Cartas al director

Servicios y políticas sociales

Soy un recién trasplantado de hígado y sólo tengo palabras de elogio a la espléndida labor del equipo sanitario, que me atendió. Estoy convencido que este buen hacer es extensible al conjunto de equipos nacionales, que conforman un modelo ejemplar a nivel europeo. Funcionan como un reloj suizo en todos sus niveles. No ven un cuerpo con un problema, sino una persona que tiene sus sentimientos en este desabrido momento. Su trato no sólo es amable, sino cercano, explicativo y afectuoso sin disipar su profesionalidad.

Ciertamente vivo de regalo, y mi agradecimiento es inconmensurable hacia ...

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Soy un recién trasplantado de hígado y sólo tengo palabras de elogio a la espléndida labor del equipo sanitario, que me atendió. Estoy convencido que este buen hacer es extensible al conjunto de equipos nacionales, que conforman un modelo ejemplar a nivel europeo. Funcionan como un reloj suizo en todos sus niveles. No ven un cuerpo con un problema, sino una persona que tiene sus sentimientos en este desabrido momento. Su trato no sólo es amable, sino cercano, explicativo y afectuoso sin disipar su profesionalidad.

Ciertamente vivo de regalo, y mi agradecimiento es inconmensurable hacia la generosidad del donante, pero también hacia el conjunto social, que con sus impuestos, permite un servicio público admirable. Ello indica que cualquier servicio público puede funcionar de manera ejemplar, lo que debería ser objeto de reflexión para determinadas políticas que desprecian este buen hacer, sumisas con “la aristocracia del dinero”.— Javier Comabella Marcos de León.

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