Cartas al director

La dignidad de un empresario catalán

En un reciente congreso celebrado en Barcelona sobre la telefonía móvil un empresario catalán de este sector que aguardaba junto a otros el paso del príncipe Felipe para cumplimentarle, en función de los protocolos establecidos, ha negado el saludo a este por “dignidad y por no dejar de votar (a los catalanes)”, tal y como recogen distintos medios informativos.

No parece que sean comportamientos como el de este empresario los que contribuyan a serenar el trance independentista catalán, de la misma forma que tampoco ayudan actitudes de igual o parecido corte emprendidas por la parte, dig...

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En un reciente congreso celebrado en Barcelona sobre la telefonía móvil un empresario catalán de este sector que aguardaba junto a otros el paso del príncipe Felipe para cumplimentarle, en función de los protocolos establecidos, ha negado el saludo a este por “dignidad y por no dejar de votar (a los catalanes)”, tal y como recogen distintos medios informativos.

No parece que sean comportamientos como el de este empresario los que contribuyan a serenar el trance independentista catalán, de la misma forma que tampoco ayudan actitudes de igual o parecido corte emprendidas por la parte, digamos, españolista.

Si tal como se afirma, por cada exabrupto lanzado por algún recalcitrante defensor de la unidad patria nacen cientos de nuevos independentistas catalanes, habría que decir, en sentido contrario, que brotan otros tantos españolistas al oír o ver comportamientos tan poco dignos como el del susodicho empresario catalán.

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En cuanto al argumento de la dignidad herida, tal y como señaló Herbert Marshall McLuhan, que sabía mucho de comunicación, “la indignación moral es la estrategia tipo para dotar al idiota de dignidad”. Pues eso.— Fernando Ruiz Cerrato.

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