Por una educación pública
¿Vas a hacer huelga? Esta fue la pregunta que circulaba a lo largo de la semana pasada en los corrillos de clase, pasillos de la universidad y en las cafeterías de la universidad.
Como si de una pregunta molesta se tratara, noté que en la mayoría de las ocasiones se daba una respuesta rápida y escueta, sin detenerse a pensar en el trasfondo de la cuestión, de por qué ibas a ir o no. Y es que más allá de cuestiones políticas, lo que está en juego es un sistema de educación universal, abierto a todos, que no discrimina por razón social o económica.
La calidad de esta educación supo...
¿Vas a hacer huelga? Esta fue la pregunta que circulaba a lo largo de la semana pasada en los corrillos de clase, pasillos de la universidad y en las cafeterías de la universidad.
Como si de una pregunta molesta se tratara, noté que en la mayoría de las ocasiones se daba una respuesta rápida y escueta, sin detenerse a pensar en el trasfondo de la cuestión, de por qué ibas a ir o no. Y es que más allá de cuestiones políticas, lo que está en juego es un sistema de educación universal, abierto a todos, que no discrimina por razón social o económica.
La calidad de esta educación supone la dedicación de cientos de profesores y docentes encargados de enseñarnos a pensar. José Luis Sampedro repitió en numerosas ocasiones que la política actual no ve viable que la gente piense, solo que seamos consumidores. Con estas políticas de recortes y de aumento de tasas universitarias solo nos estamos abocando aún más a esta idea.
Un pueblo no es rico por el dinero que circula entre las personas, sino por la brillantez de sus mentes reflexivas. Por esto, animo a todos a defender la educación pública.— Javier Reyes Bartrina.