por temor a las posibles consecuencias muchos optan por callar, ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

CiU y su proyecto independentista liderado por Artur Mas no solo está ocasionando importantes perjuicios económicos a Cataluña, también ha provocado ya una terrible división entre catalanes. Compañeros de trabajo, amigos e incluso familiares enfrentados entre si, en un ambiente de gran crispación social. Aunque esto no sea apreciable desde fuera, es un hecho: han dividido al pueblo catalán como nunca otros hicieron antes. Ante esta situación, los catalanes no independentistas solo tenemos dos opciones: callar o rebelarnos.

Por temor a las posibles consecuencias muchos optan por callar, mientras otros nos rebelamos y actuamos como podemos ante este delirio, a la vez que nos preguntamos: ¿Por qué el Gobierno no actúa contra aquellos que atentan contra la paz y el bienestar general? Éste es un asunto de suma importancia ya que de una forma u otra nos afecta mucho a todos. No se puede tolerar que por ambiciones personales o políticas de unos cuantos, millones de ciudadanos tengamos que sufrir las consecuencias de sus irresponsables acciones. Ésta es otra forma de corrupción política que también debería ser condenada y castigada en relación a la gravedad de los daños y perjuicios ocasionados.— Pablo Rivero Urgell. Benidorm, Alicante.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La verdad es que no sabía que fuese tan malvado. Me refiero a mí mismo. Conforme se acumulan cartas y artículos en su diario, voy tomando conciencia de mi, cada vez más cercana al absoluto, maldad. Creo, incluso, que me está saliendo rabo y cuernos.

Yo, que siendo cada vez más partidario del “sí”, continuo comprando mis libros en castellano o catalán, con solo el criterio de su calidad, no entiendo el lloriqueo de los “arrinconados”. Esto me recuerda una situación próxima en el tiempo: cuando se prohibió fumar en los espacios públicos cerrados, los fumadores casi consiguieron hacernos creer que eran el último vestigio de libertad y que estaban siendo sometidos a una persecución sin cuartel. De “fascistoide” lo calificaban. Y es que entre los que piden la encarcelación preventiva de los líderes, los que nos amenazan con el infierno económico y los que nos amenazan con el peso de la ley sobre nuestras cabezas, todavía no he leído a nadie que intente averiguar porqué el 80% de los catalanes queremos que se nos deje expresar nuestra opinión. En una urna, ¿por qué no? ¿De verdad a nadie le interesa? ¿Solo interesa mantenernos bien amarrados? ¿A quién interesa mantener amarrado a alguien que no quiere estarlo? Esta postura solo causa una cada vez más profunda desafección.— Juan Casanova Muñoz. Badalona, Barcelona.

Archivado En