3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Gaza se merece un futuro

Esta entrada ha sido escrita porDavid Andrés Viñas, responsable de programas e Incidencia política en Gaza para Oxfam (Oxfam Intermon en España) desde Febrero de 2013. Su trabajo consiste en realizar análisis político y actividades de incidencia política sobre Gaza, documentando el impacto que tiene el bloqueo entre la población. David salió de Gaza el 1 de julio para acudir a reuniones de trabajo en Bruselas. Ahora se encuentra de vuelta en la región pero no ha podido volver a entrar a Gaza debido al deterioro de la seguridad. Desde Jerusalén, cuenta cómo están viviendo la tensión y la frustración de trabajar desde la distancia, sabiendo que sus compañeros de trabajo, amigos y proyectos está siendo afectados por la violencia.

Ramadán, el mes más sagrado en el calendario musulmán, está teñido de miseria este año en el pequeño enclave mediterráneo que es la Franja de Gaza. La magnitud de la tragedia desencadenada por la operación israelí “Margen Defensivo” vuelve a copar la atención internacional, en la tercera escalada militar en pocos años. Una destrucción que se ciñe sobre una población que ya era extremadamente vulnerable después de 7 años del castigo colectivo que representa el bloqueo israelí.

La población de Gaza está lamentablemente acostumbrada a los ocasionales bombardeos aéreos israelíes y cohetes palestinos. La noche anterior a que saliera de la Franja, el pasado 1 de julio, fue uno de los peores picos de violencia en 18 meses. Sin embargo, la gente lo vivió con cierta normalidad. Esa noche las explosiones intermitentes, se confundían con los petardos que los niños tiraban para celebrar el Ramadan y los vítores de los fans que apoyaban a Argelia contra Alemania en el mundial de futbol.

Con todo nadie estaba preparado para las proporciones de la actual escalada militar. Cuando consigo comunicarme con mis compañeros palestinos en Gaza para preguntarles como están, su respuesta suele coincidir: “seguimos vivos”. No es una exageración.

En Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, el ejército Israelí ha declarado el 44% del territorio como “zona prohibida”. El 56% restante también es bombardeado constantemente. Después de 20 días de pesadilla, al menos 1.000 palestinos han muerto, el 75% civiles según NNUU, incluyendo más de 200 niños. En Gaza no hay lugar seguro.

Los números son fríos, pero detrás de cada muerto hay un futuro perdido, una familia rota. En varios casos, familias enteras han perecido. El pasado 26 de julio, 20 miembros de una misma familia en Khan Younis, incluyendo 11 niños y 5 mujeres, murieron cuando su vivienda fue destruida por un misil israelí. Eran los vecinos con quien creció una compañera de trabajo.

Más de 200,000 personas han abandonado sus casas buscando refugio, incluyendo varios compañeros, pero a diferencia de en otros conflictos, no vemos riadas de civiles abandonando la zona de conflicto. La salida a través de Israel no es posible por el bloqueo y la frontera con Egipto está prácticamente cerrada.

La gente con quien consigo hablar coincide en que lo más duro es la impotencia de ver como sufren los más pequeñosyno poder hacer nada al respecto. Según un informe realizado por una organziación con la que colabora Oxfam, después de la ofensiva militar mucho menor de noviembre de 2012, el 95% de los niños presentaban total o parcialmente síntomas de estrés post-traumático.

La situación del agua es también crítica. Cerca de 1,2 millones de personas –dos tercios de la población– no tienen o tienen un acceso muy limitado a servicios de agua y saneamiento. Algunas de las personas desplazadas están recibiendo ahora sólo 3 litros de agua al día. La falta de electricidad impide que el 25% de los sistemas de agua funcionen y se está bombeando menos de la mitad de la cantidad necesaria de agua.

Asumiendo un alto riesgo, muchas organizaciones estamos distribuyendo agua potable a escuelas, mezquitas, iglesias y otros centros de acogida de desplazados donde la situación es particularmente crítica. Casi 50.000 personas se benefician al día, pero esta medida sólo ofrece un parche temporal. Gaza necesita soluciones a largo plazo que permitan reconstruir sus infraestructuras.

Y es que la situación ya era desesperada antes de la actual escalada militar. Más de 7 años de bloqueo israelí han arruinado la economía, cortado vínculos con el resto del territorio ocupado palestino y dejado sin futuro a la mayor parte de su población. Según NNUU, debido al impacto de las restricciones israelíes, Gaza podría dejar de ser un lugar habitable para el año 2020. Toda la población de Gaza, el 43,2% de cual tiene menos de 14 años, está condenada a un presente miserable por los actos de unos pocos.

Después de vivir un año y medio en Gaza es muy duro oír a amigos y compañeros de trabajo describir lo que están sufriendo. Sigo con preocupación las noticias de combates en barrios o poblaciones donde tengo amigos y me resulta surrealista reconocer con dificultad entre tanta destrucción lugares a los que suelo ir. Temo el momento en que finalmente pueda regresar a Gaza y tenga que presenciar en primera persona esta pesadilla.

Es imperativo un alto el fuego que ponga fin a la violencia contra los civiles. Pero no esto no será suficiente. El bloqueo israelí tiene que terminar. Como describe una petición firmada por lideres de la sociedad civil en Gaza “volver simplemente al status quo significaría un retorno a una muerte en vida”. Gaza se merece un futuro.

Nota de los editores:

Si quieren colaborar les invitamos a firmar la petición que pide el alto el fuego o a donar a alguna de las organizaciones que trabajando están en el terreno.

Comentarios

Acabamos de ver como es un campo de concentración de hoy. Y eso teniendo en cuenta que no hay libertad de información ni de prensa en la zona. Y esta parte de la historia que se está escribiendo depende de nosotros. Ya no vale esperar a que se escriba y mirar a otra parte.
Acabamos de ver como es un campo de concentración de hoy. Y eso teniendo en cuenta que no hay libertad de información ni de prensa en la zona. Y esta parte de la historia que se está escribiendo depende de nosotros. Ya no vale esperar a que se escriba y mirar a otra parte.
Acabamos de ver como es un campo de concentración de hoy. Y eso teniendo en cuenta que no hay libertad de información ni de prensa en la zona. Y esta parte de la historia que se está escribiendo depende de nosotros. Ya no vale esperar a que se escriba y mirar a otra parte.

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